—Wanwan, mira este trozo de tela, complementa tu tono de piel, haciéndola aún más delicada y suave. —La Señora Bai habló con entusiasmo a Wei Qingwan.
—Haré caso a mi segunda tía —asintió Wei Qingwan.
—Entonces elijamos estos varios trozos. Seleccionaremos un par de ellos para que te hagas algunos vestidos, y el resto será tu dote —miró el comportamiento obediente y agradable de Wei Qingwan la Señora Bai, y la sonrisa en su rostro se volvió más amplia.
—Haré como sugiere mi segunda tía.
—La segunda tía solo te está dando algunas sugerencias. Si tienes alguna idea, puedes decírselo a tu segunda tía, y ella definitivamente te ayudará —dijo la Señora Bai.
—Mi segunda tía ya me ha ayudado tanto. No sé cómo agradecerle —respondió Wei Qingwan.