Esperanza..

Dora empujó suavemente la puerta de la habitación de Oberón. El doctor en la habitación aún intentaba trabajar en las heridas de Oberón.

—Lo despediré de inmediato —Dora asintió hacia ella.

Caminó hacia la habitación con los hombros erguidos, —Hola, ya puedes irte. Has hecho un buen trabajo.

El doctor se giró hacia ella, —solo un minuto más, ya casi termino —limpió la última herida, luego quiso vendarla.

—Espera, no la vendes...

—Pero mi dama...

—Eso es suficiente, gracias —agregó Dora, su voz firme.

—Como usted desee, mi dama —se levantó, luego hizo una leve reverencia. Vio a Nyx parada en la puerta, —Dama Nyx —exclamó sorprendido, —¡Han pasado años! —Hizo una reverencia—. ¿Cómo ha estado?

Ella encogió los hombros, —He estado bien, gracias —forzó una sonrisa en su rostro.

—Ahora me retiro —pasó junto a ella.

Nyx exhaló y luego entró en la habitación, —Comencemos —le entregó a Dora la calabaza—. Déjame ir a buscar esos ungüentos picantes, esos también ayudarán.