La muerte inesperada.

En medio de la noche, el capitán fue despertado por el sonido de su teléfono, la línea de emergencia para ser específicos. No era solo su teléfono sino que también el reloj en su brazo envió una alerta.

Una alerta en el reloj nunca era algo bueno, especialmente últimamente porque significaba que había un ataque en curso en algún lugar.

Al saltar de la cama, se dio cuenta de que la alerta no informaba sobre un ataque, así que su corazón se relajó.

Tocó su oreja y activó todos sus dispositivos de comunicación.

—¿Cuál es la emergencia? ¿Está bien Tai Alix?

Al otro extremo de la llamada estaba Abby Chung, quien estaba de pie dentro del dormitorio de Wukong. Las cejas de Abby se juntaron, sorprendida de que el bienestar de Alix fuera lo primero que viniera a la mente del capitán al ver un texto de emergencia.

¿Era por los asuntos de la presidencia del buró mundial? ¿O estaba relacionado con las seis familias?

—No es ella, Wukong está muerto —respondió él, directo.