¿Era ira lo que sentía Dean? ¿Era consternación? ¿O simplemente estaba completamente aterrorizado?
Cuanto más pensaba Dean en lo que había sucedido esta noche, más difícil le resultaba identificar la emoción exacta que le oprimía el pecho. Todo lo que podía hacer era seguir mirando en la dirección por donde Penny había partido, aunque los coches ya no estuvieran a la vista.
Penny solo había estado en Anteca por unos meses. Ni siquiera era medio año aún, y apenas había anunciado esta noche que estaba casada.
—Imposible —susurró, sus ojos caídos mientras intentaba encontrar alguna laguna en esto. Esto podría ser solo una actuación, y conociendo a Penny, no le sorprendería. Tal vez esto era solo un contrato, un acuerdo que Penny y Zoren habían hecho por beneficios mutuos.
Después de todo, ¡era demasiado abrupto, demasiado absurdo!