Otro profundo suspiro escapó de Atlas mientras inclinaba la cabeza hacia atrás, con los ojos cerrados. Después de un rato, su cuerpo se estabilizó y sus temblores se calmaron. Abriendo los ojos de golpe, se centró en la cama, pasando su lengua por la mejilla interior.
—Está a salvo ahora —murmuró para sí mismo, asintiendo—. Por ahora... estás seguro.
Una sensación de alivio se hinchó en su pecho, sabiendo que esto resolvería muchos problemas. Limpiaría el nombre de Allen y restauraría su reputación. Sin embargo, Atlas sabía que esto estaba lejos de terminar. Aunque Sven fuera arrestado, afectaría completamente la ya frágil dinámica de toda la familia Bennet.
—No importa —susurró, empujándose para levantarse mientras recuperaba la fuerza para estar de pie. Se acercó a la cama, parándose junto a ella con sus ojos fijos en Allen.