¡578 Vuelve a casa, conquista!

La mirada de Lin Weiguo era firme y su tono resonaba con fuerza.

—Somos soldados del pueblo; dondequiera que seamos necesarios, iremos sin quejarnos de las dificultades.

Proteger la paz de la tierra y garantizar la tranquilidad del país era el propósito que todos mantenían firmemente.

El rostro del Comandante Qi estaba lleno de alivio y orgullo cuando sacó las órdenes de traslado.

Lin Weiguo vio ese objeto familiar, y sus pupilas giraron con sorpresa.

Su garganta se secó, e incluso se sintió algo dolorosa.

—Probablemente ya lo habías adivinado —dijo el Comandante Qi con una sonrisa.

Órdenes de traslado: la cosa que significaba que uno podía volver a casa; ¿quién no las había deseado en secreto?

El corazón de Lin Weiguo latía fuerte, y por un momento no pudo encontrar su voz:

—Yo...

Solo pudo pronunciar una palabra antes de dejar de hablar.

El Comandante Qi comprendió lo que Lin Weiguo sentía en su corazón.

Le golpeó el hombro a Lin Weiguo y dijo con severidad: