La burla de Max, ser llamado todo tipo de nombres, e incluso ser objeto de ridiculización no hicieron que Zoren se inmutara. Ni siquiera se movería si alguien urdiera un plan en su contra, o si él fuera víctima de ello.
Nada movería jamás a Zoren, y se necesitaría mucho—más de lo debido—para alterar sus nervios.
Pero si su esposa estaba implicada, entonces ese era un caso diferente. Una situación completamente distinta.
—Necesitamos ganar —Zoren pasó sus dedos por su cabello, revelando su gruesa ceja alzada. El lado de su boca se torció, y algunas de las damas en la audiencia chillaron al cambio en su amigable comportamiento—. No podemos simplemente decepcionarla, ¿verdad?
En cuanto a Charles, mantuvo su cabeza baja durante un rato, como si estuviera tratando de procesar lo que acababa de suceder. No sería una exageración para los Bennet decir que la sensación de déjà vu que sentían seguramente les traía recuerdos del pasado.