El corazón de Anne saltó a su garganta cuando la penetrante mirada de Damien cayó sobre ella. Sintió que Chris se tensaba a su lado.
—Oh, Damien —dijo Anne, su voz ligera y juguetona—. Justo estábamos hablando de algo que aún no debes saber.
Damien levantó una ceja, una media sonrisa tirando de sus labios, aunque la sospecha en sus ojos no se había disipado por completo. —¿En serio? —Su tono era divertido pero inquisitivo, como si supiera que había más en la conversación de lo que aparentaban.
El pulso de Anne se aceleró. Dio un paso hacia adelante, cerrando la distancia entre ellos, y colocó suavemente una mano en su brazo. —Sí, estaba planeando una sorpresa para ti —dijo, su voz dulcificándose—. De eso estábamos hablando Chris y yo. No queríamos arruinarla antes de que estuviera lista.
La expresión de Damien cambió, la sospecha se disolvió mientras una amplia sonrisa se extendía por su rostro. —¿Una sorpresa? —repitió, su voz profunda llena de curiosidad.