—Por supuesto que fui allí. Incluso compré algunas piezas. La colección era increíble... hihi —murmuró una joven cerca de Penny, hablando consigo misma mientras pelaba más papas—. Maldición.
—Mamá, por supuesto... ja ja. Sí, me llevo bien con todos —el hombre que estaba con ellos se rió incómodamente, hablando en voz baja por teléfono—. Mamá, no puedo quedarme en la línea por mucho tiempo —sí... por supuesto, les daré —espera, la línea tiene problemas. No te escucho —szzt.
Resopló mientras terminaba la llamada a regañadientes, su rostro mostrando amargura. —Jesús.
—Ya no puedo pelar ni una más de estas —murmuró otro más sin ganas—. A este paso, tendré que encontrar algo para masajear mis manos y alisar las callosidades que he adquirido desde que me uní a esta familia.