—¿Qué haces aquí? —preguntó ella, la furia evidente en sus ojos.
—Dora, —llamó Oberón.
Ella lo miró.
—Dale una oportunidad para hablar, —él asintió hacia ella.
Ella entrecerró los ojos, —¿Darle una oportunidad? Sé que está aquí por el cachorro, y quiere reclamarlo para poder acceder al trono antes que su hermanastro lo haga!
Él suspiró, —Dora, —caminó hacia ella, dejando a Kaelos en la puerta.
Se sentó a su lado en la cama, —Sé por qué dije que deberías darle una oportunidad, por favor... él está mejor que yo, le importas Dora, —la miró a los ojos, tratando de probar su punto.
Dora se mordió los labios y miró hacia otro lado, —Está bien.
—Gracias, —él susurró, tomó su mano y la apretó. Tomó al bebé de ella, se levantó y se dirigió de vuelta a la puerta. Se detuvo al lado de Kaelos, —Hazla feliz, o si no te mataré.
Kaelos asintió, —Entiendo.
Él los dejó solos y Kaelos cerró la puerta tras él.