La acción decisiva de Buitre sirvió como una llamada de atención no solo para él, sino también para Kisha y Duke. Les recordó que debían dejar de lado los atormentadores qué pasaría si y volver a concentrarse en la tarea que tenían entre manos.
Kisha apretó los puños, su resolución se solidificaba mientras pensaba, «Bien, tengo que seguir buscando a Gorrión. Debe estar esperando nuestro rescate».
Pero si solo ella supiera...
En una parte apartada del bosque, un árbol masivo gemía suavemente mientras el viento barría a través de sus ramas, creando un zumbido bajo y espeluznante, como si el propio árbol estuviera vivo y contento.
El suelo a su alrededor estaba empapado en un espeso líquido rojizo y viscoso, y ni una sola hoja de hierba se atrevía a crecer en su sombra, como si el árbol consumiera codiciosamente cada onza de nutrición para sí mismo.