Nyx estaba de rodillas, sollozando ruidosamente. Gladys y Yvonne se arrodillaron junto a ella tratando de consolarla.
—Mi señora...
—Si algo le sucede, entonces estaré acabada. No quiero perderlo —dijo con voz ronca.
—Por favor deja de llorar. Solo esperemos que el rey sobreviva, si lo hace, entonces todo se decidirá más adelante.
Nyx dejó de llorar —Si Oberón sobrevive —parpadeó—, sí, todavía tengo una oportunidad —asintió frenéticamente—. Oberón será de ayuda.
—Entonces cálmate, no hay nada de qué preocuparse —Gladys le dio una palmada en la espalda.
—¿Dónde lo llevaron?
—Al antro del carmesí —respondió Yvonne.
Nyx se debilitó —¿Qué? ¿Ahí es donde...?
—Esperemos que pueda sobrevivir —dijo Yvonne.
Gladys la abrazó —Por favor, cálmate. Él estará bien.
Nyx volvió a estallar en lágrimas —Mi hijo —se agarró el pecho—. ¡Está en esto por mi culpa! —lloró—. ¿Qué haré si no lo tengo conmigo? —Escondió su rostro en el pecho de Gladys.