—Xiaoguo, ¿has venido a ver la feria comercial? —Al ver a Guo Xin, Shen Mingzhu se sorprendió un poco.
—Hoy tengo el día libre, así que vine a echar un vistazo.
—Bien, entonces dale una vuelta y después ven a jugar. —Tras decir algunas palabras, Shen Mingzhu volvió a su atareado trabajo.
Guo Xin no se marchó, sino que comenzó a ayudarla a colocar los bocadillos y dulces empaquetados de la caja de cartón en el estante de exhibición.
Shen Mingzhu la miró, sonrió y no dijo nada.
Sin embargo, Guo Xin tomó la iniciativa de empezar una conversación:
—Presidente Shen, lo siento, pero lo he discutido con mi familia, y hemos decidido no cambiar de trabajo por ahora.
—De verdad tenía muchas ganas de ir, pero mi familia tiene una carga pesada; mis suegros están ambos en mala salud, y mi hijo todavía es pequeño. Solo mi esposo y yo ganamos dinero para mantenernos a todos.