Capítulo 4: Ilusiones Falsas

Todo se sentía como un sueño. Mis piernas no paraban de tocar el suelo. Era un “tick” nervioso que tenía. Cada vez que el talón de mi zapato tocaba el suelo, un ligero eco se podía escuchar en el pasillo del hospital.

Todo en mi cuerpo temblaba por el ansia. No paraba de respirar de manera irregular, y a veces hasta entrecortada.

Mi cuerpo entero estaba temblando, no había ni una pizca de mi alma que estuviera en calma en ese momento, y difícilmente podía hablar.

Esperaba a que los médicos me dijeran algo, sentado en un banco pegado a una pared de ese mismo pasillo.

Era brillante, debido a las luces, las cuales de vez en cuando parpadeaban. Había algunas menos brillantes que otras, pero la que tenía encima mía me deslumbraba más que ninguna otra. Me mareaba.

Todo a mi alrededor daba vueltas. Mis ojos negaban lo que veían. Mis oídos ignoraban lo que escuchaban. Solo podía escuchar ruido, y ver luz.

Pensaba que sería la luz de la mañana, intentando despertarme de un sueño.

Pero era una luz que me deslumbraba, como si alguien estuviese mirando por encima de la misma, enfadado. Haciéndome pagar por mi pecado cegando mi vista.

Estará distrayéndome, para no pensar en nada más? Si es así, no podría ser un intento más patético. Habían muchas cosas atrapando mi atención; la más agresiva era el reloj enfrente mía.

Horas. Solo habían pasado horas. No logro decidirme en qué pensar. En el ahora, o en el antes? Siquiera había un reloj cuando me senté aquí?

Todo se ve rojo. Sangre. La luz se refleja en la sangre y me deslumbra todavía más. Todo se tiñe de rojo.

No puedo distinguir nada. No sé cuales son mis manos, cuales son mis pies. Realmente sigo vestido de esa forma? De verdad todo está manchado de rojo?

Es imposible. Solo quería vivir una vida normal. Esto no es real. Yo no estoy aquí. Estoy en mi casa, durmiendo, descansando.

No! No quiero eso! Es mi deber estar aquí. Tengo que estar aquí.

Mañana voy a ir al colegio, si. Hoy es domingo, y mañana iré al colegio.

Me niego a ir al colegio! Voy a quedarme aquí lo que haga falta. No me voy a ir de aquí, no hasta que-

“Tic tac tic tac…” El reloj de el hospital fue lo que me despertó.

Sonaba más fuerte de lo usual. Casi como si no me permitiese escuchar nada más.

No recuerdo nada desde el momento en el que llegué a casa. Solo sé que vino una ambulancia, y más tarde, la policía.

Esta misma avisó a mi padre de algo, y en cuanto pudo, vino a la ambulancia. Ahora estoy aquí, esperando cerca de la sala de emergencias.

Mi padre esperaba al lado de la puerta de susodicha sala, en un lugar en el que no molestara mucho. No es raro que esté tan alterado como para hacer eso.

Cada segundo que pasaba se sentía como una eternidad. Con tanto tiempo andando, y luego esperando, uno pensaría que estaba cansado, pero ese no era el caso.

Tenía la cabeza apoyada a mi mano; la cual la sujetaba desde mi frente, además de apoyar el brazo de esa misma mano en mi pierna, mientras el sudor de me cara bajaba lentamente.

No me había molestado en limpiarme para nada, ni siquiera en quitarme el cosplay, aunque el pelo se me había despeinado por completo.

Pasaron horas y horas, en las cuales estuve sentado, sin ir a ver a mi padre, o sin mover mi vista del suelo.

No podía mirar al frente, es como si algo me retuviera de hacerlo. No sabía que pensar, no sabía que hacer, no sabía nada. Como podría?

Aunque evitara pensar en algo, sí imaginaba cosas. Imaginaba resultados. Buenos, malos, trágicos, horribles, catastróficos, cada parpadeo eran 10 historias

completamente diferentes en todo.

Pero todas tenían algo en común: Un tono gris de que no me podía deshacer.

De vez en cuando, una fuerte nausea invadía mi cuerpo. Me entraban ganas de vomitar, de tirarme al suelo y desmayarme, o de pegarle puñetazos a la pared hasta destrozarme los nudillos, pero lo aguanté todo.

Quería irme a casa, tumbarme en mi cama, pero también quería quedarme aquí y esperar. Por lo menos, cada vez me sentía menos y menos cansado. No me relajaba, pero si sentía como si estuviera descansando.

No mucho tiempo después de que se fuera, sobre las 4 de la madrugada, mi padre volvió del baño.

Él tenía una cara seria, pero expresiva, con un toque de disgusto y preocupación.

Al principio, se quedó de pie, mirándome, intentado decir algo, una frase para consolarme, o cualquier otra cosa, pero no pudo.

Incluso en sus cortes al intentar hablar, se nota el tono débil que tenía. Y, cuando vio que no podía hablar así, se sentó al lado mía. Hubo un largo silencio, que perduró hasta que decidí hablar.

“Ella...” dije, con la voz agitada, pero un tanto seria.

Mi padre no dijo nada, pero, apretó los dientes, mostrando su frustración, asintió.

Incluso si fui yo el que lo preguntó, cuando él asintió me impactó de todas formas. Mis piernas dejaron de moverse, mi cuerpo dejo de temblar, y alcé la cabeza, aunque mi mirada todavía estaba dirigida al suelo.

“Los médicos dijeron que era casi imposible que se salvara. Lo único que podían hacer era cerrar la herida, e intentar reanimarla. También han dicho que lo grave no era la herida, sino la sangre que ha perdido debido a ella.” El peso de cada palabra que decía mi padre se notaba. Su voz, incluso ante la situación, sonaba firme, aunque no podía evitar mostrar un tono arrepentido en ella.

Cuando oí esto, empecé a pensar en las razones por las que no han tenido tiempo para ayudarla. Si por culpa de los médicos, si por culpa mía, o por azares del destino. Pero, lo que más me inquieta fue lo que me dijo después.

“También me dijeron que, por como se veía la escena, parecía un corte ligeramente reciente. Si hubieras llegado un poco antes, no habría muerto.”

Reciente?’. Esa pregunta resonó en mi cabeza como si estuviera en una cueva, y cuando enlacé eso al significado que yo inventé, me llevé la mano a la frente.

Si hubieras llegado un poco antes, no habría muerto”

No, si no hubiera ido a la convención en primer lugar,

no habría hecho eso en primer lugar, pero, si tan solo hubiera ido antes a casa, si no hubiera hablado con nadie, o si no hubiera perdido el tiempo haciendo tonterías…

Incluso antes, si la hubiera ayudado, si la hubiera forzado a salir con todos, si hubiera estado a su lado, si…

No me dejes sola.’

Si hubiera estado a su lado siempre que pudiera, si hubiese insistido en dormir con ella cada noche, si tan solo la hiciera compañía cuando estaba sola… Por qué nunca pudo tener amigos?

Amigos…

Es culpa de donde vive, la gente que la rodea son todos unos imbéciles, unos cerdos de mierda que no saben apreciar lo que es bueno y lo que no.

Entonces por eso la has abandonado tú también?”

No… Yo no he hecho nada. La he ayudado todo lo que he podido, he intentado que ella confiara en mí, que no se viera a ella como una carga. Solo quería pasar más tiempo con ella…

Tus manos están sangrando”

Eh?

Abrí ambas palmas, las cuales claramente estaban vacías, pero cuando vi eso, me levanté del sitio.

“Puedo llamar a alguien para que te lleve a casa, y así descansas más todavía. Es mejor apagar la mente si solo vas a pensar en tonterías.” Mi padre me dijo eso después de levantarme. Incluso después de decir algo así, yo no me inmuté. Hasta me parecía normal.

Él no se levantó, se quedó sentado, viéndome, como si estuviera obligándome a elegir.

“A-antes, quiero ir a...” le contesté. No pude acabar la frase, pero él asintió de igual forma. Me levanté del sitio, y empecé a caminar.

No sabía exactamente donde estaba, por lo que tuve que preguntarle a los médicos que recién salían de la operación. Todos me miraban con mala cara.

La mayoría del hospital estaba oscuro, solo las luces de algunos pasillos estaban encendidas, lo cual parecía una guía de a donde tenía que ir.

Cuando llegué a la sala, la puerta estaba abierta. En la puerta había un médico, el cual preguntó por mi padre, yo le dije donde estaba, y este fue a buscarlo.

Me dejaron entrar a la sala. El hedor en esta hizo que mi cuerpo se revolviera por cada paso que daba. Habían dos médicos dentro de la sala, ambos frustrados. Incluso si tenían las mascarillas puestas, sus ojos lo decían todo. Sobre todo si me miraban fijamente.

Cuando vieron que estaba dentro de la habitación, ambos no tardaron nada en disculparse formalmente, a lo que yo no respondí, solo pregunté una cosa.

“Puedo verla?”

Ellos me preguntaron si en verdad quería hacerlo, si estaba seguro, ya que ella estaba cubierta por una lona. Dije que sí.

Qué es lo que buscas con esto?”

Me acerqué a la camilla. Fui a un ritmo calmado, ya que, por alguna razón, estaba calmado. Creía que sentiría miedo en una situación así, pero no fue el caso. No tenía ninguna emoción dentro de mi en ese instante.

Alcé mi mano, dirigiéndome a la lona, cogí un borde, y fui levantándola poco a poco, hasta que vi lo que había debajo de esta.

Por un momento, no pude ver nada, no había nadie debajo de la sábana. Solo cuando parpadeé, pude verla.

Ella estaba en la cama, tumbada, respirando suavemente. Los médicos me dijeron que todo salió bien.

Quería hablarle. Decirle todo lo que tenía dentro mía. Sentía que podía sacudir su hombro ligeramente, y así ella despertaría. Su cara estaba más viva que nunca.

Moví mi mano hacia ella, tocando ligeramente su mejilla. Después, le acaricié el pelo. Sé que ella no quiere admitirlo, pero le gusta mucho.

Bueno, mentira. De pequeña le pedía a mi madre que lo hiciera todo el rato, a veces hasta me lo pedía a mí.

Me dí la vuelta en cuanto dejé de acariciarla. El ambiente se calmó mucho, y todo se volvió más gentil. La luz era agradable a los ojos, y no había nada que me dejara sordo.

Alivio? Seguridad? Cariño?”

Al salir de la habitación, mi padre me dirigió la palabara.

“Dentro de 69 minutos, le van a dar el alta. Vamos a casa a ser felices, hijo!” dijo mi padre, alegre por el resultado de la situación.

No me arrepiento de haber venido aquí, ni de haberla visto, porque sé que solo está dormida.

Mañana volveré a verla cuando despierte. Incluso si me voy a ir a casa, sé que todo va a estar bien.

Este sábado, le enseñaré la figura que le he comprado, le pediré su opinión en como me quedaba el cosplay, y que opina sobre él.

Le diré lo que he hecho, y la gente que he conocido. Le diré como estaba ahí arriba, en el escenario, cantando junto a &$%”! . Luego jugaré con ella, hablaré con ella, y, cuando confíe más en mí, haré que me cuente lo que le pasa, como se siente, la consolaré mientras ella llora a mares, notando sus lágrimas cayendo en mi pecho.

Solo consigues dañarte más’

Luego, por la tarde, iré con ella a la cuidad. Veremos mil y un lugares y cosas interesantes, y haremos un montón de cosas entretenidas. Y, ya que estamos afuera, cenaremos en algún lugar que veamos. Puede ser en un puesto de ramen, en un restaurante, en un servicio de comida rápida, donde sea. Claro que pagaría yo, aunque seguro que no me dejaría, excusándose con que ella es la mayor, y que le toca hacer ese tipo de cosas.

En el tren de vuelta a casa, ambos nos dormiríamos en medio del viaje, o por lo menos yo, apoyando mi cabeza en su hombro, y ella apoyando su cabeza en la mía.

Al llegar a casa, estaríamos cansados y agotados, por lo que iríamos directamente a la cama. Ella estaría reacia a dormir conmigo, sobre todo por la vergüenza, pero al final acabaría accediendo. Yo la abrazaría por la noche, le acariciaría la cabeza, mientras ella me pega una por hacerlo.

Te confundes a ti mismo sin saberlo”

El domingo, desayunaría con ella y con mi padre, teniendo una conversación entre los tres sobre cualquier cosa. Las noticias, una serie, incluso videojuegos, o la vida en general.

Por la mañana, dejaría que tuviese espacio personal, sobre todo porque ella misma me dirá que parezco una polilla atraída por la luz. Seguro que aprovecharía a balbucear cosas, como, ‘Soy tan guapa, y al único que atraigo es al desgraciado que tengo enfrente’ , además de llamarme asqueroso y bicho raro.

Después de un rato de tontear, la dejaría en paz e iría a mi habitación a hacer cualquier cosa.

Comeríamos juntos, los 3, y tendríamos un almuerzo tranquilo. Después, ayudaría a recoger la mesa, y por una vez, ayudaría a mi hermana a adelantar algunas tareas de casa, ya sea hacer la colada, limpiar el salón, o sacar la basura, y cuando me canse de hacerlo, me daría una ducha.

Por la tarde, quedaría para salir con mis amigos, todos. También le preguntaría a mi hermana si quería salir con nosotros.

Siquiera vas a volver a verla?”

Al principio rechazaría la oferta. La conozco suficiente como para saber que solo le da vergüenza acceder así como así, por lo que se lo preguntaría otra vez, y luego otra, y otra, y en una de esas, me dirá que sí, que saldrá un rato. Yo ya sé que va a salir durante toda la tarde, pero, en fin, que piense lo que ella quiera.

Acaso piensas ir a su funeral?”

Será divertido salir todos juntos. Haríamos cualquier cosa que queramos, dar una vuelta como si estuviéramos perdidos, o hablar del tema que salga. De lo que hemos hecho, de que hemos pensado, o de cosas que queremos hacer. Con hablar me basta.

Acabaríamos todos exhaustos después de hablar, reír, y correr por ahí como si fuéramos animales. Sería feliz. Si, sería feliz, porque en ningún momento habría tenido tiempo de pensar.

Siempre que pienso, de la nada, lo que antes era algo feliz, me es algo amargo. Soy feliz, pero nunca siento como es el estarlo, o razonar lo que es ser feliz. Como se es realmente feliz?

No puedes ser feliz estando aquí.”

Cuando vivo el momento, me río por cualquier cosa, y nunca me siento triste. Cuando pienso en el momento, me río solo con las cosas que me hacen risa, y a la mínima que me pierda en mi cabeza, todo se tiñe de negro. Se puede ser feliz sabiendo que uno es feliz? Es el ser feliz algo inconsciente? Cuando lloro, no pienso en otra cosa nada más que en llorar. Es estar feliz lo mismo?

Soñar no es gratis”

De qué estaba hablando? Ah, si, estaba llorando.

De qué? No lo se. No me acuerdo.

Qué ha pasado hoy? Estoy cansado.

No me olvido nada? Debería irme a dormir.

No es esta su habitación? Tengo sueño…

Por qué no estoy en mi habitación? Buenas noches…

“Buenas noches, y, no me abandones, si dejas de estar conmigo, no sé que haré.”

Si, no te dejaré sola. Siento tu calor, tu olor, tus latidos, todo. Quiero sentirlo todo. Por eso, no te voy a dejar, nunca más.

Amaya… AmÇ+a… ^[Ç+a… ^[Ç+?…

Riku logró dormirse, después de un largo sueño. No pensó nada durante toda la noche. No quiso hacerlo en primer lugar.

1.

Un olor familiar fue lo que me despertó. No venía de afuera, pero de dentro, de donde estaba ahora mismo. Donde estaba?

“Ah, es verdad… Al final acabé durmiendo aquí…”

Estaba levantándome de la cama, pero, después de sentarme en ella, me quedé mirando al suelo, como si alguien me hubiera apagado en ese momento.

No sé cuanto tiempo estuve así, pero cuando presté atención a la cama, salí de ese trance. No era mi cama, ni mi habitación.

Al quedarme embobado, no tenía la mente en blanco, estaba pensando en todo. Me levanté de la cama para coger mi móvil y ver la hora, era la una de la tarde.

Decidí irme a mi habitación. Con el humor que tenía, no quería estar ahí.

Cuando entré, fui a beber agua de la cantimplora en mi encimera, pero estaba vacía. Frustrado, bajé a la cocina a rellenarla.

Mientras la rellenaba, me percaté de que mi padre no estaba en ninguna parte. No he ido a su habitación aún,

así que puede seguir durmiendo, o, si lo miras por el lado malo, estará ocupado.

Después de llenar la cantimplora, volví a la habitación en la que estaba. Entré inconscientemente, no iba a quedarme ahí, en primer lugar. Por un momento, pensé que la luz estaría dada, o que la ventana estaría abierta, pero me recibió un ambiente oscuro.

Perdí bastante tiempo allí. No hice nada más que tirarme al suelo, y de vez en cuando dar vueltas, o pensar en porque no quería hacer nada, pensar que estaba harto de no hacer nada, pero luego seguir igual.

Me sentía aburrido, pero tampoco quería distraerme con algo. Pensé en echarme una siesta, estaba seguro de que me dolería la cabeza al despertar si lo hacía.

Al final, me acabé decidiendo por trastear lo que había en la habitación, ya que no sabía que podría haber por ahí tirado. Aunque… siento que me olvido de algo.

No tenía que traer algo yo aquí? No, aún más importante…

“Me tengo que cambiar la ropa…”

Si, todavía llevaba el cosplay de ayer. No tengo ni idea de como he podido dormirme llevando un chandal, encima con cremallera la chaqueta, y con lo incómodo que es en general dormir con ropa normal. Para algo existen los pijamas.

Con ello en mente, empecé a quitarme la ropa, aunque me dí cuenta que primero debería de arreglarme el pelo. Tuve que ensuciarlo con gomina para que se me quedara como quería, y creo que me pasé un poco.

Por mucha pereza que me diera, acabé dándome una ducha, sin música. No me apetecía escuchar nada. Suficiente molestia era ducharme.

Al salir, mientras me secaba el pelo, me miré al espejo. Ya me estaba mirando de antes, pero ahora no estaba fijándome en el pelo. Me estaba fijando en mi mismo, como si nunca me hubiera visto antes.

Estaba en un estado deplorable. Tenía ojeras y los ojos ligeramente rojos, se había secado el pelo mal, y en general, estaba más pálido de lo normal.

Pero, sentía como que este cuerpo no era mio, al menos, por un momento. Sentí que tenía a alguien detrás mía, a mi consciencia, como si me estuviese viendo por detrás, intentando controlarme, pero solo pudiendo ver lo que acaba haciendo mi cuerpo.

Cuando el secador empezó a quemarme la cabeza, bajé de las nubes, y me lo aparté de la cabeza lo más rápido que pude.

“No me veo peor que de costumbre?” Dije, mientras miraba hacia abajo, viendo mi cuerpo.

No le dí muchas vueltas al asunto, quizás solo me había levantado con el pie izquierdo.

Aproveché también a cambiarme la ropa. Cogí ropa interior de mi habitación, y la traje a la otra, y busqué algo para ponerme en ella. Toda la ropa que había allí era de mi talla, por lo que podía ponerme lo que quisiera.

Acabé optando por un pijama de color azul cielo. No era nada del otro mundo, aunque me dí cuenta de que venía con un gorro aparte. Nunca he entendido porque estas cosas existen, el único día del año en el que veo este tipo de gorros es en navidad, pero para dormir nunca lo he entendido. Los animales son graciosos cuando los llevan, pero si tu lo llevas puesto pareces tonto.

Incluso si ya tenía algo puesto, seguí rebuscando en los armarios, ya que no solo había ropa, sino que también trastos aparentemente aleatorios.

Juguetes, juegos, cajas, había de todo. La mayoría de las cosas era solo basura, y solo tenían valor por una razón. De vez en cuando recordaba cierto momento con un juguete o una manualidad de ahí, pero poco más.

Terminé vaciando el armario, y ahí me de cuenta de algo.

En algún momento tendré que guardar todo esto. Por qué se me ocurre sacarlo en primer lugar?.

Decidí dejarlo para luego. No quería hacerlo.

Me quedé mirando a la habitación después de eso. Sobre todo a las dos estanterías que tenía, las cuales estaban decoradas de una manera ordenada y hasta cierto punto bonita.

Se notaba que quien lo hizo, lo organizó con cariño y cuidado. Había mayormente libros y mangas, con alguna figura de vez en cuando. En la primera todo estaba ordenado, pero ojalá poder decir lo mismo de la otra estantería. Esa sí que era un caos, tenía cualquier cosa que te imaginaras, era como el bolsillo de doraemon.

Me aburrí de mirar en cuanto vi ese desastre, por lo que me senté en la silla de la habitación, y alcé mi cabeza, mirando al techo.

No tenía nada, eran una fila de tablas de madera juntas, no había casi huecos entre ellas. Ya podrían haberlas pintado, para que quede mejor.

Mientras tenía mi mirada fija en los tablones, mi mente se quedó en blanco por un momento, en blanco, sí, en blanco…

No merece la pena hacerse el tonto de esta forma, lo sabes, no?”

Eh? Papá?

Miré a la puerta de la habitación, y seguía cerrada, y definitivamente nadie ha entrado a la habitación.

Ahhh, me estoy volviendo loco del aburrimiento o qué?

Salté de la silla bruscamente, y busqué por la habitación algo que hacer.

Aunque, tardé tanto en hacerlo, que esa cosa que hacer me buscó a mi primero.

*Beep*

“Mh?”

Fui a por mi móvil, pensando que sería un mensaje de &$%”! , o de mi padre. Contrario a lo que pensaba, era un número que no tenía registrado.

Spam? Por LINE?”

Después de entrar en LINE, leí lo que ponía:

[“Hola ! Qué tal ha ido la noche?]

[“Soy Izumi, de la convención. Te acuerdas, no? Espero que lo hagas…”]

Pues no me podría haber equivocado más… Y por qué me escribe ahora? En todo caso, me habría escrito ayer si quisiera haber hablado conmigo.

Me tumbé en la cama, pero al estar en una dirección incómoda, ya que el sol me daba en toda la cara, me acabé tumbando de lado.

[Hola, completa desconocida. No sé quien eres. Si eres spam, te pienso bloquear]

[“Sé que estas mintiendo!”] Escribió, seguido de un emoji enfadado.

[Ni que tuvieras cámaras en mi casa]

[“Pues si, muchas, tengo muchas!”]

[ Sí? Entonces que estoy haciendo ahora?]

[“Sacándome el dedo”]

[...Oye, no irás en serio, verdad?]

[“Es serio he acertado?…”]

[Si. Voy a llamar a la policía si no apagas la cámara]

Por un momento me pareció extraño que haya tenido tanta suerte al adivinar eso, bueno, solo espero que de verdad no haya cámaras por aquí…

[“Dejando eso de lado, que tal estás? Te he preguntado y no me has respondido”]

[Estoy bien]

[“Poco has tardado en responder…”]

[Y tú? Estas bien? O te da vergüenza responder?]

[Y poco has tardado en reírte de mi también!!!]

[Eso no responde a mi pregunta!!] “Ah, ojalá poder expresar sarcasmo por escrito, ahora parece que estoy enfadado/sorprendido… Y aún así prefiero hablar por chat, menudo chaval estoy hecho…”

[“Estaba bien!”]

[Y porqué ahora no?! Soy demasiado bueno para ti que te deprimes al entender que nunca serás como yo?]

[“Hahaha! Ya quisieras!!”]

Oye, de verdad estoy hablando con la chica esa que había en la convención? No es esta Ayame?

[De verdad eres Izumi?]

[“Pero y este ataque personal a que se debe ahora?!”]

[Era una pregunta en serio]

[“Pues si, soy Izumi, decepcionado?”]

[Ah, no, solo me parecía raro]

[“Me voy a chivar a mi hermana…”]

[Qué?] Después de eso, Izumi me mandó un audio de voz. Obviamente, era Ayame.

{“Le estás haciendo cyberbulling a mi hermana, no? Pues que sepas que ahora sé donde vives, así que preparate, porque-”}

{“-Te voy a hacer una cena tan mala que te vas a morir!”}

{“Qué?!”}

En mitad de la frase, Izumi, la cual se estaba aguantando la risa, cortó a Ayame, que estaba diciendo esas tremendas barbaridades con un tono sarcástico, además de que ella también se estaba riendo un poco. Ah, es verdad, yo les dije donde vivía. Por lo menos, la ciudad.

[Bueno, no sabéis la dirección, por lo que buena suerte encontrándome!]. Izumi tardó un poco en responder.

[“Bien, ya he escapado de mi hermana!”]

[Enhorabuena]

[“Tienes suerte de que mi hermana no te haya cocinado nada, todavía”]

[Se le da mal?]

[“Decir que lo suyo es cocinar mal ofendería a la gente que cocina mal”]

[Entonces debería de ofenderme?]

[“Seguro que lo tuyo es peor”]

[Ahora dímelo a la cara]

[“A que lo hago!”]

[Mh! No tienes huevos!] Después, ella me mandó un video, en el salía ella con la cámara del móvil en modo selfie, apuntando a su cara, y Izumi mirandola fijamente.

{“S-seguro que lo que tu haces en la cocina es un crimen!”}

Fue la amenaza más patética que he odio nunca. No por el mensaje, si no por la voz… Se nota que se está muriendo por dentro, jeje...

[Ahora sin estar avergonzada]

[“Cállate!”]

El resto de la conversación no fue relevante. Nos tirábamos preguntas y las respondíamos, mayormente sobre como es cada uno y todas esas cosas, y de vez en cuando nos reíamos del otro o decíamos cosas de drogadictos, al menos yo.

Lo digo como si me hubiera tirado horas así, pero tampoco es que habláramos tanto, ya que ni media hora tuvo que pasar para que acabara la conversación.

[Hehe, Chica plátano]

[“Como sigas con esa broma te voy a bloquear…”]

[Vale vale, ya paro. Chica plátano]

Usted ha sido bloqueado por --------, no puede mandar mensajes a-

“Bah, luego me desbloqueará…Eso, espero...”

Dejé el móvil en la encimera, y me tumbé en la cama de nuevo.

Había perdido las ganas de hablar, y había vuelto a como estaba antes, mirando al techo, sin saber que hacer.

Era como si cualquier cosa que tuviera pensada hacer en este momento se hubiera escurrido por debajo del colchón…

“Oye, no es esta almohada un poco rara?”

Empecé a dar ligeros cabezazos a la almohada, y algo me paraba antes de lo esperado.

Era más o menos duro, o al menos así se sentía hasta cierto punto, como si algo sobresaliese del colchón, o en este caso, de la almohada.

Abrí la almohada por su cremallera y no había nada dentro. La toqué y, sí, el problema no era eso.

Comprobé si era solo en el sitio en el que estaba yo, y no, era por toda la parte superior del colchón.

Estaba ligeramente elevada, como si le hubiera salido un bulto de la nada.

Ahora lo noto mucho, pero antes no me he dado ni cuenta. En serio he dormido en esta cama?

Miré debajo de las sábanas, y, al igual que con la almohada, no había nada raro. Me daba mucha flojera en ese momento abrir o levantar el colchón.

Tampoco es que tenga otra opción.”

Levanté el colchón ligeramente. Al mirar por debajo, se veía claramente lo que hacía que saliera un bulto de la cama, era del mismo color de la madera, y ocupaba un espacio considerable.

Era una cuerda.

2.

“...?”

Solo era un extremo de esta, el otro lado no podía verlo todavía, ya que el colchón estaba encima de él. En vez de levantarlo todavía más, decidí tirar de la cuerda.

Salió relativamente fácil, aunque eso no fue lo que me sorprendió. En el otro extremo de la cuerda, había un nudo hecho, el cual no era uniforme, era más como un matojo de cuerda, pero, en el final de la cuerda se dibujaba la forma de una lágrima.

Solté la cuerda al instante y dí unos pocos pasos hacia atrás. Estaba sorprendido al inicio, pero en mi cara rápidamente se plasmó signos tanto de desesperación como de angustia.

Sé que si le pasa algo bueno, vendrá a restregármelo por la cara sin pensarlo.”

Y si le pasa algo malo?”

...Me lo dirá. Si le pregunto, me lo dirá. De todas formas, no es como si ella fuese alguien débil. Si algo malo le pasa, seguro que lo va a ignorar, y seguir adelante.”

Las palabras que dije en aquel momento volvieron a mi cabeza, como si de una broma se tratara. Por qué pensaba en eso? Por qué nunca pensé de manera distinta? Tanto miedo tenía de juzgarme a mi mismo? Es que soy un puto hipócrita o que?

Acaso ella nunca llegó a confiar en mi lo suficiente como para...

Riku, que piensas sobre mí?

No, no, no, eso no es verdad. Incluso si se viera preocupada, se notaba que no estaba deprimida, solo quería escuchar mi opinión sobre ella, no es eso normal? Que lo haya hecho una vez no significa que-

Eso pasó hace 4 días”

Fue tan reciente?… Pero entonces, cuando ha empezado a sentirse así?

Nunca lo vas a saber”

“Por qué?”

Porque ella nunca quiso decirlo”

“Y tuvo que quedarse callada, sin decir nada!?”

Si, ya que nunca tuvo alguien con quien hablar sobre eso.”

“...?”

Nunca le ofreciste ayuda, por lo que ella no quiso confiar en ti.”

“…”

Acerqué lentamente mi mano a la cuerda, la cogí como si fuera un cristal, y fijé mi vista nublada al nudo que tenía. Era patético.

Quería reírme de lo horrible que estaba hecho, no era nada parecido a un nudo, era un lio el cual ni el que lo hizo podría arreglarlo. Incluso si estaba mirando y comentando algo completamente irrelevante, mi cuerpo sabía que era lo realmente importante. Estaba temblando.

Por qué llevaba una bufanda?”, volvió la pregunta, después de haber encontrado la respuesta.

Esas imágenes se proyectaron en mi cabeza como si fuesen una película, una y otra vez. No podía recordar nada, nada salvo aquel momento que abrí una puerta.

La primera vez que lo hice, ahí estaba, tumbada en la cama, con una bufanda, después de que el asa del ventilado de techo se cayera.

...Tan rápido escondió esto?… Mi mente se llenó de angustia.

Caí de rodillas, con mi cabeza completamente caída, derrotada. El color azul de sus ojos, y el rojo de aquel momento, se mezclaban en mi vista como si fuesen el ying y el yang, sin juntarse en ningún momento. O así debería de haber sido.

Yo. Yo rompí el equilibrio. El rojo empezó a invadir el espacio del azul, y el azul el espacio del rojo. En medio de todo este caos de colores, surgió algo completamente nuevo. Negro.

Todo se tornó negro. Y, cuando más me quedaba mirando a ese vacío, más se volvía blanco el mundo en el que estaba.

Sucedió sin que me diera cuenta. De un día para otro, pasó de tener los mismos colores de siempre, a ser este abismo. Ni siquiera me molesté en presenciar el cambio, tan solo esperé al resultado final.

No sé cuantas veces me lo ha repetido, pero siempre que me defiendo, sé que tengo razón. Yo no hice nada, solo intenté ayudarla, yo…

“La dejé morir en este suelo. Dos veces...”

Al acercar mi mano al suelo, podía sentir como mi alma poco a poco se concentraba en la punta de mis dedos, como todo el cuerpo se volvía más y más frio, hasta que pude hacer contacto con la madera.

Estaba fría. Todo el calor del verano se disipó en un instante, el suelo estaba frío. Con tan solo sentirlo, se me revolvía el estómago. No podía soportar esa sensación perpetrando mi cuerpo entero, el cual, como si fuera intencionado, perdió parte del calor que tenía. Era como si el suelo me lo hubiera robado, como si poco a poco, me congelara hasta morir…

Mis dedos perdieron esa calidez que tenían, luego siguieron mis palmas, y por último, mi brazo. Sentía un frio horrible, no mortal, pero uno que hacía que cada fibra de mi cuerpo rogara recuperar ese calor el cual he desperdiciado. Podría creer que habían congelado mi brazo por completo.

Mis manos seguían tocando el suelo, con la palma entera haciendo contacto con los tablones. A pesar del frio, el sudor fluía perfectamente, desde mi cuerpo, hasta el suelo. Gracias a eso, supe que lo único congelado en esta habitación era mi mente.

Poco a poco, comprendía mejor lo que tocaba. Sentía como si supiera donde estaban cada átomo de cada trozo de madera que cubría mi mano. Más que una sensación placentera y reconfortante, era una asquerosa y repulsiva. No quería sentir tanto. Era demasiado para mi cabeza.

En medio de ese trance, una sustancia rojiza empezó a colarse entre los huecos de las tablas, subiendo por los huecos de las huellas de mis dedos. Era de un tono oscuro, y avanzaba lenta y uniformemente, cubriendo cada vez más y más carne. Más que un líquido, parecía una masa gelatinosa y carnosa, que me ligaba al suelo como un cepo.

Me exalte al ver esto, e intenté quitar las manos del suelo, pero no podía, estaban pegadas al suelo. Algo me impedía quitarlas. Una fuerza me mantenía quieto para que no pudiera escapar.

Poco a poco, mis dedos se fueron sumergiendo en esa carne, cuyo olor, con un peculiar tono metálico, se clavaba en mi nariz sin piedad alguna.

Lo que antes era una fina capa se había convertido en una masa cada vez más densa. Eventualmente, la masa me cubrió toda la mano. A partir de ese momento pude moverme.

No dudé ni un segundo en alejar mis manos del suelo, centrándome ahora en quitarlas todo ese material asqueroso de encima. No se me pegaba de nuevo al intentar arrancarla, y pude quitarme de encima una cantidad considerable, pero no conseguía eliminar por completo el tono carmesí envuelto en ellas.

Podía notar como la carne se volvía cada vez más sólida, negándose a abandonar mis manos, pero no quería rendirme, por lo que empecé a rascar y a rascar, sin resultado alguno. No tenía otra opción, no quería estar así, esto no era por mi culpa, no lo era, no lo era, no lo era.

Yo no he hecho nada, esto no es un resultado de mis crímenes, es una prueba de mis intentos, desesperados, pero bien intencionados.

Si… He hecho lo que he podido, y si aún así no lo he evitado, entonces es que era algo inevitable, yo… No podía hacer nada. Esto es solo una prueba de que lo he intentado.

Aunque hubiera estado a su lado, todo habría acabado igual. No importa lo mucho que la aprecie, o lo el tiempo que esté con ella; lo mucho que la ayude o lo mucho que la presione, todo habría acabado igual. La gente nunca se cura fácilmente.

Por eso soy inocente, no he hecho nada malo, yo…

Todo se envolvió en ese abismo que se proyectaba en el suelo, un rojo tan apagado que se asemejaba más al negro de la noche.

Podrías haber hecho lo imposible”

No, no, eso no tiene sentido, Lo imposible no se puede hacer porque no es posible, por lo que no podía hacer nada.

Que sea posible o no, y que puedas hacer algo o no son preguntas distintas. Si ese algo que quieres hacer es algo que existe, algo que pueda ser real, es perfectamente posible hacerlo. Solo es imposible hacer algo si es una cosa que no existe, o algo que no puede ser real bajo ninguna circunstancia.”

Entonces, por qué no pude hacer nada?

Ya lo sabes mejor que nadie. Pensabas que no ayudarías en nada, por eso te fuiste de su habitación aquel día, en vez de consolarla un poco más. Y ella no rechistó. Tú no eras capaz de ayudarla porque-”

Ella no aceptaba mi ayuda?…

No, es porque nunca se la ofreciste, y ella nunca te la pidió.”

Pero, yo le pregunté si estaba bien, y ella me pregunto que opinaba de ella. Como puedes decir que nunca la he apoyado, y que nunca he estado junto a ella, si no hubo día en el que no hablara con ella?

“No te equivoques, tú estabas hablando con ella, y ella estaba hablando contigo. El problema es que esa “ella” con la que tú hablabas, era la “ella” que estaba diseñada para encarar al mundo, y que ese “tú” con el que ella hablaba, era el “tú” que todos piensan que eres.”

Eso son solo tonterías! No hay otra persona que sea “yo”, u otra que sea “ella”! Ambos nos veíamos día a día, y nos hablábamos a la cara!

Y, si lo que dices es verdad, si nunca he hablado con ella, entonces, con quién debería haberlo hecho?

Conmigo”

Y conmigo”

Una segunda voz se unió a la conversación. No veía a nadie, claro, nunca hubo nadie en primer lugar, pero era distintiva de la voz repulsiva que estaba escuchando hasta ahora. Era una mucho más suave, amable, y serena.

Solo puedes interactuar con otros cuando sabes de lo que estás hecho, cuando sabes lo que vales, el como eres, y lo que eres.

Pero tampoco pienses que vas a llegar a ningún lado si solo te conoces a ti mismo, pero nunca te enfrentas a lo que hay ahí afuera”

“Ya que si no dejas que ese “tú” vea y se resista al mundo en el que vive, nunca podrás vivir”

“Solo vivirás en aquel mundo que tu “yo” pueda ver. Un mundo peor que una mentira.”

Una ilusión.”

“Una falsa esperanza.”

Un sueño.”

La gota de sudor que cayó de mi ojo hizo que despertara de ese trance.

3.

Estaba de rodillas en el suelo, con las palmas

de mis manos tocándolo. Estas desprendían cierta calidez, la cual compartían con la fría madera que tocaban. Por lo menos, eso había pasado.

Mi cuerpo no estaba temblando, aunque todavía estaba alterado y nervioso. Lo único que resaltaba de mi figura y estado eran mis manos, las cuales tenían marcas resaltadas con un tenue tono rojo en ellas, como si alguien las hubiera arañando.

De todas ellas, había una mucho más viva, una marca que abandonaba la categoría de tenue, para pasar a ser rojo vivo, era más que una marca, era una herida.

Una gota de sangre empezó a salir de la herida que tenía en la mano derecha. Esta herida era ligeramente profunda, como si me hubieran arrancado una o dos capas de piel.

“… ”, permanecí en silencia, sin idea alguna de como me la había hecho.

Empecé a sentir más calor en mi mano, a la vez que una leve sensación de escozor. Junto a esto, dejé de tocar el suelo, adoptando una posición de rodillas, con mi espalda erguida.

Dirigiendo mi atención a la mano herida, vi como la gota de sangre que ya había salido de esta cae. Por suerte, cayó en el suelo, en vez de en mi pijama, aunque al ver esa misma mancha en el suelo, una gran incomodidad y preocupación invadió mi cuerpo.

Quería al menos ponerme una tirita o algo por el estilo, más que para que se me curara mejor o no se me infectara, para que no me saliera más sangre y manchara todavía más cosas. De entre las mil y una cosas que había en los armarios de la habitación, habían 2 paquetes de tiritas, uno con unas pocas, además de que estaba abierto, y otro sin estrenar.

Eran tiritas normales, aunque la que me puse no se pegaba muy bien a la herida. No sé si era por el tamaño de la misma, o si el pegamento de la tirita estaba mal. Tuve suerte al encontrar un paquete de tiritas así de fácil, más aún estando en esta habitación.

También cogí una toallita del paquete encima de la encimera de la habitación para limpiar la gota de sangre en el suelo. Tampoco iba a usar la fregona, sería un desperdicio de lejía, aunque eso no es la razón por la que la estoy limpiando así. Me da mucha pereza ir por la fregona.

Pues nada, ya está… ah, no, me falta esto…

Me dí cuenta de que tenía que deshacerme del elefante en la habitación: La cuerda. Solo mirarla me ponía malo, pero, para no ponerme peor, dejé mi mente en blanco.

No puedo darme la oportunidad de pensar. Junto con esa frase, cesé todo pensamiento o comentario.

Deshice el horrible nudo que esta tenía. Por mucho que lo diga a la ligera, me tomó más de media hora desatar. No quiero volver a repetir algo así en mi vida, me ha dejado los dedos hechos polvo.

Decidí dejarla en el cobertizo del “patio” de nuestra casa.

Mi casa es de ese tipo que el salón tiene una pared entera, que más que una pared, son dos ventanas enormes que se pueden deslizar, las cuales dan paso a un parche de tierra pequeño, el cual o no tiene nada salvo césped, aparte del pequeño cobertizo en el que guardábamos cosas cuando nos convenía.

Tan solo espero que a mi padre no le parezca raro que de repente haya una cuerda aquí dentro, aunque bueno, tampoco es como si sepa exactamente todo lo que hay aquí…

Ahora sí, había acabado con el problema que yo mismo había causado. Solo uno de ellos, porque todavía tengo que recoger las cosas que he sacado, y ya de paso destacar cuales de ellas son basura, y cuales no.

Junto con esto, al estar viendo el otro armario, me pregunté si mi padre me habría encasquetado de pequeño alguna que otra ropa que ya no le valía a ^[Ç+?. No siento que esto sea de ella, salvo quizás por el color o el estilo.

Vale que es un pijama lo que llevo ahora, pero hablo de la ropa del armario.

Son cosas que no me desagradan, lo cual se basan en sudaderas ,chaquetas y camisetas, y pantalones largos o cortos. Ya que estamos en septiembre, hay días en los que hace mucho calor para ir con pantalón largo, pero mucho frio como para ir en pantalón corto. No puede decidir la naturaleza qué temperatura poner?

Es una tontería pensar en esto, pero si por alguna razón tengo ropa vieja de mi hermana, todos salen ganando, yo estoy a gusto con ella, y mi padre se ahorra dinero.

Yo espero que hayan hecho eso.

Cuantas más cosas te recuerden a ella, peor lo vas a pasar.”

Eh? En fin, por lo menos he tenido algo interesante que hacer hasta ahora, al haber estado hablando con Izumi y desatando esa cuerda.

El problema es el qué hacer ahora...

Me quedé dando vueltas por la habitación, observando las zonas cuidadas de esta, las cuales solo son la estantería y encimera. En la encimera había nada más y nada menos que un ordenador, el cual se notaba que era bueno, o al menos el aspecto que tenía daba esa impresión.

Que yo sepa, se lo compraron a ^[Ç+? cuando aún estaban mis padres juntos, por lo que tampoco fue un golpe muy duro a la cartera de mi padre, ya que esa zorra se puso a trabajar tiempo después de que mi abuela falleciera, y le confió a ^[Ç+? y a mi las tareas de casa, aunque siempre era mi hermana las que las hacía.

Siempre he sido un vago…

También tengo uno, aunque no es igual de bueno, pero me es suficiente. Con que pueda jugar a lo que quiero me basta, y eso lo cumple, aunque últimamente me gusta cada vez más y más leer. Espero no quemar ese hábito tan pronto.

Volviendo con el ordenador, creo que me sé su contraseña, aunque si no es el caso, supongo que por algún lado habrá un papel escondido con la contraseña, lo malo va a ser tener que buscarlo.

No creo que esté en lugares como cajones o en la estantería escondido, por lo que me tocaría rebuscar todavía más la habitación.

Seguro que me voy a topar con el cartucho de un juego porno, un manga porno, o una revista aún más porno.

No tengo prueba alguna de poder encontrarme algo así, es algo que me he inventado para molestar, aunque cada vez pierde más la gracia, y a quién se lo voy a decir de todas formas, aparte de a ^[Ç+??

Si tuviese que ponerme a buscar ese papel, podría aprovechar y limpiar la habitación. No estaba muy sucia, pero podía quitar el polvo que se había acumulado

Pues nada, manos a la obra.

Me senté en la silla, enchufé la regleta conectada al ordenador a la corriente, y lo encendí.

Era el típico ordenador de torre, con sus tropecientas luces RGB, aunque estaba ajustado para que todas las luces fuesen una combinación de diferentes tonos azules. Que envidia, pero que buenos gustos a la vez. Viva el color azul.

Y así, acerqué mis manos al teclado, y me puse a adivinar.

No sé que pensará ella cuando le diga que he intentado colarme en su ordenador… Seguro que me pega.

4.

Pasó el tiempo, y no pude dar con la contraseña. A saber cuantos intentos habré hecho, pero no había manera, por lo que simplemente dejé de intentarlo.

Bueno, todo se resume en que me toca buscar…

Las ganas que tenía de hacerlo se fueron mucho más rápido que las ganas de hacerme una… si, eso.

Ahora no voy a ponerme a limpiar, a pesar de haber dicho que lo haría hace nada. No me iba a quejar si encontraba alguna cosa secreta por ahí escondida, pero aún así...

Dónde metería yo ese tipo de cosas?

Pensé en la estantería llena de libros, lo cual era la opción más viable. Era un lugar que destacaba, pero no lo suficiente como para que uno piense que algo estaba escondido ahí. Que mal que yo conozca esos trucos.

Me levanté de la silla y me dirigí a la estantería. Antes de hacer nada, le saqué una foto a como estaba todo colocado, para arruinar el orden que tenía.

Empecé a quitar libros, los iba dejando en la cama, y de paso, mirando a ver si dentro de uno había algo, aunque sería raro, la verdad.

Pronto, dejé la estantería vacía, sin rastro de ninguna nota, o algún secreto perturbador que estuviera escondido por ahí. Se podía notar lo decepcionado que estaba de no haber conseguido nada con eso.

Decidí reorganizar todo como estaba antes después de entrar en el ordenador, por lo que me puse a mirar sitios rebuscados, para ver si había algo en ellos.

Incluso si aún tenía esperanzas de encontrar algo, estas se desvanecieron al cabo de un rato, ya que me quedé sin lugares en los que buscar. Me senté en la silla, derrotado.

“En serio, cual era la maldita contraseña?”

Cómo es que hay gente que pueda disfrutar cosas así? No puedes simplemente apuntar la contraseña detrás del monitor, o dejar el papel debajo de la torre?

Pues todavía no he mirado ahí...

Resulta que el papel estaba debajo de la torre, lo cual no se me había ocurrido hasta ahora. Que bien, ahora tenía que limpiar mi desastre de nuevo. Gracias, yo.

Que más dará, pude encontrar lo que quería de todas formas. Aunque seguía con ese sentimiento de decepción dentro de mi, no había encontrado ni una revista, ni una!!! No estoy enfadado, solo ligeramente molesto.

No dudé en teclear la contraseña en el ordenador, el cual, al aceptarla, no tardo casi nada en encenderse.

Tan solo quería pasar todos los archivos importantes al mio, ya que no sé que hacer con el. No quiero quedármelo, sería una falta de respeto enorme, pero tampoco quiero tirarlo.

Normalmente, mi hermana tenía el ordenador con la mitad de la pantalla llena de accesos directos a juegos, y cosas de ese estilo, con un fondo de pantalla animado, pero eso parecía un delirio al ver el ordenador ahora.

Casi todos los iconos que estaban en el escritorio habían sido borrados sin piedad alguna, y el fondo de pantalla que antes adornaba a este monitor ha quedado sustituido por un fondo color negro puro, sin nada llamativo. Lo único a destacar era un único icono en medio de la pantalla; una carpeta. Esta tenía una palabra por nombre: ÁBREME.

En contra de su nombre, no quería abrirla. Me negaba a hacerlo. Negaba la existencia de esta carpeta en general.

No es verdad, no es verdad, no es verdad, Repetía inconscientemente en mi cabeza.

Tenía miedo.

Sabes perfectamente qué es esto, no?”

Tenía miedo, pero sentía que debía abrirla, me gustara o no.

Sin darle más vueltas, pinché en la carpeta. Esta mostró varios documentos de texto, cada uno siguiendo un patrón claro:

Para Riku; Para Papá; Para Mamá; Para &$%”! ;…

Había en total unos 10 documentos, cada uno con el nombre de una persona. Estaban dirigidos a una persona, ya sea a un familiar, a mi, o incluso a &$%”!.

Todas estaban dirigidas a alguien, excepto la última, la cual tenía por nombre “Disculpa”.

Todo mi ser estaba ardiendo de los nervios, y no en un buen sentido. Tenía que leerlo, iba a ser el primero en hacerlo, ya tenía una tarea definida después de esto, pero aún así, no quería hacerlo.

Quité mis manos del ratón y el teclado, y puse ambas en mi regazo mientras observaba la pantalla, sin hacer ni un solo ruido, mientras mis nervios tomaban control de mi pierna otra vez.

Solo sentía una cruel sensación, la sensación de no sentir nada. No estaba pensando en nada, no estaba fijándome en nada. Es como si mi cabeza estuviera intentando procesar una información la cual evitaba recibir.

Pero, no podía estar así mucho tiempo.

Cogí el ratón con una de mis manos, y pinché en el último documento de la carpeta. La aplicación del documento se abrió, y, en el breve tiempo que tardó en cargar, apreté mi mano libre, formando así un puño, como si fuese una manera de darme fuerza para-

El texto cargó, interrumpiendo cualquier pensamiento que tuviera en ese instante.

Dudé, cuestioné lo que estaba haciendo, y dudé sobre qué era este documento, pero decidí leer el texto enfrente mía. Tenía que hacerlo.

Como su hermano, quería hacerlo.