Salvando a las chicas

Anastasia estaba en la entrada de la sala de CCTV, su corazón latiendo como un tambor en su pecho. Cerró los puños, intentando calmar sus nervios. El pasillo sombrío se sentía asfixiante, y cada sonido parecía más fuerte de lo que debería haber sido.

Julián podría haber colocado fácilmente a uno de sus hombres allí, pero un hombre con un arma de pie haciendo guardia habría levantado sospechas. Si los compradores percibían algo inusual, contactarían a Xander inmediatamente, y eso era lo último que necesitaban.

La mente de Anastasia volvió al doble de Xander que había visto hace un rato. Xander sólo tenía un doble, y ese era Xavier. Se sintió ligeramente aliviada de que él estuviera allí, por lo que su operación iba a ser fluida. Eso esperaba.

Su bandeja ya estaba vacía, y necesitaba ir a buscar más copas de vino antes de que atrajera atención innecesaria hacia sí misma.