El dinero en el cajón no era ni más ni menos, exactamente mil trescientos catorce.
1314.
Mingzhu volvió la cabeza para mirar al hombre a su lado.
La expresión de agravio e insatisfacción en el rostro del hombre había desaparecido, reemplazada por adoración y una sonrisa.
—Feliz Festival Qixi, esposa.
Por un momento, Mingzhu se quedó sin palabras, y sus ojos se humedecieron levemente.
Sintió un impulso inexplicable de llorar, sin saber si era por vergüenza o por estar conmovida.
Bajo la luz, la oreja izquierda del hombre estaba un poco roja, donde ella lo había pellizcado justo antes.
Había pensado que estaba ahorrando dinero en secreto y no había sido delicada en su enfoque.
Levantó la mano para frotarle la oreja, —Lo siento, te acusé injustamente.
—Un golpe es cariño, un regaño es amor; tus golpes y regaños son el amor más profundo para mí.