—Cuando retiró su pierna, Lin Qianfan colapsó en el suelo sosteniendo su boca y su mandíbula dislocada. Sangre brotaba de su boca y también cayeron algunos dientes.
—Mirándolo aullar de dolor, Alix no sentía ningún remordimiento. Esta paliza se había hecho esperar durante mucho tiempo. De hecho, lo único de lo que se arrepentía era de que una sola patada hubiera causado tanto daño y que el resto de su cuerpo estuviera intacto.
—Cuando pensó en su dedo roto y lo comparó con sus tres dedos rotos con los que había vivido durante tanto tiempo, sintió un rechazo.
—Abrió su bolso y sacó un poco de polvo quebrantahuesos. Luego, se acercó a él como si le preocupara y vertió todo sobre sus otros dedos.
—Él estaba en tal dolor que no notó el polvo blanco que ella untó en todos sus dedos excepto en el que estaba envuelto en el pañuelo. El polvo se disolvió rápidamente en su cuerpo, sin dejar rastro alguno.