Finalmente, un pulso final de energía estelar envolvió a la entidad, atrapándola de nuevo dentro de los confines del templo. La Llama Eterna volvió a su color original, ardiendo con una calma serena. Los pilares dejaron de vibrar y las runas se apagaron, devolviendo al templo a un silencio casi absoluto.
Sophia cayó de rodillas, agotada pero aliviada. Jake corrió hacia ella y la ayudó a levantarse, ambos respirando con dificultad.
—Lo logramos —dijo Jake, su voz cargada de alivio.
—Sí, pero aún no hemos terminado —respondió Sophia, mirando alrededor del templo—. Necesitamos asegurarnos de que esta energía no vuelva a ser una amenaza.
Ambos se dirigieron hacia la Llama Eterna, sabiendo que debían llevarla a un lugar seguro para debatir su futuro con Raven. Sin embargo, mientras se preparaban para salir, una última vibración recorrió el templo, como un eco distante del poder contenido en su interior.
—Vamos —dijo Jake, tomando la llama con cuidado—. Necesitamos discutir esto con Raven antes de que alguien más se entere.
Mientras salían del templo, la luz del atardecer comenzaba a desvanecerse, envolviendo el lugar en una penumbra tranquila pero cargada de misterio. Sabían que su próximo paso era crucial para el destino de la Academia Altamira de Solaria y quizás del mundo entero.
Flashback: La conversación olvidada con Raven
Jake recordó una conversación que había tenido con Raven semanas antes. Raven, siempre enigmático, había mencionado que "la Llama Eterna" tenía un propósito mucho mayor de lo que aparentaba. "Hay momentos en los que el poder debe ser contenido para proteger a aquellos que no pueden protegerse a sí mismos." Estas palabras resonaban en su mente ahora, proporcionando una nueva perspectiva sobre la situación actual.
—Raven siempre ha tenido una manera de ver más allá de lo evidente —pensó Jake—. Quizás él tenga la clave para lo que debemos hacer ahora.
Con la Llama Eterna segura en sus manos, Jake y Sophia emprendieron el camino de regreso a la academia, conscientes de que su próxima reunión con Raven definiría el futuro de todos ellos.
De vuelta en la Academia Altamira de Solaria, Jake y Sophia se movían rápidamente por los pasillos desiertos del campus.
La Llama Eterna, ahora contenida en un artefacto que brillaba con una luz azul tenue, emitía una energía suave pero constante, como si aún respirara el poder del templo abandonado. Sabían que debían encontrar a Raven lo antes posible.
—No puedo creer que estemos cargando con esto —dijo Sophia, sacudiendo la cabeza mientras sostenía el artefacto con cuidado—.
A veces me siento como una mensajera interdimensional. ¿Podríamos tal vez añadirle un GPS estelar a la lista de necesidades?
Jake soltó una risa, aunque la tensión seguía colgando sobre ellos.
—Ya sabes que, si hubiera una aplicación para esto, Raven ya la tendría instalada.
Finalmente llegaron a la sala oculta del club de ocultismo, donde sabían que encontrarían a Raven.
Al entrar, el lugar estaba más oscuro de lo habitual, con solo unas pocas velas iluminando la habitación. Raven, con su característica tranquilidad, los esperaba en una mesa rodeada de libros antiguos y artefactos místicos.
—¿Lo lograron? —preguntó Raven, levantando una ceja con su habitual tono calmado pero inquisitivo.
Jake y Sophia intercambiaron miradas, ambos asintiendo antes de mostrarle el artefacto con la Llama Eterna sellada.
—Sí, pero fue mucho más complicado de lo que pensábamos —dijo Jake, colocando el artefacto en la mesa frente a Raven—. Esta llama... no solo es una fuente de energía estelar. Está ligada a una prisión. Algo estaba atrapado en el templo, y si lo dejamos descontrolarse, podría liberarse de nuevo.
Raven estudió el artefacto por un momento, sus ojos reflejaban una mezcla de admiración y precaución.
—Es incluso más peligroso de lo que imaginaba —murmuró, pasando un dedo sobre el borde del artefacto, sintiendo la vibración contenida dentro—.
Este hechizo fue diseñado para aislar un poder tan grande que ni siquiera las dimensiones espaciotemporales pudieron contenerlo. Pero ahora, el equilibrio está en juego. Si esa criatura escapara de nuevo, el daño sería incalculable.
Sophia frunció el ceño y cruzó los brazos.
—¿Entonces qué hacemos? No podemos simplemente enterrar esto en el patio trasero de la academia y esperar que nadie lo encuentre.
Raven sonrió con ironía ante el comentario, pero pronto su rostro se volvió serio.
"No, no podemos." Se levantó de su silla y comenzó a caminar lentamente alrededor de la sala, su mente claramente trabajando a toda velocidad.
—Hay una opción —dijo Raven, deteniéndose frente a uno de los estantes llenos de pergaminos—. No es una solución simple, y definitivamente no es una decisión que debamos tomar a la ligera. Pero podría ser nuestra única opción viable.
Jake y Sophia lo miraron, expectantes.
—Podemos usar el mismo tipo de hechizo que encontraron en el templo —continuó Raven—, pero en lugar de sellar a la entidad en una prisión lejana, podríamos usar la energía de la Llama Eterna para aislar la Academia Altamira de Solaria por completo.
Crearíamos un dominio separado de las dimensiones espaciotemporales. Nadie podría entrar ni salir sin nuestro control.
El silencio cayó sobre la sala.
Sophia fue la primera en romperlo, mirando a Raven con una mezcla de sorpresa e incredulidad.
—¿Estás diciendo que aislaremos la academia del resto del mundo? —preguntó—. ¿Como si fuéramos una burbuja flotante en el vacío?
Raven asintió, sus ojos brillaban con una determinación calculada.
—Exactamente. Al crear un dominio aislado, protegemos la academia y a todos aquí de cualquier amenaza externa. Si algo como lo que estaba en ese templo intenta acercarse, no podrá romper las barreras dimensionales. Seríamos invisibles para el resto de los planos, intocables. Y lo más importante, controlamos quién entra y quién sale.
Jake lo observaba en silencio, procesando la magnitud de lo que Raven estaba sugiriendo. Sabía que, en teoría, el plan tenía sentido.
Aislar la academia con un hechizo dimensional evitaría que fuerzas desconocidas o seres interdimensionales los encontraran. Pero había implicaciones serias.
Raven observó la Llama Eterna mientras la energía estelar pulsaba de manera constante dentro del artefacto. Sabía que el hechizo debía ser preciso, que la academia necesitaba permanecer conectada con el mundo exterior, pero sin comprometer la seguridad de quienes estaban dentro.
—No se preocupen —comenzó Raven, anticipando las dudas que Jake y Sophia aún pudieran tener—. El hechizo no nos desconectará completamente del mundo. Seguiremos siendo una academia normal, al menos en apariencia. Los estudiantes podrán entrar y salir, al igual que el personal. No habrá ninguna diferencia en la vida cotidiana aquí.
Jake lo miró con escepticismo, todavía procesando lo que implicaba ese "aislamiento".
—Entonces, ¿cómo funcionará exactamente? —preguntó Jake—. ¿Vamos a vivir dentro de una burbuja que nadie más puede ver? Porque suena a que podríamos quedar atrapados.
Raven asintió con calma y comenzó a explicar.