Capítulo 2 parte 2: Las cosas nunca nunca son tan sencillas

Me voy a mi asiento. Parece que estos chicos quieren que almuerce con ellos.

Aún no sé por qué, pero no me negué. Aunque tampoco creo que vaya. Tengo que hablar con Oli sobre Violeta durante el almuerzo.

El tiempo en clase transcurre aburrido, hasta que finalmente suena la campana que anuncia el receso para almorzar. Decido ir a la cafetería a encontrarme con Oli. Necesito entender lo que está pensando.

Justo cuando estoy llegando, siento cómo alguien me agarra por la espalda.

—¡Aaron, llegas tarde! Vamos a comer.

Son los chicos del otro día. Seguro querrán hablar de Violeta todo el almuerzo. Tengo que salir de aquí.

—Lo siento, pero había qued...

—¿Qué quieres comer? De paso, quería preguntarte unas cosas.

Me ignoraron por completo. Maldición, esto va a ser una tortura.

—¡Aaron, llegas tarde! —la voz familiar me alivia como un salvavidas.

Oli me agarra del brazo y me arrastra con él rápidamente.

—¿A dónde vas? —pregunta uno de los chicos.

—Ya había quedado con él, lo siento chicos.

Uf, me has salvado otra vez, Oli.

—Ni que lo digas, te veías mal con ellos —responde Oli con una sonrisa de medio lado.

Siempre me saca de estas situaciones. Pero ya es hora de que yo lo ayude a él.

—Sabes, creo que me encuentro mejor con mi trauma. Pude estar con esos chicos sin ti, y quizás pronto pueda hacer nuevos amigos.

Oli me mira con incredulidad.

—Te veo lejos de conseguir eso, por lo que vi recién.

—Lo que quiero decir, Oli, es que ya no tienes que estar enojado con Violeta... por mi culpa.

Su expresión cambia de golpe. Pone una cara agresiva, una que nunca había visto en él.

—¿Eso te dijo ella? —su voz es dura, casi fría—. Escucha, nunca la voy a perdonar. Y no es por tu culpa, Aaron, es por sus propias acciones.

Antes de que pueda decir algo más, Oli se levanta y se va, furioso.

No entiendo qué le pasa. Pero sé que, de alguna forma, es culpa mía, aunque él no quiera decirlo.

Al final, me quedé comiendo solo. Terminé rápido y me puse a caminar por la escuela, con el tiempo que me quedaba antes de volver a clases.

Sin saber bien por qué, termino en el gimnasio, quedándome frente a la cancha de baloncesto, viendo cómo las líneas del suelo me traen recuerdos dolorosos. Me pierdo en mis pensamientos, cuando escucho que me llaman desde atrás.

—¿Aaron? ¿Eres tú?

Dios, no otra vez. No quiero descubrir quién es esta vez.

—No, lo siento —respondo sin siquiera voltear.

—Jajaja, sigues siendo tan chistoso como siempre.

Esa voz... La reconozco al instante.

Me doy vuelta, y me encuentro con la visión de una belleza radiante, como si el tiempo no hubiera pasado.

—¿Iris…?

—Sí, tonto, ¿quién más pensabas que era? —responde con una sonrisa.

Nunca pensé que volvería a verla.

—¿Qué haces aquí? —pregunto, aún atónito.

—Estudio aquí. ¿Y tú? ¿Te cambiaste de escuela este año?

—Sí... —tartamudeo, sin saber qué decir. Ella sigue igual, tal como la recuerdo. No ha cambiado nada.

—Bueno, espero que nos encontremos más seguido por la escuela. Me gustaría ponerme al día contigo.

—Claro...

Las palabras no me salen. Todo esto fue demasiado para mí.

Iris... Ella fue mi primer amor, y al parecer, sigue afectándome de alguna forma. ¿Acaso no sabe lo que pasó? ¿O simplemente finge no saberlo? No, definitivamente no lo sabe. Alguien tan pura como ella no me hablaría si conociera el incidente.

Aunque... no todo fue alegría con mi primer amor. Pero esos son recuerdos que no debería traerle. Podría lastimarla, y eso es lo último que quiero.

Justo cuando pensaba que la conversación había terminado, Iris me mira a los ojos un segundo más antes de girarse para irse.

—Por cierto, Aaron... —dice de repente, en un tono que me descoloca—. Hay algo que no sabes.

—¿Algo que no sé...? —respondo, desconcertado.

—Sí... Algo importante. Te lo contaré cuando llegue el momento. —Su sonrisa se mezcla con un atisbo de misterio, y antes de que pueda responder, ella se aleja, dejándome con mil preguntas en la cabeza.

¿Qué querrá decir? ¿Qué es lo que no sé? ¿Por qué ahora?

POV Iris

Qué locura. Jamás pensé que volvería a verte, Aaron.

Después de lo que te hice sin que te dieras cuenta... O tal vez sí lo sabías, pero aun así, me hablas como si nada.

Este es mi momento para que me perdones y podamos llevarnos bien otra vez, como antes.

Y esta vez, de una forma honesta.