Haz todo bien

Dora se sentó al lado de la cama de Klaus, sus ojos anticipaban cada movimiento que él hacía. Ella seguía rezando para que él despertara pronto, sus ojos no parpadeaban ya que quería ver a su hijo despertar primero.

Ella seguía tarareando y meciendo su silla de adelante hacia atrás, anticipando su recuperación. Toda la tarde había sido una pesadilla mientras su cuerpo temblaba con escalofríos y fiebre.

—Hmm —lo oyó murmurar.

Ella levantó rápidamente la cabeza para mirarlo, su corazón latiendo aceleradamente. Vio sus dedos moverse, y corrió a su lado esperando que él despertara en cualquier momento.

Sus ojos parpadearon —Madre —Su voz forzada llamó.

Lágrimas brotaron de sus ojos —Él está despierto —susurró ella.

Él intentó abrir los ojos, pero la luz cegadora le hizo cerrarlos. Dora había iluminado la habitación esperando que él despertara de noche.

—¿Klaus?

—Hmm —él consiguió abrir los ojos de nuevo, lentamente girando su cabeza hacia un lado.