—¿Estás seguro de que no quieres llevarme? —preguntó Zoren mientras Penny volvía a entrar a la casa y se unía a él. Suavemente, puso su mano en la espalda de ella, casi abrazándola—. Tengo mucho tiempo para compartir contigo.
—Tienes un largo día, y yo tengo cosas que hacer. Está bien. Puedo ir a la oficina por mi cuenta. Soy una chica grande —Penny sonrió, revolviendo los ojos mientras daba un ligero golpecito en su pecho con el puño.
—Sé que lo eres, pero no está de más preguntar —Él sonrió, sujetando suavemente su rostro—. Iré a mi revisión médica ya que preguntarán sobre eso en la reunión familiar. Esperemos un buen resultado.
—Habrá buenos resultados —sonrió ella—. Estás mejorando. Mira tu tez: solo un ciego no vería que has empezado a recuperar algo de color.