—¿No estará muerto, verdad? —preguntó el sistema.
Alix puso un dedo debajo de la nariz de él y confirmó que no estaba muerto porque estaba respirando. Su corazón también latía normalmente, otra prueba más de que estaba vivo.
—Bueno, eso fue tan... —iba a decir tan bien como esperaba pero eso no sería una descripción precisa de la situación—. No sé qué decir.
—Al menos no lo has matado —comentó.
Alix suspiró y lo levantó. Estaba inconsciente así que no se quejaría de esto, no por ahora de todos modos.
—Tal vez deberías haberle dado un aviso previo, algo como; oye cariño, adivina qué; puedo transformarme en un dragón a voluntad, a veces es un dragón completo y otras veces la mitad —dijo ella.
Ella resopló.
—O tal vez podrías haber transformado solo tu mano o cabeza —sugirió.