Oscuridad, no se puede ver nada más que oscuridad en el cielo, ha pasado un tiempo desde que pudimos ver la ultima estrella desaparecer, y junto con ella, nuestras esperanzas de poder salir de este lugar, interrumpiendo mi vista, aparece una máscara de arlequín, con una boca pintada de rojo inquientantemente grande y unas marcas quemadas en donde deberian ir los ojos, lo único que podría destacar de su verdadero rostro serían sus largas orejas, que podria compararlas a las orejas de un elfo, pero su estatura, de mas de 2 metros de alto y sus brazos alargados no son características de esa raza.
-¡Arriba querido!, has dormido mucho.
Lo escucho hablarme, es una voz suave pese a su apariencia, el es Belfegor, nunca deja de perturbarme oirlo sin poder verle la boca.
Al intentar ponerme de pie, me dió cuenta del charco de sangre alrededor, mi mano derecha, manchada de sangre y temblorosa empieza a actuar por si sola, empiezo a sentir un dolor punzante en el pecho, con cada momento que miro mi mano el dolor se vuelve mas intenso, siento que debo buscar algo, debo encontrar algo.
-¿Dónde es...-trato de gesticular una pregunta para Belfegor, pero mi voz se entrecorta, siento un nudo en la garganta, no entiendo nada, necesito llorar, quiero gritar pero es como si no tuviera boca.
Escucho que Belfegor realiza un extraño cantico el cual no logro entender.
Al terminar de cantar, junta sus manos aplaudiendo fuertemente, y junto a ese aplauso un viento fuerte empeiza a golpear mi rostro...Oscuridad, no se puede ver nada más que oscuridad en el cielo.
Me despierto de golpe al caer de la cama, estaba soñando, al recomponerme sobre la cama trato de recordar lo que soñe, aunque no tuve exito, por mas que intente no logro recordar de que trataba.
-¡DEIMOS, TIENES VISITA BAJA RAPIDO!
Escucho a mi hermana gritar, y no es por nada, hoy 20 de marzo sera mi 17° cumpleaños, se determinará mi rol en el reino, y mi guía en la vida deberá aparecer, hoy porfin seré considerado un adulto. Termino de vestirme con mi uniforme, un traje color vinotinto parecido a un smoking, y me dirigí al primer piso allí se encontraba Duroko, quien es mi amiga desde que tengo memoria, mi hermana Lara y Elliot, un compañero de clases para casters la cual asistimos Duroko y yo.
-Adios Lara, regreso al terminar clases-
Me despido de mi hermana con un fuerte abrazo.
-Adios Lara gracias por el desayuno, estaba sabroso.-se despide Duroko
-Muchas gracias por recibirnos Lara, perdona las molestias.-dijo Elliot.
Vamos ahora camino a la academia, y no puedo dejar de ver ese hermoso cielo, desde que era niño, siempre ame el cielo, nunca me cansaré de ver ese eterno y oscuro cielo estrellado.