- Nosotros entramos a la habitación. Al ver al rey, sin moral y al mirarnos, apenas cerrando los ojos. Nosotros y el caballero nos arrodillamos ante el rey, ya que él nos había pedido ese favor antes de entrar. En ese momento aproveché para dejar a Elena en la entrada del castillo, por si acaso pasaba algo.
- El rey se presentó como el rey Eldring y nos dijo que podíamos visitar la ciudad cuanto quisiéramos, que nos sintiéramos como en casa, pero al día siguiente teníamos que partir por la mañana si no queríamos morir en medio de esta guerra.
- Todos nosotros estábamos a punto de irnos de la sala del trono, hasta que mi hermano Daichi le preguntó al rey al levantarse del suelo. Si podía pelear en una de las filas de sus soldados, a lo que el rey le dijo que sí, con un poco de tristeza. Pero a la vez nos dijo a todos que mejor debíamos aprovechar para irnos de este reino y vivir en un lugar donde no haya guerra.
- Daichi, sin intentar aceptar lo que acababa de decir el rey, dice que no se preocupara por él, ya que es demasiado fuerte para no perder. Los demás también le dicen lo mismo al rey, pero este se pone a pensar si está bien rendirse sin antes dar pelea. Si su gente lo escuchará, aunque todos se estén muriendo de hambre.
- El rey coge el valor suficiente y le dice al caballero que reúna a toda la gente del reino frente al castillo de inmediato. Al pasar diez minutos, el caballero le dice que toda la gente ya está afuera del castillo. El rey, en ese momento, se levanta de su trono y se dirige hacia el balcon donde debajo de este se estaba reuniendo la gente. El rey espera unos minutos más para que terminen de llegar las personas. Después de ver que han llegado casi todos, el rey comienza a hablar.
—¡Gente del reino Lumeria! Sé que estamos pasando por una situación muy peligrosa. ¡Pero aún así si nuestra raza está llegando a su fin! Las otras razas nos quieren conquistar y desaparecer del mapa, pero nosotros ¡no nos rendiremos! ¡Sin antes dar pelea! Porque nosotros, aunque no podamos utilizar magia y no tengamos nada, y nadie que nos ayude, ¡podemos pelear hasta el final por nuestras familias y por nosotros!
- El rey gritaba con todas sus fuerzas al pueblo del reino de Lumeria. Todos, al escuchar sus palabras, quedaron en un silencio que duró unos segundos, hasta que una persona gritó con mucha energía que quería luchar hasta el final y no morir sin hacer nada, viendo cómo matan a sus seres queridos. Al escuchar esas palabras, todos alzaron sus manos y gritaron con fuerza.
- Mey se me acercó diciendo que el rey estuvo muy bien en su discurso. A lo que le respondí que sí. Sin más, al terminar de hablar, el rey se nos acerca y nos dice que espera que no nos muramos en la batalla de mañana. Luego llama al caballero, diciéndole que necesita hablar un momento a solas con él. Daichi, con una sonrisa, le dice al rey antes de irse que puede estar tranquilo porque nadie de ellos morirá en esa batalla, porque él no lo permitirá.