—Expulsa a Atlas Bennet de la empresa y hazlo lo antes posible. El frasco de pastillas frente a ti te ayudará. Sabes que hay una forma más rápida y fácil de llegar allí sin tener que pasar por el engorro de la ruta natural.
Esteban se sentó en un comedor privado, sus ojos se posaron en el frasco de pastillas frente a él. Su mirada luego se desplazó al teléfono celular a pocos centímetros del frasco. No había nadie más en la habitación además de él y el teléfono celular, que había sido servido junto con su té y el frasco de pastillas por el servidor.
—Esa manera más rápida y fácil... —Esteban dejó la frase en el aire, entrelazando sus manos en su regazo—. ¿Quieres decir que quieres que mate al presidente?
La voz al otro extremo de la línea se rió entre dientes. —¿No eres un poco directo, Sr. Bennet? No te estoy pidiendo que mates al Presidente Bennet. Simplemente... sugiero, y te estoy dando munición en caso de que decidas tomar ese camino.