Lu Zhizhou había regresado, Lu Qingyi supo esta noticia temprano en la mañana.
Con las piernas cruzadas, bostezando, sosteniendo una taza de té humeante en su mano, ella miró perezosamente a la chica sentada enfrente del sofá. Aparte de estar desganada, parecía inexpresiva.
—Lu Qingyi, ¿no sientes ningún sentido de crisis? —mirando a Lu Qingyi, que aún estaba holgazaneando, Gu Qihan no pudo quedarse quieta. Quería ver a Lu Qingyi en apuros, pero resultó que Lu Qingyi no reaccionó en absoluto a sus provocaciones.
—¿Por qué debería? —Lu Qingyi replicó, sorbiendo su té tranquilamente.
¿Um, un sentido de crisis?
Lo siento, ella nunca sintió algo así.
—Lu Zhizhou ha regresado, ella y Xu Boyan son amigos de la infancia. —Gu Qihan recordó, esperaba ver la expresión alterada de Lu Qingyi porque detestaba la expresión indiferente de Lu Qingyi.
—Oh. —Lu Qingyi fue inemocional, sin ninguna fluctuación innecesaria en su expresión.