Estaba en un lugar enorme donde la luz apenas alcanzaba a entrar.
Creo que era una cueva; la verdad, no estaba muy seguro, solo sabía que estaba muy oscuro.
Entonces decidí dirigirme hacia donde la luz provenía, pero al llegar hasta cierto punto, comencé a escuchar una voz.
La voz era de mi hermana; esta era muy idéntica, no podía ser otra persona.
La voz era de mi hermana Emi.
Corrí hacia donde provenía la voz, pero al correr hacia allá, cada vez se hacía más oscuro el lugar.
Ya casi no podía ver nada, pero continué caminando hacia el lugar donde provenía la voz de mi hermana hasta que su voz dejó de escucharse.
Grité su nombre para que me respondiera, pero nada; nadie me contestaba. Pensé lo peor, pensé que le había pasado algo malo.
No podía parar de pensar en cosas malas.
Cuando estaba en un pequeño lugar donde entraba la luz por un enorme agujero en el techo de la cueva, di un paso mirando hacia arriba.
No había visto bien el suelo y así, de la nada, caí de picada hacia abajo.
Era un enorme hueco en el que había pisado al caer.
Me había partido las dos piernas a apenas tocar el suelo, así que me quedé de rodillas a apenas intentar pararme.
No me podía mover para nada; el dolor era demasiado fuerte.
No podía hacer nada, pero por un momento, mientras me quejaba del dolor, escuché una voz que me hablaba.
Esa voz cambió rápidamente.
No podía creer que esa voz, que se parecía a la de mi hermana, al momento parecía la de otra persona.
Al mirar hacia arriba, la silueta que se veía no era de mi hermana, sino de una mujer diferente.
Me comenzó a hablar mientras botaba un líquido raro hacia donde estaba yo, haciendo que me empapara todo mi cuerpo.
"Pensabas que la voz que tú escuchabas era de alguien que conocías, pero... ¿qué pasó? ¿Yo no era esa persona? Mírate...tu cara lo dice todo, ¿no es así? ¿Cómo están tus piernas? Puedes caminar, creo que no; desde esta altura, tus piernas debieron haberse roto apenas tocar el suelo."
No podía creer lo que pasaba, no sabía qué hacer, hasta que esta comenzó a crear una pequeña y diminuta bola de fuego, y la lanzó justo donde yo estaba.
La pequeña bola de fuego cayó en mi brazo, haciendo que este comenzará a prenderse poco a poco.
No sabía por qué, pero se estaba incendiando. Intenté apagarlo con mi otro brazo, pero al tocar el fuego con este, este comenzó también a incendiarse.
Después, el fuego comenzó a expandirse por todo mi cuerpo; estaba ardiendo.
El dolor era inmenso; no podía caminar, estaba de rodillas intentando hacer algo para parar el maldito fuego, pero nada servía.
Nada, nada, nada, absolutamente nada; ni la magia del agua servía para apagar el fuego.
Poco a poco, las llamas comenzaron a consumir me cada vez más y más.
No podía hacer nada, solo podía gritar por ayuda.
Gritaba, gritaba, gritaba una y otra vez.
"¡Agua, agua, por favor, alguien apague estas llamas! ¡Necesito aguaaaaa!"
Nadie contestó; solo se escuchaba la voz de la mujer que se encontraba arriba de mí, diciéndome una y otra vez las mismas palabras
"Estás solo"
y otra vez pero su última frase fue diferente
"Estás solo y morirás solo pero yo acabare tu sufrimiento"
Hasta que la voz no se volvió a escuchar.
Mi cuerpo no sentía dolor, tal vez era por qué no sentía mi cuerpo; lo único que sentía era que estaba flotando, no sentía absolutamente nada, no veía, no tocaba, estaba solo hasta que una luz apareció.
[ Aunque en ese momento Haruki se estaba regenerando, su cuerpo no podía terminar de regenerarse gracias a que el líquido con el que la mujer lo había empapado no dejaba que las llamas se apagaran, haciendo que Haruki sufriera un dolor por las llamas sin fin, hasta que esta con una lanza, la lanzó directo al corazón terminando su sufrimiento y su vida.]