Capítulo 6: Cobardía

Estaba lloviendo a la hora de la comida. Sobre la comida, no comí nada. Me quedé en su habitación, mirando fijamente al ordenador. Quería destrozarlo, romperlo a pedazos con mis manos, y solo con las mías, pero no pude. No solo por miedo, también por el peso que llevaría conmigo si lo hiciera.

No leí el texto que iba dedicado a mi, no me molesté en cerrar el que ya estaba leyendo, ni en guardar lo que escribí. Apagué el ordenador directamente, y me quedé sentado en la silla, no hice más que mirar a la pantalla apagada del ordenador, como si estuviera indignado sobre algo, enfadado con alguien. Después, me quedé tumbado en su cama.

Todo eso me llevó a este momento. Estaba sentado en su cama, mientras seguía mirando al frente; al ordenador.

Pasado un tiempo, quise levantarme, quise ir a mi cuarto. No quería estar más tiempo ahí. No podría concentrarme en nada más si lo hiciera.

Al intentar levantarme, sin embargo, me fallaron la piernas.

“…”

No me molesté en reaccionar, ni intenté parar mi caída de alguna forma. No puse las manos enfrente mía para pararme, caí de frente, mi cara comiéndose el suelo completamente, junto con el resto de mi cuerpo recibiendo el impacto.

No fue nada exagerado, solo me dejé caer como un estúpido en el suelo, tampoco es como si me hubiera quedado tirado ahí. Me levanté y fui a su cama de nuevo. No sé porque mis piernas fallaron en primer lugar.

Por mucho que lo pensara, al final, no me levanté de su cama hasta que mi padre volvió a casa. Por la mañana y a la hora de la comida he estado solo. Decidí levantarme y salir de la habitación a recibirle. Bajé las escaleras y le vi en la entrada, quitándose los zapatos.

“Hola…”

“Hola.” Su voz sonaba pesada y cansada, lo cual era normal. No se que es lo que habrá estado haciendo, ni sé si debería de preguntar, pero quiero saber.

“Qué has estado haciendo?” A pesar de haberlo preguntado, sabía más o menos lo que me diría.

“He estado adelantado unas cosas en el trabajo, además de darme de baja unos días. También… El funeral será el miércoles. Lo habría hecho antes, pero…” Su cara se veía en conflicto, como si dudara de continuar.

“Ha pasado algo?”

“No, es solo que tu madre quiere ir al funeral”

“…”

Aunque ya me lo imaginaba, el que me lo dijera como si fuese tan normal de algún modo me irritaba.

Esa hija de puta va a ir al funeral? De verdad? No sé merece ni hablar sobre nosotros, pero va a ir?!

“Sé que no se comportó de la mejor forma en su momento, pero sigue siendo una adulta, y ya a cambiado. Es su hija, nuestra hija, y… bueno, seguro que entiendes a lo que me refiero.”

“… Y qué gana ella viniendo a verla, siquiera está aquí?”

“No. Cuando se fue, se mudó a un piso en una ciudad cerca de aquí. Nunca os dije nada porque no era algo importante, y, tampoco pensé que la vería otra vez… Más aún habiendo encontrado otra pareja.”

El silencio acaparó la entrada. Yo estaba mirando a un lado, con la cabeza ligeramente bajada, mi padre me estaba mirando, entendiendo como me sentía yo. Pero a su vez, él tenía una cara preocupada y confusa, supongo que no sabía que decir en ese momento, tanto él como yo. Mi mente, por otro lado…

Otra pareja? No, no, eso no… Solo… esa zorra?! N-no solo tenía suficiente con dejarnos, todo por un berrinche, sino que encima…

...No puedo aceptarlo, pero, acaso tengo alguna otra opción? Quiero ir, y no voy a dejar que alguien así me lo impida. Me sigue molestando mucho, pero aún así, voy a aguantarla todo lo que haga falta.

“Me pondré a hacer la cena.”

Cortando la conversación, que no daba más de sí, mi padre dio unos pasos adelante.

Aunque, antes de irse, giró su cabeza ligeramente hacia atrás, con ese tono preocupado que ha intentado esconder hasta ahora.

“Solo quiero que sepas, que no estás solo. Puedes pedirme lo que necesites.” Después, se dirigió a la cocina.

Durante el tiempo que estuvo hablándome, no pude mirarle a la cara. Ni siquiera pude mirar a su dirección, no podría, no puedo. La he dejado morir. Cómo voy a mirarle a la cara sabiendo eso? Sería aceptar que me ha importado una mierda lo que ha pasado, sería una falta de respeto la cual nunca me perdonaría.

Pero, a la vez que pensaba en eso, pensé en como se sentía mi padre en ese momento. Qué era lo que pasaba por su mente? En ningún momento le he visto llorar, y recién acaba de llegar a casa, y no va a poder descansar en lo más mínimo porque se tiene que preocupar por mi.

-No estás solo-

Por qué me ha dicho eso? No se está preocupando por lo que me pasa ahora, sino por lo que me pueda pasar? No, papá, no lo voy a hacer, no lo pienso hacer, nunca lo voy a hacer. Por mucho que me aleje de ti, nunca lo voy a hacer. Te lo prometo.

No subí a mi habitación, ni a la suya, hasta que papá hizo la cena. Le estuve esperando en el salón. Durante la misma, no dijimos nada, solo nos centramos en nuestros platos, y poco más.

En mi caso, no quería decir la única cosa que tenía que contar, pero sé que mi padre tenía muchas cosas que decirme en ese momento, solo que no supo como decirlas en primer lugar.

Acabé el primero, y no fue casualidad, comí rápido para poder levantarme antes. Después de dejar el plato en el lavavajillas, le hablé a mi padre.

“Papá.”

“Sí?”

“Voy a salir ahora un rato.”

“No tienes clase mañana?”

“...He quedado con &$%”! y _¨*^?¿·.”

Hubo una pequeña pausa en la conversación, en la que nadie dijo nada por un momento, hasta que mi padre cambió de tema.

“Esta semana voy a estar libre”

“No vas a ir al trabajo?”

“Más raro se me hace que tú vayas a ir al instituto mañana. No tienes porqué ir, puedes descansar.”

“Por qué lo dices?” Mi padre suspiró ante la pregunta, y procedió a poner en palabras lo que quería decirme.

“Sé que todo esto ha sido repentino, y, muy cruel para ti. También lo es para mí, para todos, por eso no quiero que vayas. Date un momento para respirar. Incluso si es tu deber ir al colegio, más importante eres tú. Hasta yo voy a tomarme un tiempo libre, así que puedes hacer lo mismo. Y también, no tienes por qué cerrarte de esa manera, estoy-”

“Estoy bien”, Interrumpí a mi padre. “Si me dices que puedo faltar, lo haré, pero voy a estar bien, no te preocupes.” Sabía más que nadie que esto era mentira, pero no quiero que mi padre se ponga peor de lo que ya está.

“Me lo prometes?”

“Si” Dejé salir un suspiro, y me dí la vuelta. “Voy a salir ya”.

“No te quedes hasta tarde. Llevate un paraguas por si llueve, no han dicho nada en la tele, pero tiene pinta de que va a llover. Avísame cuando vuelvas, si tienes que despertarme para hacerlo, hazlo.”

Tan solo asentí. Todo lo que he dicho sobre salir es mentira. Bueno, si era verdad que iba a salir, pero no iba a quedar con nadie.

No he hablado con ellos desde que volví de la convención, y no creo que les vea en toda la semana a menos que vengan a verme.

No deberían de saber lo que ha pasado, mi padre no se lo ha contado a nadie que no sea un familiar o de la funeraria.

Lo que me preocupa es que alguien se haya enterado de todo, y que lo vaya contando por todo el vecindario.

Subí a mi habitación a cambiarme la ropa, no iba a salir en pijama. Cuando me vestí, me dirigí a la entrada, me puse mi cazadora, los zapato, y con mi móvil y las llaves en mi bolsillo, abrí la puerta, y salí a la calle.

“Hasta luego.”

“No vuelvas tarde!”

No lo hacía por mi, para darme espacio, calmarme, o cualquier otra razón. A quien quería darle espacio era a mi padre.

Quería que se desahogara en casa, sabiendo que ahora estaba solo, que por un momento podía dejar de ser un padre, y ser él.

1.

Por mi parte, al no tener nada que hacer mientras salía, dí una vuelta por la zona, que era el vecindario y poco más. Si quisiera irme lejos, como a la ciudad, tendría que coger el tren, lo cual no voy a hacer.

Al mira al cielo, la luna brillaba de forma más tenue que ayer, solo podía ver gracias a las lámparas en la calle. Tampoco es como si en el cielo hubiera algo interesante, estaba todo negro, y con suerte se veían unas pocas estrellas.

En las calles no había nadie, estaba todo vacío. Incluso en la calle principal estaba todo desolado, bueno, excepto el típico grupo de tíos borrachos yendo de fiesta.

Uno pensaría que no es buena idea que salga tan tarde a estas horas, y con este ambiente, pero aquí no me va a pasar nada. Como si en este lugar me fuera a hacer algo alguien. Me sorprende lo mucho que le prestaba atención a la realidad.

En momentos así, mi cabeza estaría dando vueltas, y mi mente viendo sin parar conclusiones e imágenes horrendas, pero con ver el reflejo de la luz en el húmedo asfalto de la calle me distraía.

Por qué mentir, me gusta este ambiente. No es lúgubre, tampoco es llamativo, es una combinación perfecta de diferentes factores que llevan a un ambiente tranquilo y pacífico.

Además, no hace mucho frío. Es verdad que hoy es un día único, ya que en estas fechas, incluso a esta hora debería de poder salir solo con sudadera, no sé si es porque ha llovido, o porque hoy han querido bajar las temperaturas, pero he tenido que coger mi cazadora.

Cuanto más caminaba, más sentía que las luces que iluminaban mi camino brillaban menos y menos, y cuando dejé de prestarle atención al suelo, me di cuenta.

Me había dejado los cascos.

Me di cuenta porque ya no podía distraerme más con el ambiente, no podía evitarlo más. Y cuando me di cuenta, una sonrisa se formó ligeramente en mi cara, mientras me repetía en mi cabeza lo tonto que era.

Pensé en dirigirme hacia el parque. Aunque no hubiera nada de interés allí, podría matar el tiempo andando en él, por hacer alguna cosa.

Cada vez me sentía peor. Me sentía mareado, con un peso que apenas podía levantar, no sabía que hacía en la calle. Quería gritar.

Empecé a pensar en lo ocurrido, una y otra vez repitiendo esa misma palabra en mi cabeza como si me fuera la vida en ello.

“Asesino.”

A la vez que en mi mente se repetían esas palabras, con esa voz irritante detrás de ellas, la presión que llevaba sintiendo en mi pecho desde hace rato empezó a agravarse.

Lo agarré lo más fuerte que pude, mayormente a mi cazadora y sudadera, pero presioné mi puño en mi pecho, intentando aliviar el dolor.

“No…” Con una voz dolida y, por primera vez, apenada, repetí esa palabra cada vez que lo escuchaba en mi mente.

Ya no se trataba de haberlo hecho o no, se trataba de aceptar que lo hice. En el fondo de mi ser sabía que era todo mi culpa, pero no quería aceptarlo, no lo podía encarar. Por eso esta ansiedad me atacaba.

Apoyé mi cuerpo en la pared después de llegar a un lugar en el que el suelo estaba seco. Empecé a deslizarme poco a poco hacia abajo, de la poca fuerza con la que me apoyaba, pero apoyarme en la pared más o menos me ayudó a calmarme.

El peso se alivió bastante, la presión cesó, y las voces pasaron de ser palabras a una tenue estática, por un momento pensé que todo estaba bien, que todo-

Una ambulancia con la sirena puesta pasó por la carretera.

Exaltación, seguida de preocupación y miedo cubrieron todo mi cuerpo. Mi cuerpo no paraba de estremecerse, ante el tono de la sirena. No podía pensar claramente, pero a la vez, lo veía todo.

Otra vez, empecé a ponerme nervioso. Intenté calmarme lo mejor que pude, otra vez, agachado, y apoyándome en la pared.

Presioné mi pecho con mi puño derecho, e intenté centrarme en mi respiración en vez de pensar. Me llevé la otra mano a la cara, cubriéndola completamente, y me froté los ojos.

Después, los dejé cerrados por un momento. Dejé de ver, no veía nada. Poco a poco, todo el peso, la presión, y el miedo que llevaba encima se esfumaron.

Decidí sentarme en el suelo un momento, apoyando mi espalda en la pared. Miré a ambos lados de la calle, para ver si había alguien.

“Parezco tonto haciendo esto…” Por suerte, estaba solo.

Me quedé encogido, como una bola, mientras abrazaba mis piernas.

Me quedé sentado un buen rato, con la mente en blanco, solo prestando atención a mis sentidos. Estuve sentado tanto tiempo, que llegué a notar como una gota de agua cayó sobre mi cabeza.

“Mh?” En cuanto lo noté, otra le siguió, después cayó otra en mi hombro, y a esas pocas gotas le siguió una suave lluvia. “Joder…”

Me levanté en cuanto empezó a llover. No es como si fuera a irme a casa solo por la lluvia, pero no quería estar sentado mientras pasaba. Además, tenía que ir a un lugar; al parque.

Quizá podría buscar un sitio del que cubrirme con la lluvia.

Con la de cosas que suele haber en los parques, por lo menos algo con techo debe de haber.

La lluvia caía suave, no llovía tanto, aunque sí lo suficiente para dejarme mojado. Con cada paso que daba, podía escuchar el chapoteo del agua, y como esta misma se calaba dentro de mis zapatos. Era una sensación que no me gustaba, nunca voy a poder soportar el estar incómodo a menos que lo ignore. Y eso mismo hice, ignorarlo, porque ya había llegado a donde quería.

El parque estaba un poco lejos de mi casa, debido a que estaba al lado del bosque de la urbanización. Así aprovecha de buena manera el ambiente, y ya que hay poca casa por el bosque, puede permitirse tener un buen tamaño.

Aunque a esas horas, era un poco lúgubre, sobre todo con la luz tenue de las farolas en el camino.

Hace tiempo que no vengo aquí. De pequeño jugaba en casa con ella, porque salía poco, y cuando lo hacía, yo la obligaba a venir conmigo. Simplemente dábamos una vuelta, y tampoco podíamos ir tan lejos estando solos a esa edad.

Nuestros padres iban al parque de vez en cuando con nosotros. Por mi parte, siempre que iba me lo pasaba bien, aunque era solo porque &$%”! estaba conmigo. Ella no se despegaba de Mamá en ningún momento, le daba miedo &$%”!.

Supongo que él aportaba tanto cosas buenas como malas...

Mientras iba por los caminos del parque, a su vez, la lluvia empezó a calmarse un poco, aunque todavía quería buscar refugio.

Pronto encontré un árbol enfrente de la zona de juegos del parque lo suficientemente grande como para quedarme debajo de él. Aún así, todavía me caían gotas de agua, y nada me protegía del frío, aparte de mi ropa.

De verdad que no hay nada aquí para cubrirme de la lluvia?! Menudo parque de mierda...

Me quedé mirando a los columpios, mientras esperaba a que la lluvia cesara. Solía usarlos mucho con &$%”!, mientras mi padre nos vigilaba junto a ella.

Había veces que mi madre tenía que quedarse en casa a hacer la comida, por lo que ella se quedaría pegada a papá.

La primera vez que ella no vino me enfadé, ya que no me dijo porqué, pero ella me explicó que mi madre no se había ido porque quisiera.

Creo que fue ese mismo día en el que salí volando del columpio…

No sé si fue porque me resbalé, o porque no me estaba agarrando a nada. Lo que sí se es que me comí el suelo con la cara, y me puse a llorar a mares, gritando que iba a morir. Recuerdo que, incluso si &$%”! estaba conmigo, ella vino corriendo hacia mí.

Si no recuerdo mal, debería de tener una raya debajo de mi flequillo…

Saqué el móvil a pesar de la lluvia, e intenté buscar aquella marca en mi piel.

Tal y como me imaginé, ahí estaba. No es una de esas cicatrices chulas, tenía una forma un poco rara, aunque no era algo que me preocupara, ya que casi no se notaba.

Cuando me caí, no sé que me daba más miedo, si mi inocencia en pensar que iba a morirme por haberme dado en la cabeza, o lo enfadado que estaba mi padre por mi descuido.

Supongo que por algo tan repentino, esa es su única manera de expresar su preocupación.

“...”

¿Qué estará haciendo papá ahora? Me pregunté a mi mismo.

No sé si querrá desahogarse o no. Nunca le he visto llorar, así que no tengo ni idea. Quizá es que controla muy bien sus emociones y es muy maduro, más de lo que ya es, o puede que solo lo haga en privado, como cualquier otra persona.

“...Achoo!” Repentinamente, estornudé.

Lo que me falta ahora es ponerme malo. Espero que alguien esté hablando de mí…

En ese momento, pensé que podría estar hablando con &$%”! o _¨*^?¿·, pero no, era mucho mejor estar en el parque, no?

Y a todo esto, no he hablado con ellos ni por el móvil… En verdad saben lo que ha pasado? Sería raro que mi padre les haya dicho nada.

La casa de _¨*^?¿· no está muy lejos de aquí, no sería mejor ir allí?

No, qué estoy diciendo? Es muy tarde como para ir a casa de alguien. Seguramente estén cenando o durmiendo…

“Tsk…”

Y qué voy a hacer mañana? Siquiera voy a poder verles a la cara? No me veo capaz de decir nada sobre esto. No tengo valor, no sé ni que decir. No es como si hubiera hecho algo malo, o algo vergonzoso, pero aún así-

“Qué estás diciendo, Riku?” La voz venía de el columpio de enfrente, alguien se estaba balanceando en él.

Una chica. Pelo largo. Ojos azules. Una voz que suele ser suave y dulce, ahora suena un poco molesta.

2.

Primero me sorprendí, luego miré al frente, y, ahí estaba, sentada en el columpio a una distancia en la que podía escucharla.

Por muy sorprendido que estuviera, no era alivio o pena lo que me invadía. Mientras apretaba el puño solo sentía una cosa. Frustración.

“Por qué estás aquí?” Dije, con una mezcla de resentimiento y culpa, mientras dejaba de apoyarme en el árbol.

“Tan solo estoy divirtiéndome un poco. El que tú estés aquí sí que no tiene sentido...” Contestó mientras se balanceaba en el columpio.

Ella llevaba puesto el uniforme de preparatoria de invierno. Era una chaqueta azul claro, con una camiseta de botones blanca, todo sumado a una falda negra que le llegaba a las rodillas. Aunque fuese septiembre, ya hacía suficiente frío como para llevarlo por las mañanas.

Me acerqué lentamente hacia ella, mientras mi sentimiento de ira poco a poco se calmaba, pero no perecía.

“Para ya…”

“Qué pasa? No puedo estar aq-” no la dejé acabar la frase.

“Para de hablar así!” Le grité, agarrando una cadena del columpio, haciendo que este pare de balancearse.

“E-eh, he dicho algo malo?” ella se cubrió la boca con una mano. Esa molestia detrás de su voz fue reemplazada por un tono de asombro y confusión.

“Sé que no eres ella! No puedes ser ella… Solo eres una impostora!” La agarré de la muñeca mientras gritaba una vez más. El ambiente cambió por completo en el momento que la agarré.

“No entiendo a que te refieres! Y por qué soy yo una impostora?!”. Ella me miró a los ojos mientras hablaba, teniendo una mirada dolida, en contraste con mi vista enfadada.

Después, bajó su cabeza, y cerró sus ojos. Ella empezó a hablar con un tono bajo y dolido. “No puedo hablarte o qué?...” Mientras tenía su cabeza baja, empezó a caer agua de sus ojos.

Pensé que sería la lluvia, pero me di cuenta de que su muñeca estaba completamente seca. Su uniforme también, era como si no estuviera lloviendo para ella. El único líquido tocando a su piel eran sus lágrimas.

Cuando me di cuenta de esto, toda la ira y enfado que tenía se desvanecieron, y la solté sin pensarlo dos veces.

“Acaso no puedo ser yo misma?!” Pasó a mirarme fijamente a mí, con su cara llena de lágrimas. “Es por esto que me dejas de lado?! Solo te intereso cuando quieres entretenerte, no?!”

“N-no, yo-”

“Mentira!!!… Ya sé lo que vas a decir, llevas diciéndolo todo el día…”. Ella se dio la vuelta, para así darme la espalda completamente.

“’Me importas, siempre me has importado’, vas a decir eso, excusándote de que, aunque no hicieras nada en todo el día, tenías la intención de hacerlo eventualmente. Te prometías todo el tiempo que lo harías un día, pero ese día nunca llego, verdad? ” Su voz sonaba rota, y con un tono resentido.

Mientras hablaba, ella seguía llorando, aunque mucho menos, ahora que tiene algo que decir.

“Eso no es verdad! No es…” No podía acabar esa frase. Decidí quedarme callado.

“Ves? Sabes que tengo razón. Me has dejado tirada a mi suerte. Solo te ha importado la parte de mi que se preocupa por ti, pero donde está la parte de ti que se preocupa por mí?”

“Está aquí!” Me llevé la palma de la mano al pecho. “Estoy aquí y, siempre lo he estado! Además, dices que tú querías a la parte que te ayudara, pero tú nunca me has pedido ayud-”

“No debería de tener que pedirla para que me ayuden! Y si dices que está ahí, por qué no me la has enseñado?!” Ella se levantó de manera brusca del columpio, para postrarse enfrente mía, mirándome cara a cara.

“Si te la he mostrado! He intentado ayudarte, yo-”

“No, lo único que has hecho es escucharme!”

“También he intentado acercarme!”

“Nunca has intentado acercarte de verdad! Si lo hubieras intentado, me habrías confrontado directamente en vez de responder a lo que te decía!” Ella grito esa frase con todas sus fuerzas mientras su cabeza miraba al suelo, aunque tenía sus ojos cerrados.

Me quedé sin palabras otra vez. Tenía una expresión de culpa y sorpresa a la vez. Sabía que no podía justificarme, sabía que no iba a ganar esto, pero, por qué intentaba defenderme?

“Siempre doy, pero nunca recibo, no es eso egoísta?” No contesté.

“Por qué tengo que resolverlo todo yo? “ No contesté.

“Por qué a nadie le importo yo?” No contesté.

Hubo un pequeño silencio, aunque solo fuese en nuestra conversación, ya que la lluvia acaparaba la mayor parte del ambiente, cada vez volviéndose más fuerte.

“No te parece normal?” Ella me preguntó, con un tono de voz más frío. Me dolía el simple hecho de oír su voz así.

“Qué crees que voy a hacer si me abandonan a mi suerte? Qué crees que voy a hacer si cada vez tengo menos fuerzas para seguir?” Su tono frío empezó a romperse con una voz más agitada.

“Quién te crees tú para usurpar mi habitación y hurgar en ella?” Ella empezó a sonar molesta…

“Quién crees que eres como para leer todo eso?! Te crees que tienes el derecho, Riku?! Riku es el único que tiene el derecho de leerlo, pero tenías que ser el que se metiera en mi cabeza!”

No sentía culpa en ese momento, pero aún así estaba temblando. No estaba enfadado, pero aún así tenía apretados mis puños. No estaba nervioso, pero aún así mi vista estaba agitada. Tenía miedo, miedo de escuchar a ^[Ç+? así.

“Y qué sacaste de todo eso?! Solo consigues humillarme! No me hace ni una pizca de gracia que te pongas a leer mi vida como si fuera un cuento de hadas! No es un fanfict para ponerse a leer como un depravado! Si lo hubiera leído cualquier otra persona…” Ella se desplomó al suelo, y otra vez, empezó a llorar. “No te mereces nada de lo que hay escrito…”

A qué se refiere con eso? No sabía que hacer, si salir corriendo, si confrontarla, si quedarme quieto…

Al final, no acabé eligiendo, y al no elegir, elegí quedarme quieto, y no hacer nada.

“Otra vez? No vas a hacer nada? No vas a responderme? No vas a hacer nada? Vas a huir otra vez? Siempre estás huyendo de todo lo que te molesta… Aceptalo de una vez, por favor…” Su voz sonaba enfadada mientras estaba de rodillas, y sus lágrimas fluían sin cesar.

Bajé la cabeza, y dejé de centrarme en ella. Intentaba centrarme solo en la lluvia, y no en su llanto. Quería ignorarla, olvidarme de ella. Me daba tanto miedo y me sentía tan mal que no podía soportarla más.

“Ya lo sé… piensas que no tengo ni idea?”

Ella alzó su cabeza para verme a la cara, pero yo me había dado la vuelta, no podía confrontarla. No podía porque, si veía su cara más tiempo, no aguantaría.

“Ya sé que te he ignorado, que no te he apoyado. No he hecho nada porque pensaba que solo empeoraría las cosas. De lo que no me di cuenta, es que al no hacer nada, admitía que no me importabas lo suficiente. Hacer algo sin que esa cosa te importe una mierda, y no hacer nada mientras esa cosa te importa mucho es lo mismo. Ambos están haciendo algo en contra de sus ideales. Por mucho que me importes, si no hago nada, es como si me dieras igual, lo sé.”

Seguía dándole la espalda. No sería capaz de decir todo esto enfrente suya, si ella estuviera aquí no podría decirle nada.

Si estuviera aquí.

Ella dejo de estar de rodillas y se levantó, no dijo nada, pero porque su intención era escucharme.

“Sé que no debería de haber metido mis narices en donde no debía, lo tengo claro. Pero, si ‘no me importas’, también debería de darme igual lo que pienses de mí después de haber leído todo eso. Da igual lo que sepa sobre ti, de todas formas, porque cuanto más te conozca, más dejaras de ser aquella hermana.

“Tenía miedo de verte de otra forma, de verte peor que antes, pero al acabar me di cuenta de que no había cambiado nada, de que seguía viéndote igual, pero…”

La lluvia no pudo esconder los pasos que venían de mi espalda, pero…

“Pero ahora solo puedo vivir con eso en mi mente. No puedo dejar de pensar en todo lo que has escrito, y, aunque lo sepa, ya es tarde. Muy tarde. No debería de estar pensando en esto ahora porque es una pérdida de tiempo. Si no hubiera hecho el vago antes, ahora podría decirlo con orgullo, pero solo puedo reírme.” Estaba sonriendo. No era una sonrisa plena, pero su incompletud no justificaba su presencia.

“Qué es lo que debo hacer ahora? Qué tengo que pensar? En qué me tengo que centrar? Qué debo buscar ahora? Ya no tengo motivos. No tengo nada por lo que trabajar, nada. Ninguna razón. Nadie me va a felicitar por lo que haga porque ellos tienen que hacer algo igual, o más difícil que lo mio. No vas a felicitar a un niño que ha aprendido a nadar, porque tú sabes hacerlo desde hace mucho, es algo básico.”

Me llevé las manos a la cabeza, tapándola completamente, mientras sentía cada gota de la lluvia caer en ellas.

“Pero me lo he buscado yo. Uno cosecha lo que siembra, y si dejo de regar a la planta cuando me toca, claro que se va a marchitar. La naturaleza no va a darle el agua por si sola… Y aún puedo tener el valor de reírme? En serio puedo hacerlo? No debería de secarme yo también?!…” Me desplomé al suelo, arrodillándome para no caer del todo. Podía notar como mis pantalones se manchaban de tierra con solo apoyarme un momento. Mi cabeza todavía estaba mirando al suelo.

“No la voy a volver a ver, se ha ido, está muerta, ^[Ç+? está muerta, y no he hecho nada… Teniendo estas manos… Teniendo todo a mi alcance...”

Apreté mi cabeza fuerte con mis manos, agarrando mi cara como si quisiera arrancarla. “No soy un asesino. Soy un monstruo, un desgraciado…” .Cuando terminé de apretar mi cara con mis manos, deje que cayeran, estas chocaron con el suelo, y se quedaron apoyadas en él.

Perdón”, eso era lo que quería decir, pero en cambio, empecé a reírme. Empecé a reírme. Primero en voz baja, sin siquiera abrir la boca, pero, cada vez era más fuerte, más exagerada.

La lluvia me cubría por completo, y ahora caía a montones. No sabía si estaba llorando, no lo sentí en absoluto, lo que sí se es que no paraba de reírme.

Me reía, pero mi cara mostraba lo opuesto. Con el tiempo, esa risa sonaba ahogada. Cada vez más ahogada, más débil, hasta que cesó por completo.

La lluvia, la cual se asemejaba más a un diluvio, ocultaba cualquier sonido, solo el que lo emitiera lo escucharía. El frío tampoco ayudaría a centrarse en esa voz, haciendo que te centres más en como tiemblas. Y por último, el agua, que había dejado a mi ropa perdida, no ayudaba a calmar ese sentimiento, hasta sería mejor ir desnudo.

Me llevé las manos a mis ojos, cubriéndolos al completo, como si quisiera que nadie me viera, aunque estuviera solo. Y empecé a llorar.

No sé cuanto tiempo estuve allí, quizá un rato, o una larga hora, pero hubo un momento en el que dejé de llorar.

Cuando paré, decidí ignorar todo lo que había pasado, aunque, antes de eso, quise darme la vuelta.

“…”

Vi que no había nadie. Después de comprobar eso, me fui del parque, corriendo. Corrí por la calle, bajo la lluvia, teniendo cuidado de no resbalarme.

Pensé que corriendo me olvidaría. Creía que si me alejaba de todo lo que me importara, acabaría por olvidarlo.

Por eso, todo lo que podía hacer era correr, poco a poco, hasta dejarlo todo atrás.

En ningún momento miré hacia atrás.

Al volver a casa, mi padre estaba enfadado conmigo. Él se quedó esperándome para que volviera. Estaba preocupado, sobre todo porque me había llamado al teléfono varias veces debido a la hora y el tiempo, pero resulta que me lo dejé en casa.

No sé como, pero no me resfrié ese día, solo que al volver, tuve que secarme con una toalla, y calentar un poco mi cuerpo en la cama. Que no me pusiera malo no significa que no tuviera frio alguno.

Lo que me molestaba del frio no era la sensación física, sino la mental. Aunque le dijera a mi mente que dejara de temblar, estaba tiritando todo el rato, no podía controlarme.

El frio también traía consigo cosas malas, ya que, si todo lo bueno trae una sensación cálida consigo, no estaría el frío vinculado con lo malo?

Este me recuerda a la soledad, a lo dura que puede ser la realidad, y lo cruel que puede tratarte la vida. Pero si el frio es la ausencia de calor, el frio en si no existe, Si es así, ¿lo malo tampoco existe?

Eso no tiene sentido, ya que no existe el bien puro. El mal existe ya que el bien está ahí para resaltarlo, y el bien existe ya que el mal está ahí para destacarle. Si no existe el mal, tampoco existe el bien? Qué es, entonces?

Aunque, si no hubiera ni bien ni mal, el ser humano no sería capaz de hacer nada. No podemos hacer nada si no hay algo a lo que tender.

Si no somos capaces de actuar bien, no podemos llegar a hacer nada.

Me quedé pensando en ese tipo de cosas mientras intentaba dormir… Es normal que no pudiera hacerlo en primer lugar. Solo cuando dejé que mi mente descansara, fue cuando mi cuerpo pudo descansar también.

Esa noche, dejé de soñar dormido.

3.

Al día siguiente, no fui al instituto.

Supongo que el lunes fue cuando le dijeron a ellos todo lo que había pasado. Sería lo normal, al menos.

Espero que nadie más lo sepa, aunque este tipo de cosas se propaga más rápido que el fuego. Si algún día veo en la puerta de casa a un desgraciado de las noticias, no voy a dudar a cerrarle la puerta en la cara, aunque le tenga que dejar la cara plana.

Me sabe mal que lo sepan, sobre todo &$%”!, pero es algo inevitable.

No hace falta que lo mencione, pero no le hablé a nadie sobre lo que leí en el ordenador de ^[Ç+?. Sé que tendría que haberlo dicho en cuanto lo descubrí, pero no quiero hacerlo, al menos, no todavía.

Por mi parte, no quiero leer más de lo que hay escrito. Aunque tenga derecho a leer mi nota, no quiero leerla, no quiero tener que ver nada con eso.

Estuve el resto del día encerrado. Mi padre me tuvo que subir la comida y cena a la habitación, y por lo menos, tenía ganas de comérmela.

Pero el dilema de quedarme encerrado en esa habitación no fue cosa de un día. El martes fue lo mismo, no hice mucho estando ahí encerrado. La mayoría del tiempo ahí consistía en estar tumbado en la cama, intentando dormirme otra vez.

Poco a poco, empecé a comer menos. Rechazaba la comida que mi padre me traía, no tenía apetito, y sentía que al comer gastaba más fuerzas de las que ganaba, aunque luego, de hacer tan poca cosa, no lograra dormir por la noche. Eso era lo de menos, ya que, aunque estuviera cansado, no pararía de comerme la cabeza.

A pesar de lo que hiciese ese día, sabía lo que tenía que hacer el día siguiente, Mi padre tenía un traje suyo el cual me vale a mi, por lo que estoy prácticamente obligado a ir al funeral.

No sé como reaccionaría la gente si no fuera, no sé si sentirían lástima por pensar que estoy tan decaído, o si se indignarían por no tener el valor de presentarme.

Solo sé que ambas opciones son igual de difíciles.

No tengo ganas de ir, pero no tengo el valor de quedarme. Siento que si voy, arruinaré todo de una manera u otra, algo haré para que todo el mundo me mire de mala cara.

Y aunque no haga nada, la gente ya debería de estar enfadada conmigo. Deberían de saber lo que he hecho, y asumirán que todo es mi culpa.

Aún así, es un castigo que nunca tendré. Nunca se me juzgará de pereza, porque todo se tapará como una mera tragedia, como algo imprevisible, pero igualmente evitable.

Ese es mi pecado, no evitarlo. Si ya he roto la barrera de lo imprevisible, no tiene sentido dejarlo ahí. Solo un imbécil dejaría una carrera a medio hacer. O la acabas, por muy atrasado que vayas, o no la haces en primer lugar.

Creo que sé lo que voy a hacer mañana. Si mi padre me obliga a ir, iré, me tragaré mi orgullo y vergüenza y me presentaré ante todos. Pero si me deja quedarme aquí, eso es lo que haré.

Dejaré que ella descanse. No creo que quiera verme la cara ahora mismo, menos aún cuando lo único que va a ver es una capa negra que no deja ver lo que hay al otro lado. Tampoco me he ganado el derecho de ir al funeral, por lo que sería una falta de respeto ir.

Cómo puedo ganarme el respeto? Acaso voy a tener otra hermana a la que apoyar? Siquiera voy a conocer a alguien a quien pueda ayudar? Seguramente solo me aprovecharía de esa persona como si fuese un trapo sucio.

Es por eso que no quiero ir, pero, esa no es la única razón, claro. También va a estar mi madre.

No quiero verla. Eso es definitivo. No creo que me altere mucho si voy, ya que no sé si lo que siento es enfado o miedo de verla. Solo sé que nos tiene el suficiente respeto como para venir al funeral. En todo caso, le tendría respeto a ^[Ç+? y a Papá al venir, no tiene por qué tenerme respeto a mi.

Lo único que puedo hacer ahora es dormir, y quizá rezar. Aunque no sepa que resultado es el que quiero, y cual es el mejor para mí, quiero rezar para tener el mejor resultado de todo esto.

A qué dios vas a rezar, si no puedes creer ni en ti mismo?”

Él empezó a hablar, como la última noche.

4.

No pude dormir. Era por la ansiedad, el miedo, y lo nervioso que estuve toda la noche. Además de que, cuando me ponía a pensar de quien era el funeral, me estresaba todavía más, y sentía como, cada vez que lo pensaba, recuerdos individuales se reproducían aleatoriamente en mi cabeza.

Tampoco sé si realmente pasaron las cosas que me imaginé o no. Casi todo lo relacionado con mi infancia es una imagen difusa.

Y, cuando finalmente pude dormirme, cuando las voces e imágenes cesaron, no soñé nada.

No pude despertarme por mi cuenta a la hora del funeral. Era por la mañana, por lo que había que madrugar. Mi padre fue el que me despertó.

Hasta que salí de casa, estuve con un leve dolor de cabeza. Supongo que fue por lo mal que dormí, o puede que fuera un aviso de que me quedara en casa.

Ahora que lo pienso, en todo ese tiempo nunca pensé en evitar irme de casa. Mi padre nunca me dijo que estaba obligado a ir, aunque si usara esa misma lógica, tampoco me dijo que me podía quedar en casa.

No desayuné, me fui directamente a la ducha, evitando mi irrelevante costumbre de ducharme con música, para luego ponerme el traje.

Me quedaba perfecto. No me importaba en absoluto que me quedara bien, hasta me daba rabia. Era como si estuviera fijado que tendría que llevarlo puesto un día.

Y con que me quedara bien, lo digo por tamaño, no por aspecto. No me gustaba como me veía en traje. Parecía un cosplay mal hecho, además de que no me podía tomar en serio con el peinado y ojeras que llevaba. No estaba despeinado, iba con mi peinado de siempre. Para un chico, tengo el pelo largo. Al menos, casi todos en clase lo llevan más corto que yo.

Tampoco creo que tenga que explicar por que las ojeras me quedan mal.

Mi padre se gastó mucho dinero en la ceremonia. El funeral fue en el templo de la ciudad, y es de esos funerales en los que se hace un rito por el difunto.

Para ser sincero, no sé como es un funeral. Como no fui al de mi abuela, no se en qué consiste, o que se hace y que no se hace. Aunque lo que no se hace debería de estar claro.

Todo el camino al lugar fue incomodo y ligeramente tenso. Mi padre y yo no hablamos en los 20 minutos que tuvimos que andar.

No lo veo como algo malo, creo que es mejor si no nos decimos nada, ya que puedo dar por hecho que no hay nada importante por aclarar, al menos por su parte, ya que aún sigo sin decirle a nadie lo del ordenador.

Debería aprovechar el momento y decirlo?

No me veo capaz de hacerlo. De verdad voy a ser yo el portavoz obligado a decir que esas notas existen?

Si no puedo ni pedir perdón por lo sucedido, como voy a poder decir eso sin dudar?

Cuando pasó el tiempo, llegamos al lugar. Ya había gente allí, esperando a que nosotros llegáramos. No mucha, claro, todavía era muy pronto.

Aparte de mis abuelos por parte de mi padre y mi padre, no conozco a casi nadie de la familia, solo a un primo menor que yo. No sé si vendrá. Y aunque diga que le conozco, ni me acuerdo de su nombre. De mi familia, casi nadie me es relevante.

La gente que estaba esperando no tardó en venir a hablar con mi padre y a lamentarse por lo ocurrido.

Intenté alejarme de ese grupo que se había formado, pero era inútil, siempre había alguien que tenía que decir “Seguro que lo tiene que estar pasando mal”, o “Y tiene que pasar por esto siendo tan pequeño” como si fuera un crio.

No había ni llegado el alma de la fiesta y ya estaba planteando si de verdad había sido buena idea ir.

Cuanto más tiempo pasaba, más gente llegaba, gente que no conocía en absoluto. Todos eran gente mayor, y casi todos parecían ser familia directa, ya sea de parte de mi padre o de mi madre. Que, hablando de ella, se dignó a aparecer más pronto de lo que pensaba.

Mi padre se veía un nervioso, aunque, manteniendo su compostura, decidió hablar con ella. Desde que se fue de casa, no hemos hablado con ella.

No escuché nada de lo que dijeron, estaba sentado en el escalón del templo, y ellos estaban cerca de la escalera, cerca del Tori de la entrada.

Mi madre se veía igual de incómoda que mi padre, pero ambos estaban igual de preocupados y, en cierto modo, disgustados. Espero que sea por el funeral y no por verse las caras otra vez.

Cuando acabaron de hablar, mi padre señaló a donde estaba, y mi madre me miró. Pude verla de frente al completo.

No había cambiado nada. Quizá hasta se veía un poco mejor que antes. Es que es más feliz ahora que se ha deshecho de esta familia de mierda? Eres la única que no se lo merece.

Lo que me extrañaba era que estaba sola. Me esperaba que viniera con un hombre, especialmente su nuevo marido, pero no fue el caso. Puede que haya decidido venir sola por su cuenta.

A pesar de verme a la distancia, y hacer contacto visual por unos segundos, ella no vino a decirme nada. Tan solo fue a hablar con otras personas del lugar.

No hubo ningún otro familiar importante que viniera, y me dio rabia que solo vinieran familiares. Sigo sin entender como alguien como ella se mereció estar sola.

Mientras pensaba eso, alguien más llegó.

Llevaba el traje negro que se esperaría en un funeral, era una chica, medianamente alta, con una mirada apática pero a la vez cansada atravesando sus gafas, pero lo raro era su edad. Se veía joven.

Será una prima perdida o algo? Pensé. Por muy raro que suene, no tenía nada que hacer, por lo que me quedé mirándola, discretamente, claro.

Ella venía sola, por lo que sería raro. Aunque quizás viene tarde y ahora se va a reunir con sus padres, o con quien sea que venga. No me quedé a gusto con esa suposición, por lo que decidí verla un poco más.

Parecía que buscaba a alguien dentro de la multitud, cada vez acercándose más al templo, y al parecer, eventualmente encontró a la persona con la que se tenía que reunir.

“Disculpa, eres el hermano de ^[Ç+?, no?” Me preguntó la chica que estaba enfrente mía, con un tono monótono y neutral que intenta esconder su duda.

Qué directa… Y un momento, por qué me está hablando a mi?!

“… Y tú eres?” Le respondí con un tono más pesado que de costumbre, con una pizca de incertidumbre.

“Si,” Al escuchar mi pregunta, ella dio un paso hacia atrás, para después inclinarse levemente ante mi.

“Soy Suzune Aitsuki, una…” después de dudar un momento, terminó su presentación, “...una compañera de clase de tu hermana”

Una compañera de clase? Pero quien-? Después de pensarlo un rato, me hice una idea de quien podía ser.

“Eres la librera?!” Dije sorprendido, aunque con un tono un poco bajo.

“Librera?” Ella tenía una expresión confundida y sorprendida, tanto por mi sorpresa, como por lo que había dicho.

Mierda…

“No, no. No es nada…” Se me escapó por un momento el nombre en el que estaba pensando. Por lógica, ella era la única que podía venir aquí, aunque sigue sorprendiéndome que de verdad haya venido.

Hubo un breve silencio después de eso. Más que nada, parecía como si Suzune estuviera pensando en algo…

“… Es la primera vez que alguien me pone un mote…” Ella rompió el silencio, con una voz más calmada, y quizá hasta un poco contenta. Una leve sonrisa se formó en su cara, aunque portaba un tono amargo. “Te ha hablado de mí?”

“Eh, bueno, más o menos.” Contesté, avergonzado.

“Y pensar que me llamaba así… Seguro que lo único que he hecho es molestarla. En fin, mientras tú me llames Suzune.”

“Si…”

Después de una breve pausa, me introduje también.

“Yo me llamo Riku :2!”;_¨`*. “

“Encantada de conocerte.” Aún tenía una actitud mayormente neutral, pero aquel tono alegre y amargo seguía encima de ella como una peste.

“No hace falta ser tan formal…” Ella estaba levemente inclinada, con la mano derecha recta, alzada a mi dirección, ofreciéndome un estrecho de manos.

“Es la costumbre.”

“Bueno…” Mientras estaba sentado, le di la mano. Luego, intenté que la situación no fuese tan incómoda para mí. “No esperaba que viniera alguien que no fuese parte de al familia.”

“Yo, aparte de ofrecer mis condolencias, había venido para disculparme con todos, y sobre todo contigo.”

“Por qué?”

“Me sabe mal que se haya ido con ese sabor de boca por parte de mi clase.” La amargura al fondo de su voz cambió a una mezcla de preocupación y arrepentimiento.

Ahora que me doy cuenta, si ella a venido aquí, no significa eso que todo el distrito sabe de la noticia? O no, quizá solo lo sabe porque iba a su misma clase. Espero que sea eso.

Antes de contestar, apreté mi puño derecho para calmarme.

“No es del todo tu culpa, ellos se metieron con ella, y…” joder… tan fácil se me va la lengua?

“Te ha contado eso también?” Respondió Suzune, mostrando ese tono preocupado que tanto a intentado esconder con un toque de arrepentimiento.

“S-si…” Obviamente tenía que mentir acerca de eso. Después de la afirmación, ella se sentó al lado mía sin previo aviso.

“Tu hermana confiaba mucho en ti.” Ella se quedó mirando al frente, a al multitud, un poco decepcionada. Me quedé atónito.

No contesté en absoluto, nunca lo haría. Pero sabía perfectamente que eso era mentira. En el momento que escuché lo que ella dijo, todo empezó a tomar un ligero brillo blanco.

Nunca dejaste que ella confiara en ti.” “No eres mas que un fraude” “La imagen que todos tienen de ti es falsa”

Mi mente se hundió en ese mar de culpa, en ese fango lleno de estática.

Solo una voz diferente a la suya, pudo sacarme de ahí.

“No se te hace raro que haya venido?”

“Eh?”

“Digo, no soy alguien cercana a ella en primer lugar, y…”

Esperando por una respuesta, ella mantuvo el silencio por un momento. La vergüenza tomó control de mi cuerpo por un momento, y no pude decir nada.

“Hola?”

“S-si… No he escuchado la pregunta, pero, no creo que ella te considerara como una desconocida, por lo menos.”

“Tan solo creo que es raro que yo esté aquí, no crees?”

“…No tengo razón por la que pensar que eso sea raro. Acaso te arrepientes?”

“No, es solo que…” Ella apoyó su mejilla en su mano, y ambos miramos al frente. Había mucha más gente de la que me podría haber imaginado. Prácticamente no conocía a nadie, pero igualmente me calmaba un poco el saber que tanta gente ha venido a esto, aunque no sepa quienes están por pesar y quienes por obligación. Incluso ha venido alguien de su clase…

“Eh… Esto, Suzune…”

“...Si?

Antes de poder responder, la puerta del templo se abrió sin previo aviso. Cuando pasó, toda la gente del lugar dirigió su mirada al templo. Nosotros los levantamos de la escalera y nos apartamos a un lado. La gente empezó a entrar, mientras yo esperaba a mi padre.

La ceremonia en sí no duró mucho, lo que me puso mal cuerpo de todo el evento fue tener el ataúd suyo a pocos metros de mí.

Saber que si quitaba la tapa podía ver su cara otra vez me aterraba mucho más de lo que me esperaba. Tampoco podía soportar ver su foto enmarcada, cerca del ataúd.

Pude controlarme lo suficiente como para no llorar, a pesar de que algunos en la sala ya lo estaban haciendo.

No lo digo a modo de burla, tienen el derecho de hacerlo, después de todo. Algo que me cogió desprevenido es que de ese grupo estuviera mi madre.

No estaba llorando a cántaros, intentaba aguantarse mientras alguna que otra lágrima se le escapaba. Por alguna razón, me sentó mal verla así. Eso fue lo que más asco me dio.

Después de la ceremonia, y antes de llevar el cuerpo al cementerio, estuvimos en el templo un tiempo. Otra vez, los adultos solo aprovechaban para hablar de la desdicha que había ocurrido, o de lo trágico que era que algo así haya ocurrido.

Y quiero poner énfasis en lo trágico.

Nadie en la sala sabía que ella se había suicidado. Todos pensaron que algún criminal estaba detrás de todo eso.

Que si ella estaba por la calle y la atacaron. Que si alguien se coló en casa y ella trató de defenderse en vano. Al parecer, mi padre omitió la causa al contar lo sucedido.

No soy quien para juzgar si eso está bien o mal, siendo yo el primero en ocultar algo importante. Aunque, él lo dijera, a todos les sentaría peor.

Durante el rato en el templo, no hice más que apoyarme en la pared y mirar a la foto que había puesta en el altar de ^[Ç+?. Era del año pasado, creo que es la que usó para entrar a la preparatoria. Estaba sonriendo.

La decoración del altar era algo digno de tener. Aunque no pueda dejar de pensar en lo que le tiene que haber costado a mi padre preparar todo esto, sigue pareciéndome algo que ha merecido la pena.

Otra cosa a destacar es que mi madre vino a hablarme junto a mi padre. Afortunadamente no me ha dado ninguna mala noticia, como que van a volver a estar juntos.

Se acercó a saludarme, y a decirme que, solo por hoy, iba a quedarse en casa. No dije nada al respecto.

No tenía nada que hablar con ella igualmente. Nunca fue una persona por la que he tenido interés, y ahora simplemente la odio a secas, aunque hubiera sido peor que se quedara con nosotros.

El simple hecho de tener razones por las que separarte hace saber el error que has cometido al juntarte con papá. Si todo esto iba a acabar así, mejor no haberte liado con él en primer lugar.

Por lo menos, agradezco que se haya disculpado por mi hermana, aunque no sea su culpa. Se está comportando mucho más adulta de lo que pensé.

Me imaginaba que ella vendría apática y enfadada, como si esto fuera una tocada de cojones, pero siento que de verdad le duele que haya perdido a su hija, que es algo de sentido común, aunque sea una a la que abandonó.

Es algo que no se lo voy a perdonar nunca. La única razón por la que hubo un mal ambiente en casa por un tiempo fue por ella y por su orgullo. Todo porque no pudo tomarse bien la rabieta de un niño.

Después de lo que hice con la abuela, ella discutía con papá a la mínima que tenía una oportunidad, siempre estaba quejándose de algo, y aunque intentaras defenderla, se lanzaba contra ti.

Era como si no confiara en nadie salvo en ella. Odio que mi padre haya tenido que pasar por tantos dolores de cabeza debido a ella, y que cuando por fin se va a molestar a otro, tenga que pasar esto.

Acaso no puede nadie tener una vida normal y punto?

Me ha sentado mal venir aquí, ni siquiera sé como describir lo que siento. Aunque, con esto tengo suficiente.

Tengo miedo de que, si voy al cementerio, no vaya a poder aguantarlo.

5.

Antes de irnos, Suzune se juntó conmigo otra vez. Al parecer, había salido a fuera un momento antes de venir conmigo. Habrá llorado? Lo dudo.

No me confrontó directamente como antes, ella apoyó su espalda en la pared, igual que yo, al lado mía

“…”

“…Lo siento.”

“…No es tu culpa.”

Nadie dijo nada. A pesar del ruido que había en el lugar, sentía como esa capa densa de niebla negra estuviera acariciando mi espalda poco a poco, mientras miraba de reojo la foto de ^[Ç+?.

Pero, antes de salir del templo por mi cuenta, continué con lo que no pude decirle antes.

“Suzune, gracias por hablar con mi hermana.”

“…?”

“Por lo que sé, no estuviste mucho tiempo con ella, y al inicio no sé si os llevabais bien, pero, aun así, gracias por intentar acercarte a ella.”

“No… yo…”

“Sé que querías estar más tiempo con ella.” Al decir eso, ella se me quedó mirando por un tiempo, dubitativa. En breve, tomó una decisión.

“...Podemos ir afuera un momento?” Mientras apartaba su mirada de mi, hizo esa pregunta. Obviamente le dije que sí, y fuimos detrás del templo, donde no había nadie.

“Bueno… Qué querías decirme aquí?” En cualquier circunstancia, habría añadido a esa pregunta alguna frase tipo ‘No querrás hacerme cosas, verdad?’, pero no soy tan imbécil como para no entender la situación de ahora.

Ella tomó un breve momento para suspirar.

“Primero de todo… Qué haces para darte cuenta de ese tipo de cosas? Acaso piensas que soy ‘tímida’?”

“Eres igualita a un amigo mío” Le respondí sin dudar.

“No sé como será ese amigo que dices, pero no me considero alguien tímida en lo absoluto. La mayoría me dice que soy muy fría, y que paso mucho de la gente, y…”

“Por eso, tu eres anti-social. El amigo que digo lo es a medias, pero sigue contando.”

Al parecer, esa suposición mía hizo que Suzune rompiera ese comportamiento generalmente formal, al sonrojarse un poco.

“Cómo puedes decirme eso a la cara?!”

“Estoy equivocado?”

“Bueno… no tanto…” Ella se colocó las gafas antes de dar su punto de vista. “No me disgusta pasar tiempo sola, pero, al contrario de lo que estarás pensando, tengo amigas en clase. Quizá si me parezco más a ese amigo que dices de lo que pienso…” Parece que hasta le moleste que haya acertado tanto. Estoy haciendo trampas, eso si, así que no me siento orgulloso. Sé más de lo que debería.

“Ejem, pues, después de haber descubierto eso… Qué era lo segundo que me ibas a decir?”

“Ah, si” Al oír mi pregunta, ella se llevó las manos detrás de su espalda y las juntó. “Esto…”

Ella se tomó su tiempo para expresar lo que quería decir. Hasta notaba en tiempo real como cada vez se ablandaba más y más, y hasta parecía estar triste. Después de coger aire, ella empezó a hablar.

“Yo… no quise hablar con ella en primer lugar. No parecía ser mala persona, pero con tanta gente en clase hablando mal de ella… Tenía miedo de que también se metieran conmigo. Unos días después, pude hablar con ella, y me disculpé por haberla rechazado de esa forma. Al final, me acabé interesando por ella. Casi ni la conocía, y puede que al inicio lo hiciera por lástima, pero incluso con el poco tiempo que he pasado con ella, siento que de verdad era una amiga… y…” Suzune paró de hablar un momento, se dio la vuelta sin decir una palabra, y otra vez se hizo el silencio.

A pesar de ser algo familiar para mi, odio cuando hay mucho silencio estando con alguien. Es incómodo.

La razón por la que se había dado la vuelta estaba clara. No la conocía de nada, y ella casi ni conocía a mi hermana, pero, incluso si es así, ella estaba llorando por ella.

Tan rápido puedes formar una relación suficientemente fuerte con una persona, como para llorar por su muerte?

Por mi parte, incluso si la acababa de conocer, no quería que llorara enfrente mía por ella. Si esto sigue así, voy a acabar llorando yo también.

“Suzune…”

“… Por qué se ha tenido que ir? Y de manera tan… No lo entiendo, qué es lo que ha pasado para que ella?… Y, yo pensaba que iba a poder ser su…”

Quería hablar por esa razón egoísta, por la de no llorar enfrente de otros. Pensé que era algo horrible, y que esa era la única razón por la que quería calmarla.

Pero, dentro de mi mismo, en el fondo de mi mente, algo me molestaba. Mucho más que la idea de acabar llorando.

“… La verdad es que, no sé que decir ahora mismo. Tanto a tu respuesta, como para consolarte. Me da rabia tener que admitirlo. Solo quiero que sepas que no has llegado tarde.”

“Eh?…” Suspiró ella, mientras se limpiaba las lágrimas.

“Aunque te parezca poco tiempo, seguro que a ella le ha sido suficiente, hasta si no ha sido capaz de verlo en primer lugar. Por eso, estoy agradecido. Y, si además te culpas de ello, a pesar de haberla conocido hace poco, eso me hace en parte feliz. No logro entender como puede hacer alguien para preocuparse tanto por alguien que no conoce. Es por eso que, aunque no lo entienda, quiero agradecértelo.”

Es irónico.

“Pero…”

“La otra parte de que te culpes me preocupa, y para eso, solo tengo que decir una cosa…” Soy un payaso. “Si yo, que soy su hermano, no he podido evitarlo, no es tu culpa que no hayas podido hacer nada…”

“Evitarlo?”

“Ella…” Era lo correcto decirlo? Nadie me culpará después de decirlo, verdad? “No. No es algo importante. Solo… Solo quiero que sepas que no es culpa tuya.” Al final, me acobardé, me rajé. Huí.

No dijimos más acerca del tema, supongo que ninguno de los dos teníamos que decir nada más en ese momento.

Suzune se calmó, yo evité romperme, y cerramos la conversación dejando el lugar.

Ella quería evitar abrirse conmigo, luchó para evitar que pasara, y cuando pasó, intentó que no la viera así. Ya sea por timidez, o por no preocuparme, se dio la vuelta.

Esas palabras dulces y mágicas que calman a las personas en ese tipo de situaciones solo existen en la ficción.

Tan solo apartamos el tema. Ella se limpió las lágrimas, yo suspiré, y fuimos de vuelta a la entrada del templo.

Iban a llevarla al cementerio.

6.

Antes de ir, mi padre habló un momento conmigo.

“… Riku, sabes que no tienes por qué venir, no?”

“Papá, ya te dije antes que-”

“Aunque me lo hayas dicho, has tenido muy mala cara toda la ceremonia. No digo que sea un momento de estar feliz o relajado, pero siento que vas a acabar peor que antes. Tampoco digo que no puedas venir al entierro, pero no te sientas obligado a venir si no quieres.”

Sé que no lo dice a malas. Sé que lo dice con buena intención. Pero eso no es lo que me da rabia. Lo que de verdad me da rabia es…

“… E-entonces, de verdad puedo ir a casa?”

“Si, no te voy a culpar por eso. No me sentiría bien conmigo mismo si te va a sentar mal ir. Ya te dije que no tienes que forzarte a hacer más de lo que quieres si no lo necesitas.”

“...Gracias…” Me escondí de lo que tenía que hacer. Acabé dejándola sola hasta el final.

A pesar de todo, no me arrepiento completamente de este momento, ya que, antes de que mi padre se fuera, le dije una última cosa.

“Cuando vuelvas a casa, quiero decirte algo.”

“Te has echado novia?”

“N-no! Y no es momento para decir esas cosas!” Por mucho que haya dicho eso, su tono de voz todavía sonaba pesado y cansado. Solo querría motivarme un poco.

“Perdón, perdón.” Mi padre no se rió en ningún momento, aunque intentaba mantener una expresión más relajada y alegre, como la que tenía cuando éramos niños.

Interrumpiendo la conversación, una voz femenina pronunció mi nombre.

“Entonces, te vas a casa, Riku?”

“…!?” Me dio un pequeño susto que Suzune apareciera de la nada detrás mía.

“…? Es una amiga tuya?”

Mi padre volvió a su forma normal de ser. No entiendo como puede cambiar el chip de forma tan rápida. Y pensar que es alguien muy serio y formal en el trabajo…

“Hola, yo soy Suzune Aitsuki. Es un placer.” Inclinando la parte superior de su cuerpo hacia delante.

“Yo soy Kenzo :2!”;_¨`*, el padre de ^[Ç+? y Riku. Eres una amiga de su preparatoria?” Mi padre se presentó de igual forma, usando un tono formal, pero amigable.

Tanto yo como él sabemos que ^[Ç+? no tenía amigos o amigas en clase. Aunque nos preocupara, sobre todo a mi padre, no había nada que hacer, aparte de apoyarla.

Suzune, ante tal pregunta, dudó por un momento. Al tener su respuesta clara, contestó a la pregunta.

“No, ella no-”

“Si, es su amiga. La conoció en el cambio de clase. Hoy he hablado un poco con ella.” Decidí interrumpirla. Mi padre se sorprendió un poco ante mi interrupción, pero, al escuchar mi respuesta, su expresión se emblandeció, dejando todas las formalidades a un lado.

“… Muchas gracias por haberte acercado a ella, incluso si ha sido por poco tiempo. Nos hace muy feliz saberlo.”

Suzune también le sorprendió mi interrupción, y se puso un poco agitada ante la respuesta de mi padre, adoptando también una postura más informal.

“No es la gran cosa. No he hecho nada, después de todo.” Aún así, su voz sonaba un poco dolida, rechazando cualquier tipo de halago.

“Para nosotros sí lo es. Seguro que ella también está muy agradecida contigo.”

Suzune seguía sin poder aceptar todas las buenas palabras de mi padre. Arrinconada, fijó su mirada en mí, esperando que dijera algo.

“Quieras aceptarlo o no, ambos apreciamos mucho lo que has hecho. Ya te lo he dicho antes, o no? No has hecho nada malo.”

“Siempre que quieras, puedes venir a nuestra casa algún día. No podría rechazar a alguien como tú.”

“No sería una molestia?”

“No. Puede que no nos conozcamos mucho ahora, pero en ocasiones así, necesitamos estar juntos para no acabar peor.”

“… Podríamos…” Suzune habló en un tono bajo, casi como si estuviera hablando consigo misma.

“… Podría hablarme sobre ella?” Una petición genuina, sin ningún tipo de malas intenciones. Una mezcla de esperanza y arrepentimiento se plasmó en su voz.

“Por supuesto. Yo suelo trabajar mucho, por lo que, si no estoy, puedes preguntarle a Riku todo lo que quieras.”

“De verdad?” Su cara, hace poco, decaída, se iluminó ligeramente con un tono rosado, producto de algo más inocente que la vergüenza.

Al preguntar, ella dirigió su mirada hacia mí otra vez.

“S-si. Puedes venir cuando quieras.”

Aunque, no sé como puedo decirle que no quiero hablar sobre ello.

Cambiando la conversación, y después de haber mirado hacia las escaleras, mi padre me dirigió la palabra.

“Riku, van a empezar a irse. Qué vas a hacer?”

“Yo…” Todavía no lo tenía claro. Incluso si había dicho que iba a irme, no sabía que era lo que quería realmente.

Solo sé que había algo que me hacía querer buscar la salida fácil. “… Creo que voy a ir a casa. No quiero-”

“No hace falta que lo digas, lo entiendo.”

“...Gracias…”

“Suzune, tu vas a venir?”

“Todavía no lo sé… No tardaré en decidirme, pero puedes adelantarte.”

“Ok. Pues, ten cuidado al volver a casa.” Dijo mi padre, mirándome a los ojos.

“Si…”

“Adiós.”

“Hasta luego.”

“Adiós.”

Al despedirnos, él sonrió levemente, y se dio la vuelta, y empezó a bajar las escaleras que daban al santuario, junto con el resto de gente.

Nos quedamos los dos solos, en la salida del santuario.

“...Ya has escuchado, me voy a ir a casa, puedes adelantarte si quieres, yo voy a quedarme un momento aquí.”

“Y qué vas a hacer aquí?”

“Nada”

“Mh, nada” Ella se quedó callada un momento, antes de contestar. “Pues entonces haré nada contigo”

“Y en qué momento he dicho que vaya a hacer nada con alguien?”

“En ninguno, pero, al ser mayor, no debería de quedarme contigo?”

“No soy un crio, puedo estar solo…”

“Supongo…”

El ambiente estaba muy callado. Se podía escuchar a la gente hablar a lo lejos, pero quitando eso, todo estaba demasiado tranquilo.

“Y, ibas a decirme algo cuando has venido?”

“Ah, no. Solo estaba pasando, y te escuché decir que te ibas. No vas a ir al entierro?”

“No. Si te soy honesto, no puedo.”

“Puedo ir contigo. Yo también tenía pensado ir, pero… tengo miedo.”

Ese ambiente cálido que había antes se esfumó en un santiamén. Al pensar en un entierro, uno no puede quitar de su consciencia la imagen de ver ese ataúd ser enterrado, sobre todo sabiendo lo que hay dentro.

Se va a un funeral para mostrar tus respetos al difunto, mostrarle a todos que esa persona te importaba.

Y ese no es el único problema, también está el público, la gente que va a estar en el entierro. Soy feliz de que vaya tanta gente, pero, no podría llorar enfrente de todos.

No quiero mostrarle esa debilidad al mundo, no quiero que busquen consolarme después. Sería otra molestia más. Es por es que no soy capaz de ir.

Ella me perdonaría si no voy?

“Da igual. Aunque vaya acompañado de quien sea, no podría soportarlo. De por si, casi salgo corriendo del santuario en la ceremonia.”

“Entonces, déjame acompañarte. Por favor.”

“Puedo ir perfectamente solo, ya te lo he dicho.”

“Quiero hacerlo. Si me dices que prefieres volver solo, no te voy a molestar más. Siento que quiero hacerlo. Sé que no te va a pasar nada estando solo, y, aún así...”

Ella guardaba unas fuertes emociones detrás de sus palabras, aunque no las mostrara.

Por mi parte, quería volver solo. Necesitaba estarlo, ya que no podía aguantar más la tensión del momento. Pero tampoco quería hacerla daño. Dudé.

“Suzune, muchas gracias por ofrecerte, y por preocuparte, pero preferiría volver solo. Tú lo has dicho, no voy a hacer nada. Dentro de lo que cabe, voy a estar bien. Si quieres ir al entierro, puedes hacerlo.”

“No, no lo voy a hacer. No es porque no vayas a ir, solo pienso que me siento más o menos de la misma forma que has dicho. Ir a un entierro debe ser algo raro. Tampoco sé que debería de hacer allí, y sería algo que no podría quitarme de la cabeza. Me da una mala sensación.”

“Lo entiendo, no te preocupes.”

La conversación no llegó a nada. Simplemente dejamos en claro que íbamos a irnos. Nos dimos cuenta de que éramos demasiado débiles; y jóvenes, como para ir.

Al acabar de hablar, Suzune sacó su teléfono de su bolsillo.

“Podrías darme tu número?”

“Si, no lo llevo encima, así que apunta el número en algún lugar.”

Al darle mi número, ella inmediatamente mandó un mensaje al chat, incluso si yo estaba enfrente suya.

“Cuando llegue a casa comprobaré si me he equivocado de número o no.”

“Como que equivocado?”

“Creo que lo he dicho bien, pero no estoy del todo seguro.”

Me dí la vuelta, como hizo mi padre antes, mirando al paisaje.

El lugar estaba situado en la pendiente de una colina, en la que está el bosque, y desde aquí, se puede ver parte de la ciudad.

El sol estaba colgado en el cielo, justo encima de todos nosotros. Aún así, la sombra que proyectaba de todo el lugar era densa, su oscuridad contrastando con el brillo de la luz, pero fusionada con los trajes que ambos llevábamos.

La luz descansaba sobre mi piel, sobre todo, en mi cara, pero no podía sentir su calidez.

“Bueno, ya hablaremos otro día.”

“Si. Ya hablaremos.”

“Hasta otra, Suzune.”

“Hasta mañana, Riku.”

Tomé una gran bocanada de aire, para luego suspirar. Mis manos estaban calmadas, descansando dentro del bolsillo de mi traje.

Uno diría que lo que tenía al frente era digno de un cuadro, una vista que no se ve todos los días.

Justo en ese día, era cuando todo se veía de esa forma. Lleno de esperanza, irradiando una energía que buscaba prevalecer, que te incitaba a vivir un futuro próspero.

Todo se veía vivo.

Justo en aquel día

Epílogo

Me sentía mucho más cansado que de costumbre, lo cual era normal después de la noche que había tenido. No quería andar en ese momento, no podía dejar de pensar en el entierro, y me sentía culpable por no ir.

Irónicamente, no tardé mucho en ignorar la situación por completo, y en el tiempo que tardé en volver a casa, ese peso que sentía por haber huido cesó.

Ya había aceptado la elección que hice, y como nunca iba a estar lo suficientemente arrepentido como para dar media vuelta, dejé de lado todo.

Dentro de nada iba a ser la hora de comer, por lo que, al llegar a casa, me calenté fideos instantáneos en el microondas.

Por primera vez, me sentó mal comer solo.

Ojalá esto fuese un romance o un “Slice of Life”, así pasaría cualquier evento aleatorio que haría de mi vida algo más interesante, ya que yo solo no puedo hacer nada en ella.

Digo esto, ya que, como de costumbre, después de comer pensé en que hacer.

Dar una vuelta? No tengo energía como para salir a la calle. Leer algo? Me voy a distraer mucho. Jugar a algo? No tengo ganas.

Cada vez las excusas se vuelven más genéricas. No quiero porque me da pereza. No quiero porque no quiero.

Quizá es que no me apetece hacer nada. Debería de echarme una siesta, pero mi cabeza solo quiere “hacer algo”. Eso sí, algo que sea divertido, porque dormir es aburrido.

Después de dar vueltas por casa como un niño en navidad, decidí cambiarme de ropa. Supongo que en algún momento me he acomodado a llevar traje, aunque con lo caro que será, mejor lo guardo.

No podía faltar el rebuscar en el armario de ^[Ç+?, como si fuera costumbre, y robarle algún pijama.

Este armario parece una reliquia sagrada, es mi salvador. Aunque cada vez que lo abro, por un momento todo parece ser de color rojo.

Con el pijama ya puesto, terminé de irrumpir en su armario, para robarle la cama.

Esperaba estar tumbado inútilmente horas y horas sin conseguir nada, pero logré dormirme rápido.

Esa vez, sí soñé.

La parte mala de esto es lo ambiguo que todo se sentía. No había nada definido. Todo estaba compuesto por figuras y colores abstractos, los cuales no significaban nada para mi.

No tenían valor alguno, a pesar de que me resultaran familiares. Al moverme, por más lento o por muy poco que lo hiciera, estos cambiaban junto a mi movimiento. No se mezclaban, estos bailaban entre sí, sin perpetrar en el espacio del otro, era un baile indefinido, un baile inexistente.

Las únicas cosas consistentes dentro de ese mar de colores era una luz blanca, excesivamente alejada de donde estaba, y también, ojos.

Eran pocos, casi escasos, pero los que había me miraban a mí. No me sentía incómodo, me sentía asqueado, era como ver un cadáver putrefacto con ratas comiendo de la carne.

Cada vez que veía uno, intentaba deshacerme de él, de cualquier manera. Al hacerlo, estos explotarían, dejando atrás una débil risa, igual de asquerosa que sus miradas.

Pegando y aplastando cualquier ojo que me mirara fijamente, decidí enfocarme en la mancha blanca del final, e ir por ella.

Cuanto más andaba, más pálidos se veían los colores, y más ojos aparecían en mi camino. Llegó a tal punto que merecía más la pena ignorarlos y seguir adelante que centrarme en deshacerme de ellos uno a uno.

Cuanto más andaba, creía que al final del todo, en la luz blanca, había alguien esperándome. Pero no podía ver a nadie. Ni una silueta, ni una sombra. Nada.

Los colores se habían convertido en la misma luz que antes perseguía, aunque casi ni se notara el cambio, debido a la cantidad de ojos a mi alrededor. Todos mirándome.

No podía soportarlos, pero no podía pararlos, así que fui yo el que cerró sus ojos. Aunque los cerrara, decidí seguir adelante.

Pero, no tuve ni la más mínima oportunidad de dar el primer paso al cerrarlos, ya que en cuanto lo hice, el sueño acabó.

No me desperté por mi cuenta. No fue una alarma, no fue el frio que venía del suelo.

Y ojalá, ojalá, hubiera sido ella.

FIN DEL PRIMER VOLUMEN