Capítulo 11: Perdón-Parte 2

Pasamos por la puerta, entrando al edificio. Mi padre se separó de mi, para cambiarse sus zapatos, mientras yo fui a mi taquilla, para ponerme los zapatos del colegio.

Agradecí que mi padre no viniera conmigo, ya que ahí estaban como si nada, mis zapatillas personales, guardadas como si fueran las de interior.

Me olvidé de que me fui corriendo de aquí por un momento…

Más que sonrojarme de la vergüenza, me frustré por haber sido tan tonto. Por suerte, ni en mi casa, ni en la de Otsuki se ha dado cuenta, ni él ni nade.

Yo solo espero que el director no le diga nada.

Me quité rápidamente las zapatillas del colegio, para limpiarlas un poco tras lamerme el pulgar.

Aunque se lo acaben diciendo, voy a disimular un poco. Pensar que a esta edad se le puede pasar a uno estas cosas…

“Riku, ¿pasa algo?”

Mi padre se asomó en la hilera de taquillas donde yo estaba, para ver por qué tardaba tanto.

“Ah, n-no, no pasa nada.”

Aaahh, casi me pilla limpiándolas.

Me puse los zapatos en cuanto mi padre se asomó, para que no sospechara más. Si dios existe, por favor, que no digan nada.

El instituto, como era de esperarse, estaba casi vació. Estaba abierto para cosas como esta, o actividades de clubes. Se podía escuchar en los pasillos las prácticas del club de tenis, o al club de música arriba en la tercera planta.

Aún siendo tan grande, y pareciendo tan desolado, seguían habiendo signos de vida presentes que no te permitían ni un momento de soledad.

No tardamos mucho en llegar al despacho del director, ya que estaba cerca de la entrada. Antes de entrar, intentando ser lo más sincero posible, mi padre me dirigió la palabra.

“Riku, si quieres, puedes esperar aquí.”

“...¿No es una reunión sobre mí?”

“Si, pero no vamos a hablar solo sobre eso. Saldré afuera para llamarte cuando sea necesario.”

Mi padre me dio libertad de elegir una vez más, esta vez, si estar presente en toda la reunión, o solo la parte en la que ‘soy necesario’.

Sería mejor que me forzara a hacer algo y punto.

“…” Me tomé un momento para pensarlo. Dudaba sobre que hacer. ¿Iba a huir otra vez? ¿De qué iba a huir en primer lugar? Ni siquiera sé de lo que iba a huir, o lo que iba a pasar ahí dentro.

¿Se le puede llamar huir a algo que ni siquiera te está persiguiendo?

“Creo que esperaré aquí afuera.”

Mi padre asintió, “Si el director quiere que estés presente toda la reunión, saldré a decírtelo.”

Al decir eso, él tocó la puerta. ‘Adelante’, se escuchó tras ella. Mi padre abrió la puerta, y la cerró tras pasar al despacho.

Dudo que me dejen hacer esto. El director del colegio es menos estricto de lo que debería, y bastante amable, aunque cuando se pone muy serio cuando toca.

Por eso mismo no creo poder quedarme aquí afuera, esperando a que me digan una ínfima parte de lo que van a hablar.

No tengo idea sobre lo que van a hablar, aparte de lo que he hecho. Pensaba que solo íbamos a venir aquí para que me dijeran cuanto tiempo iba a estar expulsado.

Apoyé mi espalda en la pared cerca de la puerta del despacho, ya que no quería sentarme por el momento. En los pasillos, de vez en cuando, hay sitios donde sentarse, son como bancos pero sin respaldo o lugar donde apoyar tus brazos.

La luz del sol entraba de frente en los pasillos, inundándolos de su tono amarillento. Hacía menos calor que de costumbre, por lo menos dentro del instituto.

Ya había empezado otoño técnicamente, pero todavía seguía haciendo más calor del que debería. De todas formas, pronto tendré que empezar a usar el uniforme de invierno.

Siempre he sido de esas personas a las que les gusta más el clima en invierno que en verano. Prefiero tiritar de vez en cuando a sudar. Prefiero que se me congelen las manos mientras uso el móvil en la calle que tener a bichos persiguiéndome a todas horas.

Además, el ambiente en invierno es tan calmado. Pasada navidad y año nuevo, no hay nada interesante, aparte de mi cumpleaños, que tampoco es que sea muy interesante.

Caminar por la noche solo mientras nieva, es algo que siempre he querido hacer, pero siempre me ha dado mucha pereza hacerlo.

En general, nunca salgo solo por voluntad propia, aquella vez lo hice por mi padre, no por gusto. Quiero hacerlo, pero luego no me gusta hacerlo. ¿Pero cómo voy a saber si me gusta si no he probado a disfrutarlo?

Todo se basa en el sentimiento.’

Quizá. Quizá puedo sentir cómo van a ser las cosas antes de que ocurran.

Si, ni que tuviera poderes.

Pero siempre aciertas.”

¿En qué sentido?

“Todo va a peor cuando piensas que va a ir a peor.”

¿Y en qué momento he pensado yo que todo va a ir a peor?

Siempre.”

Un fuerte remate se escuchó a la distancia. Seguramente vaya ganando el equipo de quien dió ese tiro, que bestia.

Eres una bestia.’

Giré mi cabeza, para evitar mirar a la ventana que tenía en frente. Como si esa voz viniera de afuera. Lo mejor que podía hacer ahí era esperar, esperar a que me llamaran.

Otra vez, noté la ausencia de mis cascos. Podrá estar escuchando música, ya que no se va a notar casi nada que los llevo puestos en los oídos, mi pelo los escondería, pero adivina quién se los ha dejado en casa.

Tampoco puedo deambular por ahí. De poder hacerlo, me quedaría cerca del club de música, para poder escuchar lo que están tocando, o lo que sea que hagan.

Aquí abajo no puedo escucharles nada. Es solo un conjunto de ruidos demasiado débiles como para ser llamados música. Un llanto demasiado débil como para escucharlo.

De igual manera, llevo así semanas, ¿que más me da aburrirme un rato ahora? Si estuviera en casa, estaría igual que ahora, solo que escuchando música. Por eso mismo da igual que no tenga música ahora, no cambiaría nada.

Es irónico querer distraerte con algo que no te entretiene, y aún así, acabo haciéndolo una y otra vez.

Otra cosa que podría hacer es escuchar la reunión de ahí dentro. No me interesa lo que estén diciendo, pero sería mejor que nada. Aunque voy a seguir sin hacerlo, ya que como venga alguien por el pasillo y me vea…

Es lo mismo que si me saco el móvil y me pongo a ver algo, se me ve desde ambos extremos, no podría hacer nada.

¿De verdad tengo que estar así hasta que me llamen?

No puedo dejar de pensar. No puedo dejar de querer hacer algo. Es fácil no pensar cuando uno está en la cama, ya que es como si quisieras dormir, como si aparentaras dormir. ¿pero aquí?

Es un sin sentido. Debería haberme ido a casa. Por lo menos, debería sentarme. Quiero irme a casa… ¿Qué voy a hacer después de esto?

Dejé de apoyarme en la pared, y fuí al banco a la izquierda del despacho para sentarme en él. Cuando me senté, pude escuchar unas voces viniendo por la derecha.

No miré quienes venían, pero las voces eran bastante ruidosas, por lo que supe que eran solo dos personas, una chica y un chico.

“Me parece impresionante que te hayas dejado las copias cuando eras tú el que quería que revisara esa ‘cosa’.” La chica tenía un tono molesto, y se empeñaba en dejarlo claro.

“Esa ‘cosa’ es una novela, señorita.” El chico sonaba poco enérgico, pero llevaba un tono consigo que gritaba ‘graciosito’.

“¿¡Señorita!?”

“Si, señorita. Que poco más y te vas al asilo.”

“¡Solo te saco 4 meses! Eres imbécil, de verdad.”

Ah, ya por favor besaros. No me dejéis con las ganas por 2 temporadas y 3 Ovas.

Su charla se podía escuchar desde el fondo del pasillo, y cada vez se les escuchaba más y más cerca. En cierto punto, dejé de bromear sobre ellos, y empecé a ponerme nervioso, temiendo cada paso que daban, inundados en sus voces.

¿Cuándo sabe el instituto?¿Cuánta gente me conoce?¿Siquiera saben quien soy? Podrían saberlo. Yo…

Se ve demasiado desesperado…’ ‘Si, dudo que haya hecho algo.’ ‘¿Y si simplemente se ha vuelto loco?’ ‘¿No es eso pasarse un poco?’ ‘A mí me da igual lo que le haya pasado’ ‘Puede que el video ni sea real.’ ‘Parece un montaje.’

Yo sigo sin perdonar lo que ha hecho.’

Pide perdón de una vez, hombre.”

Dejé de oír su conversación por un momento, hasta que estaban enfrente mía.

“…”

“… no tengo tiempo. Ya sabes, el piano me llama y todo eso.”

“¿Tanto te urge?”

“Me gustaría practicar un poco.”

“¿Y no puedes salir luego?”

“…”

Vamos mujer, que te está invitando a una cita.

“… Me lo pensaré.”

Estoy muy orgulloso de tí, amigo. Buena suerte.

Mire a la espalda del chico que se convirtió en hombre mientras cruzaba el pasillo, y le dediqué mi más sincero pulgar arriba, mientras seguían andando hacia delante.

Tuve cuidado de no hacer mucho tiempo, ya que pronto iban a ir a la entrada, y no quiero que me vean haciendo esto de reojo.

Por lo menos, me alivia que no hayan dicho nada.

¿No es demasiado para ti pensar que todos te conocen solo por un video?”

Sí, supongo que sí, pero, es mejor que sea así.

Y el tiempo siguió fluyendo. Yo me quedé ahí sentado, y la pareja llegó a la entrada. Palabras, pronunciadas en forma de susurros, fue lo último que se escuchó de ellos.

“… Oye, ¿ese no era…?”

“Creo que si… Lo sea o no, mejor no digamos nada más, puede que nos escuche.”

Fue lo único que no entró por mis oídos.

1.

Habían pasado 10 minutos desde que mi padre entró a hablar con el director, y seguía igual de aburrido que antes. Esos 10 minutos se sintieron como 30.

A todo esto, ¿Cuándo van a venir Otsuki y su madre?

¿Tanto se ha tirado llorando la tía? Bueno, no me quejo. Que siga llorando, así…

“Oh, hola, Riku.” Saliendo de la entrada hacia el pasillo, y al verme sentado, Haruka, la madre de Otsuki, me saludo, manteniendo su mano baja mientras me saludaba con ella. Se la veía con su humor de siempre, y se dirigió a mi con la misma humildad y cariño que siempre usa.

...me ahorro verlas a las dos… ¿De verdad tengo que ser tan gafe?

Otsuki estaba detrás de su madre, literalmente. No estaba pegada a ella, pero parecía como si se intentara esconder. No sé si de verdad buscaba esconderse o no, pero definitivamente se la veía.

“H-hola.” Un poco nervioso, la saludé de la misma forma, levantando del codo para arriba y abriendo mi mano para saludarla con está, aunque definitivamente no con el mismo ánimo que ella.

Haruka iba tal y como estaba en su casa, vestida de buena manera, y Otsuki se había cambiado la ropa casual que tuvo durante la charla por el uniforme del instituto, el cual yo también llevaba puesto.

Una vez se acercó, su madre me hizo una pregunta.

“¿Está tu padre adentro?” Haruka estaba un poco sorprendida de verme afuera, asumiendo que mi padre estaba dentro del despacho, hablando con el director.

“Si. Estoy, esperando a que me llamen, para… lo mío, y eso…” Me llevé la mano a la nuca, poniéndome más agitado y sin saber qué decir. Solo mi expresión lo dejaba claro, no hacía falta escuchar mi voz, o notar la cantidad de pausas que hacía al hablar.

Habiendo escuchado mi respuesta, Haruka siguió hablando, “Riku, perdón por habernos retrasado. Pensaba que me tomaría menos hablar con ella.” Con un tono preocupado de haber causado problemas, ella se inclinó levemente, acentuando su disculpa. Cuando se refirió a Otsuki, la miré por un momento.

Ella seguía detrás de su madre, pero solo la mitad de su cuerpo estaba cubierto por ella. Por la otra mitad, veía como ella estaba mirando al suelo y al lado a la vez, evitando verme directamente.

“¡N-no pasa nada! A mi no me molesta…”

“Mh, si tú dices que no pasa nada, entonces no tengo que preocuparme más. Es que verás, Otsuki llora mucho, y-”

“¡M-mamá! ¡Te dije que no hablaras sobre eso!” Al escuchar lo que iba a decir su madre, Otsuki la interrumpió, molesta y avergonzada de que su madre dijera esas cosas.

“Ah, mh, es verdad. Perdón, cariño. No he dicho nada Riku.”

“Eso, no ha dicho nada.”

Haruka seguía manteniendo su compostura calmada y amable, aunque resaltó el error que cometió, mientras que Otsuki me miró fijamente, casi al alma, amenazándome de muerte si decía algo innecesario.

“S-si, no he oído nada.” Asentí varias veces con la cabeza, temiendo por mi vida. Si tan solo no fuera mi primera vez viendo miradas así…

Tras esa interacción, la madre de Otsuki prosiguió la conversación.

“¿Están hablando de algo privado? Podemos esperar si es así.”

“… No me han dicho nada, pero yo creo que podéis pasar.”

Haruka se quedó mirando a la puerta del despacho por un rato mientras pregunto aquello. A su vez, ella volvió a dirigirme la mirada.

“¿Quieres pasar con nosotras? No es como si no pudieras entrar ahora, ¿verdad?”

No sabía que responder al respecto. Entrar ahora sería mucho peor que antes, ya que habría más gente. Pero a la vez, siento que no sería tan malo. Siento como si, con Haruka estando allí, pueda estar un poco más tranquilo.

“S-supongo que puedo, si…” Apoyé mis manos en mi regazo, presionando el mismo. Moví mi cabeza hacia un lado, evitando verla indirectamente. Desde que entraron, casi no he podido mirarlas a la cara.

Mis ojos dudan. Miran a sus caras por un instante, luego al suelo, luego a la ventana, y luego a su figura, no a sus ojos. Las miro por debajo del hombro.

“Entonces, ¿vienes?”

Me tomé un momento para decidirme.

Iba a entrar luego de todas formas. Esto no era algo que podía evitar, solo algo que podía atrasar un poco, pero eventualmente tendría que hacerlo.

Si es así, ¿no es mejor hacerlo ahora? ¿Qué me dirán si entro ahora? ¿Seguro que está bien que yo entre? Y, si me dicen algo, ¿alguien va a tratar de apoyarme o defenderme? ¿Van a estar todos en mi contra?

Dudando sobre qué hacer, alcé mi mirada. Miré a Haruka a la cara por un momento.

Confianza. Era lo primero que pensé al verla. Me decía que podía confiar en ella, que, si me decían algo malo, iba a ayudarme a más o menos salvarme. A explicarme. Esa confianza…

Ella nunca confió en ti. Por eso se lo calló todo.”

Solo me recordó a aquello que quería olvidar.

“… Vale. Iré.” Aún dudando, me levanté del sitio al tomar mi decisión. Haruka sonrió.

“Me alegro.” Solo dijo eso antes de acercarse a la puerta. Y, solo con eso me bastó. Con eso supe que no me arrepentía de haberme levantado. Junto a esa voz, recordé aquellas palabras que no debería de haber oído en primer lugar.

Si has hecho algo mal, solo tienes que enseñarle a todos que no eres ese tipo de persona.’

¿Y si soy ese tipo de persona?

‘Otsuki no me preguntó algo así, ¿por qué no le preguntas a tu amigo?’

El tipo de persona que eres no se merece una respuesta.”

Haruka se acercó a la puerta y dio un toque. A través de la misma, se escuchó un “¿Sí?”.

“Hola, soy Haruka, la madre de Aitsuki. Veníamos por la reunión. ¿Es un mal momento?”

“No, pasad, no hay problema alguno.” Dijo una voz detrás de la puerta, aparentemente, la del director.

Pudiendo entrar, Haruka abrió la puerta. Otsuki la siguió por detrás. Yo, dudé por un momento, de nuevo. Podía ver a mi padre sentado, viendo detrás suya como ellas entraban. El director estaba sentado enfrente de su escritorio, quien también miraba en dirección a la puerta.

Encima de la encimera habían dos tazas vacías, pero con restos de lo que parecía ser café.

No sé que me sorprende más, que mi padre haya accedido a beber café en una situación así, o que ya se lo haya tomado.

Para entrar, ignoré sus miradas, ambas. Di un paso al frente, luego otro, y otro, hasta que cerré la puerta detrás mía. Estaba dentro. Ya no me podía ir, pensé.

“Disculpe tener que llamarlos nuevo, Otsuki-san, Atsumi-san, Riku-san.”

“Ya se lo dije ayer, no hace falta tanta formalidad, puede llamarme por mi nombre, no me importa.” proclamó Haruka.

“Por mi, llamaría a todos los padres por su nombre, el hecho de que confíen en nuestra escuela es un signo de confianza, y suficiente para sentir cierta cercanía con los padres, pero necesito ser formal en este tipo de casos.” Con un tono comprensivo, el director aclaró su opinión sobre el uso de nombres durante la reunión. Más que una reunión, iba a ser una charla para ver cuanto tiempo me quedaba en casa.

Contrario a lo que me esperaba, el director estaba mucho más calmado de lo que me esperaba. Todavía mantenía ese tono de seriedad, tanto en su voz como en su cara, pero más que un militar, realmente parecía un director de secundaria.

“:2!”;_¨`*-san, si quiere, podemos retomar la conversación una vez acabada la charla.”

“Si, así Otsuki-san y Aitsuki-san pueden irse antes.”

“Lo de antes también va para ti, Kenzo. Puedes hablarme por mi nombre, no hace falta que seas tan formal.”

“Es la costumbre, pero si te molesta, puedo llamarte de otra forma.”

“No, no pasa nada. Lo decía porque el ambiente estaba muy tenso, nada más.”

¿Y qué tiene que ver eso con su nombre?

Enfrente del escritorio del director habían cuatro sillas, preparadas para recibir a las cuatro personas que iban a presentarse hoy.

Tuvieron demasiada confianza en pensar que aparecería…pero bueno, al final estoy aquí, lo cual es hasta peor.

“Y, ¿te encuentras mejor, Otsuki?” Haciendo referencia a la herida tras aquel parche, el director preguntó por el estado de Otsuki y su herida.

“… Estoy mejor. No es para tanto.” Tal y como hizo su madre cuando mi padre y yo nos presentamos a su casa, trató su propia herida como algo leve. El director le dio una pequeña sonrisa.

“Tomen asiento.” Ofreció el director, extendiendo su brazo y mano derecha hacia las sillas.

“Muchas gracias.” Dijo Haruka. Al ver a su madre agradecer por los sitios, Otsuki hizo lo mismo, con un tono demasiado serio. “Muchas gracias.”

Yo me senté junto a mi padre, con Haruka a mi izquierda. No dije nada cuando se me ofreció el sitio. He pensado en irme antes de entrar, ¿Cómo quieres que abra la boca, Papá?

El director, de tal forma, empezó la reunión, “Ahora que estamos todos, me gustaría preguntarte una cosa, Aitsuki-san.”

Otsuki asintió, temblando un poco ante la mención de su nombre, pero decidida a responder lo que fuese a preguntar el director. Podía imaginarme la pregunta, y me molestaba.

“¿Sabes quién difundió aquel video, verdad?” Con un tono completamente serio, se dirigió completamente a Otsuki, quien no podía mirarle a los ojos; todavía.

Con un ligero ápice de confianza en si misma, agarrando el extremo de su falda con fuerza, ella respondió.

“Si.”

“¿Me lo podrías decir?” él siguió mirando fijamente a Otsuki a través de sus gafas, esperando una respuesta completamente honesta.

“Yo… no he…”

“Mientras te haga una pregunta, mírame a los ojos.” Imperativo. Era prácticamente una orden. En poco tiempo, pasó de un director calmado, relajado, y quizá un poco amable, a un director serio, que no dejará pasar la más mínima ofensa o mentira.

Otsuki levantó la cabeza, poco, pero lo necesario como para poder verle a los ojos. Intentando calmarse, tomó un momento para respirar. Con un toque de culpabilidad, habló.

“He sido yo.” No dijo nada más.

Ni como fueron sus amigas las que le pasaron el video, ni como fueron las compañeras de clase las que rompieron esa “promesa” de no compartirlo con nadie más. Después de todo, ella rompió esa promesa en primer lugar.

“Entiendo. No hace falta que estés tensa por más tiempo, no voy a preguntarte nada más.” Volviendo a su ser calmado y comprensivo, el director calmó de cierta forma a Otsuki, quien dejó de agarrar su falda, pero bajó la mirada ligeramente.

“Nos enteramos sobre el video ayer, algunos alumnos lo mencionaron, y nos lo enseñaron. Aitsuki-san, veo que entiendes la gravedad de lo que has hecho.”

“Si.” Hasta este momento, ella se limitó a asentir, creyendo que era inútil decir cualquier excusa.

“Sé que eres una buena alumna. Es normal que hagáis alguna que otra tontería, soy la primera persona después de los profesores que aprovechéis vuestra juventud, de manera responsable claro. Pero, no puedo dejarte ir solo con un aviso.”

“Lo entiendo. Yo, me lo esperaba.” Mirando ligeramente hacia un lado, ella intentó no parecer monótona, pero a la vez, diciendo algo que realmente quería comunicar; el cómo sabía lo que le iba a esperar.

“Me alegra escucharlo. Con tu comportamiento ahora, supongo que no hace falta decirlo, pero le has perdido perdón a Riku, ¿verdad?”

“Si. Ya me he disculpado con él.” Cuando ella lo confirmó, el director me miró por un momento. Asumiendo lo que quería decir con su mirada, me forcé a abrir la boca.

“Ambos hemos hecho las paces…” Una respuesta dicha débilmente, intentando sonar seria. Aún así, el director me escuchó y asintió.

“Y, hablando sobre tí, Riku-san. Te digo lo mismo que ha Aitsuki-san, tanto lo bueno como lo malo. Lo único que te diría es que te acuerdes de dejar las zapatillas del colegio en la taquilla. ¿Las habrás limpiado, no?” Él no usó ese tono que utilizó con Otsuki, llega hacerlo y me muero sentado.

Aún así, seguí muriéndome de todas formas, ya que mencionó la única cosa que no quería que dijera. Mi cara se enrojeció un poco, y miré prácticamente hacia abajo.

“S-si, las he limpiado, y no están rotas.”

Mi padre me miró con una cara un poco rara, entre sorpresa y molestia, ambas por no haberle dicho nada de eso. También es su culpa por no haberse dado cuenta.

El ambiente dentro del despacho se calmó bastante, aunque creo que los únicos tensos en primer lugar fuimos Otsuki y yo.

Habiendo acabado esa breve charla, el director se levantó de su asiento, cogiendo ambas tazas del escritorio y dirigiéndose a la cafetera a un extremo de la habitación. Mi padre reaccionó al instante.

“No hace falta que me dé otra taza, no quiero causarle mucha molestia.”

“No se preocupe por eso, ya que me levantó, puedo darle otra taza a usted también, ¿o no quiere?”

“Si a usted no le importa, entonces adelante.”

“¿Con dos cubos de azúcar?”

“Si.”

Estos se han hecho amigos o algo en los diez minutos que he estado afuera. No sabía que el café unía tanto a la gente, ni que fuera alcohol…

“¿Quiere usted también, Otsuki-san?”

“No, yo no tomo café, soy más de tomar té.”

“Entiendo."

Mientras se preparaba el café, el director se dio la vuelta, dirigiendo la palabra a mi y a Otsuki al inicio.

“Si todos los chicos de este colegio fuesen como vosotros, me ahorraría muchas riñas. Que, habiendo mencionado eso, ¿sabes como están &$%”! y =@º\’, Riku-san?”

La pregunta me tomó por sorpresa. No esperaba que mencionara nada sobre ellos, pero entendía por qué se preocuparía el director.

“… No he hablado con ellos todavía.”

“¿Ni por mensaje?”

“Preferiría hacerlo en persona.”

No he usado el móvil para nada que no sea ver videos por la noche, intentar hablar con Izumi de vez en cuando, o cascármela cuando me apetece.

“Sea en persona o por texto, deberías de hablar con ellos. Tómalo como un consejo; en este tipo de situaciones complicadas, es mejor que estéis juntos. No solo para ayudaros los unos a los otros, pero para evitar que esa pequeña distancia que hay ahora se intensifique con el tiempo.”

Mi mente entró en trance por un momento, ignorando todo lo que el director decía. Sería raro decir algo por mensaje, teniendo en cuenta todo lo que ha pasado. A lo mucho, les escribiría para quedar y hablar, pero prefiero que venga ellos. Prefiero saber si les importo lo suficiente, sobre todo a ese enano.

“¿Pasa algo, Riku? ¿Te preocupa algo?” Haruka pasó a mirarme, preocupada sobre mi expresión. Yo estaba un poco tenso, si, pero también estaba repentinamente molesto.

“Ah, no, no es nada…” Volví en mi mismo, y adquirí de nuevo una compostura un poco tímida y pasiva.

“Es normal que estés así, no tienes por qué cubrirlo o ignorarlo. ¿Quieres verlos de nuevo, es así?” Como si fuera un psicólogo, o un mago, el director asumió lo que me tenía tan tenso. No diría que es eso, si no algo más… egoísta.

“… Más o menos.”

La segunda taza de café terminó de prepararse, y tras un pitido de la máquina, el director se dio la vuelta, para coger la taza y echarle dos cubos de azúcar.

Mi padre me miró por un momento. No sé que buscaba con ello, quizá solo estaba preocupado por mí, como el resto. Su mirada ella más suave, como la que normalmente tiene en casa, junto a una leve sonrisa.

El director volvió a su asiento, dejando ambas tazas de café en su escritorio, libre de cualquier hoja de papel, dejando una enfrente del asiento de mi padre, y otra al lado suya.

“No sé si estabas preparado para ello, pero aún así he de felicitarte por venir a clase, Riku-san.”

“¿…?” Me extraño ese cumplido tan espontáneo. Si estaba aquí por algo que he hecho mal, ¿por qué me felicita? Solo ha estado diciendo cosas buenas de mí, justo después de haber hecho algo malo.

“Tener el valor de venir aquí poco tiempo después de un accidente así, depende de cómo te sientas, puede ser algo de lo que te arrepientes o que agradeces. Puede que no haya salido bien ahora, pero espero verte en el instituto después del castigo.”

“Y, hijo, ya te lo he dicho muchas veces en casa, pero no te fuerces a hacer algo para lo que no estás preparado. Yo tampoco veo como algo malo que quieras venir a clase pronto, pero si crees que necesitas darte más tiempo para prepararte o calmarte, no dudes en hacerlo.”

Mi padre continuó el cumplido del director de una manera un tanto natural. Escucharlo de él me daba una sensación rara, nunca he estado así otras veces que me lo ha dicho. Es como si fuese algo inapropiado.

“Como dice tu padre, siempre debes darte prioridad. No pasa nada que pierdas 2 o 3 semanas de clase si eso significa que vas a mejorar con ese tiempo en casa.”

Ellos me estaban apoyando, ayudando a levantarme la moral. Solo me decían palabras bonitas.

El director dijo una última cosa por su parte en esta charla motivacional, con un ápice de respeto, y de una forma un poco más personal.

“Eres fuerte, Riku.”

Mi padre prosiguió, “Si necesitas pedirme algo a mí o a alguien más, no dudes en hacerlo. Ya te dije que no estás solo, ¿no?”

Haruka aportó parte de su apoyo también, “También puedes contar con nosotras para cualquier favor que necesites.” También añadió una parte cómica a su aportación, “Si algún día escapas de casa, puedes quedarte a dormir en la nuestra, ¿a que sí, Atsumi?”

“…” Aún siendo forzada a entrar en esta ronda de aplausos sin mérito alguno, Otsuki no dijo nada. Su madre, bajando un poco el tono, le insistió un poco, “Vamos, di algo.”

“… Haz lo que te dé la gana.” Avergonzada de haber sido obligada a hablar de nuevo, Otsuki dijo lo primero que se le vino a la cabeza, intentando no mirar en mi dirección.

Yo también estaba avergonzado de que me dijeran todas esas cosas, de que me dieran esos consejos.

Es como si se hubieran olvidado de por qué estamos aquí.

El director continuó con la reunión, en la que solo quedaba una cosa principal que decir. Usó un tono formal y serio, como el que ha estado usando la mayoría del tiempo.

“Siento tener que decir esto después de incitar este ambiente, pero como dije antes, no puedo ignorar lo que habéis hecho. Por normal general, contando todas las cosas que han pasado, tendría que expulsaros por una semana, pero con lo que habéis mostrado aquí, solo se os expulsará por tres días. A partir del siguiente jueves podréis incorporaros de nuevo a las clases de forma normal.”

Dudo que vaya a ser de forma ‘normal’, pero bueno…

“Si.” Otsuki asintió por inercia, con un ligero tono de culpa, el cual buscaba cubrir una leve frustración dentro suya. Su disculpa fue genuina, pero uno no puede evitar molestarse al ser expulsado. Más que el castigo, me preocupa que algo así esté en mi expediente, nunca me han puesto una sanción de este tipo.

El tema principal fue resuelto, y de forma general, no había más que discutir. Nadie aportó algo necesario sobre lo que hablar, por lo que el director decidió hablar en dirección a Haruka, junto a Otsuki.

“Ustedes pueden irse ya a casa, a menos que tengan que decirme.” De una manera calmada y respetuosa, el director les ofreció cerrar la reunión, al menos, con ellas.

“Kenzo-san y Riku-san van a quedarse con usted, ¿verdad?” Con cierta formalidad en su voz, cosa poco característica de ella, Haruka le preguntó al director.

“Todavía tengo que hablar algunas cosas con :2!”;_¨`*-san. ¿Qué va a hacer usted, Riku-san?” De alguna manera, la atención volvió a estar encima mía, algo que no quería. Para evitar más estrés, debería de irme. A este punto, me da igual lo que piensen, ya es muy tarde como para pensar en eso.

“Si no importa, me gustaría irme.”

“No hay problema por mi parte. :2!”;_¨`*-san, ¿a usted tampoco le importa?”

“No, puedes irte si quieres, Riku.”

Todos de mi lado de nuevo. Es raro que sea tan fácil, que sean todos tan permisivos. Aún así, no pinto nada aquí ya, por lo que veo razonable que me dejen ir.

“Antes de eso, ¿podría decir una última cosa?”

Haruka interrumpió brevemente el intercambio de palabras, apelando a lo que dijo antes el director; esa cosa que tenían que decir.

“Vamos.”

Haruka le indicó a Otsuki que se levantara de su asiento, mientras ella hacía lo mismo. Ambas se pusieron una al lado de la otra, mirando a mi padre y a mí.

Acto seguido, ambas se inclinaron noventa grados, de la forma más recta posible, mostrando nada más que culpa.

“Siento mucho los problemas que le ha causado mi hija a su hijo. Juro que no volverá a repetirse.”

Otsuki añadió su parte, aún con un toque de vergüenza tras aquella seriedad, “Siento mucho lo que he hecho. Sé que es algo malo, y por eso, no volveré a hacer nada igual.”

Estaba sorprendido, algo que era de esperarse por mi parte, pero no por la de mi padre, quien compartía la misma emoción.

“Otsuki-san, no hace falta que se disculpe de esa forma. Ya hemos arreglado todo…” Por primera vez, vi a mi padre realmente nervioso. No a mi nivel, pero no le entusiasmaba mucho ver a Haruka y Otsuki de esa forma.

“Creo que esto es lo mínimo que debo hacer como madre. De igual forma, agradezco que se preocupe, :2!”;_¨`*-san.”

Mientras decía esa última frase, fue levantándose poco a poco. Otsuki, al ver a su madre volver a su postura normal, ella hizo lo mismo, para no quedar mal.

“Ya ha hecho lo mismo antes, al llamar a mi casa, por lo que ahora ambos nos hemos disculpado por todo.”

Con su tono amable de siempre, Haruka dio por resuelto todo este embrollo, por el cual ella casi no ha mostrado enojo. Es DEMASIADO amable.

Tras sonreír comentario de Haruka, mi padre me miró de vuelta, manteniendo un pedazo de aquel alivio. Por alguna razón, pensé iba a decirme algo malo.

“Ten cuidado a la vuelta, Riku.”

Me levanté de mi sitio cuando dijo eso, e iba a contestar con alguna respuesta genérica, pero habiendo escuchado su comentario, Haruka volvió a interrumpir.

“Puedo llevar a Riku a casa, nosotras hemos venido en coche.”

“Eso sería de mucha ayuda. ¿Quieres ir con ellas, Riku?”

Lo que menos quería escuchar no fue dicho, que era obligarme a quedarme aquí, pero la segunda cosa que más me preocupaba si la dijeron…

“… Es que…”

“No pasa nada, Atsumi no te va a hacer nada.” Dijo Haruka con un tono animado.

“¿¡P-por qué dices eso?!” Otsuki se olvidó donde estaba, y estalló ante la provocación de su madre. Justo después de decir eso, se tapó la boca, y junto a un tono rojizo en su cara, ella pidió disculpas.

“… Agradezco la intención, pero quería pasarme por la floristería para comprar unas flores, y…”

No pude acabar la frase, pero no hizo falta que lo hiciera.

“No nos importaría ir contigo.” Haruka insistió, aunque no de una manera exagerada ni irrespetuosa.

“No, no quiero que os desviéis tanto solo por esto, y además, me gustaría ir solo.”

Haruka cerró los ojos por un momento, “Mhhh.” Luego suspiró, “Bueno, si es lo que tú quieres, lo aceptaré.”

Habiéndome librado de posiblemente el viaje en coche más incómodo de mi vida, me giré a ver a mi padre.

“… Me acabo de acordar de que no llevo dinero encima. Si no te importa…”

“Para nada. No hace falta que me lo devuelvas luego. Y puedes comprarte algo más para tí con lo que sobre.”

Mi padre metió su mano es el bolsillo de su chaqueta, para sacar su cartera. Aunque, antes de que pudiera sacar algo de dinero, el director me llamó por mi nombre.

“Riku-san, cógelo.” El director dijo eso tras poner el la mesa, con un par de huevos bien grande, ofreciéndome un billete de 10.000 yenes en la mesa.

A ambos nos tomó por sorpresa este acto de caridad, a mi padre mucho menos que a mí, pero el fue el primero en rechazarlo educadamente.

“Director, no hace falta que le dé tanto dinero. Puedo dárselo yo, sería mucha molestia para usted perder tanto dinero para esto.”

“No es ninguna molestia. No he podido ir a ofrecerle mis respetos a ^[Ç+?-san todavía, y no creo que pueda hacerlo hoy tampoco, por eso quiero que Riku-san vaya a ofrecerle flores a su tumba de mi parte. Sería mucho pedir que lo hiciera esto con su dinero, por eso pido que acepte el dinero.”

“… Si es así, agradezco mucho su ofrenda.” Mi padre entendió al instante que lo que el director hacía era algo más que simplemente dar dinero, y, a pesar de ser un movimiento informal, quería respetar esta muestra de amabilidad. Rechazarlo sería algo egoísta.

Siguiendo las palabras de mi padre, decidí coger el dinero, y agradecer el acto inclinándome levemente. “Muchísimas gracias, director.”

Mi padre, aún así, sacó su cartera y me dio algo de dinero también. “Entonces, también me gustaría que compraras flores de mi parte también.”

Él sacó un billete de 5.000 yenes, y me los ofreció para darle más flores a quien se las merecía. Lo acepté sin mucha pega, más teniendo en cuenta el tono decaído que mi padre intentaba esconder tras ese comentario.

Me giré, para encarar a Haruka y Otsuki, ya que íbamos a salir juntos, pero cuando lo hice, ella estaba mirando su bolso. Justo después de eso, ella también saco so cartera, y de ella sacó otros 5.000 yenes.

“Nosotras iremos en otro momento a visitarla, pero aún así quiero que le des esto de nuestra parte. Puedes gastarte lo que sobre para lo que quieras.”

Junto a su comentario, ella juntó sus manos, dando un pequeño aplauso mientras me hablaba, de manera alegre y calmada.

“… Le devolveré lo que sobre cuando pueda.” Intentando mantener una compostura seria (inútilmente), quise por lo menos comprometerme a no ser tan avaricioso.

“Insisto, no hace falta que lo devuelvas. Tómalo como un regalo.”

“…”

No quise decir nada más; me sentiría mal si lo hiciera. Así, cogí los 5.000 yenes que me ofreció Haruka.

En menos de lo que canta un gallo, acabé teniendo 20.000 en mis bolsillos. No sé que tipo de atraco acabo de cometer, pero a sido muy efectivo. Ahora me sentiría demasiado mal si me fuera a casa con todo esto…

Al final, más que excusa, va a ser verdad y todo…

Tras ese intercambio, el director dijo unas últimas palabras antes de que nos fuéramos.

“Muchas gracias por haberme dejado parte de su tiempo para esto.”

“Gracias a usted también. Como siempre, sé que el instituto está en buenas manos con usted.”

Haruka se inclinó levemente tras el agradecimiento, el cual también funcionó como despedida.

“Gracias por su trabajo, director.” Otsuki también se despidió. Era el único que no lo había hecho todavía.

Incluso ahora, tras fijar un ambiente así, dudé sobre qué debería de hacer. No porque no supiera qué hacer, pero porque no sabía si debería de hacerlo.

Quizá lo digo con mal tono, y se enfada mi padre. Ah no, pero si no digo nada, también se va a enfadar…

“Muchas gracias por su trabajo.” Di la respuesta más normal que pude. El director me miró con una leve sonrisa, igual que a Otsuki.

“Os veré a ambos el próximo jueves.”

Así, la reunión con el director acabó, quizá, de la mejor forma posible.

2.

La puerta del despacho se abrió de nuevo, esta vez desde dentro. De ella salieron dos chicas, una madre y una hija, y detrás iba yo.

Según la excusa que me había inventado, ahora iba a ir a la floristería, y ellas iban a irse a casa sin más rodeos. Otsuki fue la primera en hablar cuando cerré la puerta al salir.

“… Mamá.”

“¿Si?”

“… Esto, sobre lo que dijiste antes en casa.”

“¿Cual de las cosas?”

“Ya sabes, lo que me dijiste que me ibas a comprar…”

“Ah, eso. Hehe, no te preocupes, te lo compraré cuando pueda. “

La audacia de preguntar eso justo después de una reunión seria sobre algo relativamente malo es impresionante. Más impresionante todavía es que su madre haya accedido. Y yo que tenía suficiente con no haber muerto…

“¿…? ¿Pasa algo, Riku?” Haruka vio como me quedé cerca de la puerta del despacho, sin apenas haberme movido. También estaba intentando ver a una dirección en la que no estuvieran ellas.

“Ah, no, solo tenía pensado ir al baño.”

“¿Te encuentras mal?”

“No, es para, ya sabes…”

Haruka, tras mi respuesta ambigua, sonrió levemente, e intentó cubrirse la boca con la mano.

“Mhh, entiendo. Ya estás en esa edad, después de todo.”

Al principió no entendí lo que dijo, pero al ver su reacción y pensar en lo que dijo, me sonrojé al instante.

“¡N-no es eso! ¡Yo no hago esas cosas!”

Otsuki se quedó perpleja con lo que dijo su madre, pero al ver mi reacción, le entró la risa. Al inició intentó aguantarse, pero no pudo hacerlo por mucho tiempo.

“Pfff…. ¡Hahahaha!”

“¿¡Y-y a ti qué te pasa, de que te ríes!?” Estaba molesto con la reacción que ella había dado, riéndose de mí como si fuéramos amigos. Sienta mal que se rían de ti, sabes.

“No, no, perdón. Solo… me hace gracia pensar en ello.”

Haruka se giró a ver a Otsuki, “Ara, ¿pensar en ello? Supongo que tú también estás en tu edad.” Aunque prácticamente se estuviera metiendo con nosotros, Haruka nunca usó un mal tono, seguía teniendo un timbre amable, aunque ahora un poco más travieso.

“¡No pienso en eso directamente!”

“¿Ahora quién se ríe de quién?” Aprovechando la oportunidad, le restregué en su cara su desgracia, mientras ponía una pequeña sonrisa burlona en mi cara, actuando de una forma mucho más abierta y cercana. Fue por costumbre.

Otsuki no fue capaz de decir nada, por lo que bajó su cabeza y mirada, con su cara roja como un tomate.

Ahhh, supongo que será tsundere. Aunque su cara no es mona, da miedo cuando se enfada, y con cualquier otra emoción es… mira por lo menos no da miedo siempre.

Haruka dejó de meterse con su hija, algo que no sabría decir si es bueno o no, para mirar hacia mi dirección. Yo ya me había movido al frente del pasillo, donde también estaban ellas, solo que a su espalda estaba la salida, y a mis espaldas yacía un largo pasillo.

“Riku, ya lo he dicho antes, pero si necesitas alguna cosa, puedes llamarnos.”

“… No tengo su número.”

“Ah, es verdad. Toma, puedes agregarme en Line.”

¿No es raro tener en contacto de una madre antes que el de su hija? Tampoco es que me vaya a ligar a ninguna de las dos. Creo que los desarrolladores todavía no sacan ninguna de las dos rutas.

Saqué mi móvil, y en poco tiempo, agregué a Haruka a mis contactos. No creo que nunca le diga nada, pero bueno, prefiero no quedar mal rechazando algo tan simple.

“Luego te pasaré el contacto de Otsuki. Así podéis hablar cuando queráis.” Como antes, Haruka dijo eso con ‘otras intenciones’. Otsuki estaba demasiado avergonzada como para quejarse de eso, estaba mirando a la ventana a su izquierda.

Nadie dijo más cosas, y Haruka dejó de pinchar a su hija, por lo que decidí cerrar este encuentro de una vez.

“Bueno, muchas gracias por ser tan amable conmigo.”

“No es nada, tú también eres un buen chico. Nosotras vamos yendo a casa. Háblale a ella sobre nosotras, y dile que iremos a verla dentro de poco.”

Quise ignorar lo que decía cada vez que hablaba sobre esa persona. Pude aguantar, y, casi sin estar nervioso, pude despedirme.

“Entonces, hasta la próxima.”

“Cuídate.”

Otsuki aún estaba un poco roja y molesta por haberse metido con ella un poco. Supongo que estará acostumbrada a ello, por lo que no se lo tomará a mal.

Me di la vuelta. Al principio, tenía pensado fingir ir al baño, pero me ha entrado sed ahora, por lo que dejaré de fingir.

¿No te olvidas de algo?”

Una voz en mi cabeza me hizo recordar.

Tenía mucha prisa por acabar este encuentro, y tener por fin un poco de tiempo a solas. Por eso, acabé ignorando lo que él me dijo.

Esta es una segunda oportunidad, no va a haber otra situación tan oportuna como esta, ¿en serio vas a dejarla ir?”

Mierda…

Podría irme sin decir nada, probablemente Otsuki no me dirá nada si no lo hago, no creo que se acuerde, y dudo que se enfade.

Aún así…

“Esto, ¿podría decir una última cosa?”

Me di la vuelta de nuevo, para encarar específicamente a Otsuki. Ellas estaban por irse, pero se dieron la vuelta cuando hablé. No dijeron nada, dejaron que les hablara directamente.

“… Otsuki, perdón, por lo que hice en clase…”

No podía mirar a sus ojos directamente, me limité a bajar mi mirada, y mirar a sus piernas. Todo sea por evitar verla a la cara, me daba miedo la forma en la que me podría estar mirando.

¿Qué hiciste en clase?”

“Siento mucho haberte pegado. Estaba demasiado nervioso, y no sé por …”

“Sé que lo sientes. Ya nos hemos perdonado los dos antes. No hacía falta que te disculparas otra vez…”

Me habló con un tono calmado, y algo comprensivo, pero nada más del otro mundo, era como si me hablara con el mínimo compromiso posible como para quitarse de encima una carga como la que soy.

Sabía que era algo innecesario decir algo así ahora. Solo me he puesto en evidencia, que vergüenza. ¿Por qué actúo de manera tan compulsiva?

“… pero, aún así, gracias por disculparte.”

Alcé mi mirada en el momento que usó un tono más amable, y pude ver su rostro. Este era iluminado por la luz anaranjada que entraba por las ventanas a la derecha del pasillo. Era una expresión indescifrable para mí, no sabía que asumir sobre ella. Estaba sonriendo, como si estuviera satisfecha con lo que dije, pero a la vez, se sentía forzada.

Más que calmarme, me sentía preocupado de que me ocultara algo. Me habían mostrado tanta amabilidad y respeto, y aún así, todavía dudaba de ellas.

Esto está mal, pensé. ¿No debería de aceptarlo como una cara de felicidad genuina? ¿Por qué pienso cosas tan rebuscadas? ¿Acaso todo tiene que ser un problema a resolver?

“… Háblale de mi parte también.” Otsuki, así, decidió dar por acabada la disculpa, dando la vuelta para irse junto a su madre, quien esperaba cerca, detrás suya.

Me quedé mirando sus espaldas por un momento, y el como se alegaban poco a poco, volviéndose más pequeñas cuanto más avanzaban.

De nuevo, me di la vuelta, y dejé de prestarles atención, por lo menos, con mis ojos.

Son, demasiado amables, las dos. Supongo que de tal palo, tal astilla. Si es así, ¿por qué no me parezco nada a mi padre? No puedo llegar a ser lo que es él, aún siendo su hijo.

Comencé a andar hacia el baño, que estaba un poco lejos de donde me encontraba.

No soy fuerte, no soy un buen chico; el director y su madre están equivocados. Alguien fuerte no recurriría a la violencia habiendo otras maneras de resolver el conflicto, después de todo, los fuertes deben proteger a los débiles.

Un buen chico no pegaría a alguien a menos que tenga una razón válida. Ya sé que mi razón no es válida, por eso mismo, no soy un buen chico.

Soy débil, tanto física como mentalmente. El físico es lo de menos. Mientras estés lo suficientemente saludable como para no caer en ninguna enfermedad severa, es suficiente. Ser alguien sano no es ser fuerte, es algo que te pide el cuerpo para vivir de buena manera.

Al final, sigues siendo igual de débil, ese palillo que tiene menos fuerza que una chica. Cualquiera me podría pegar una paliza si quisiera, por eso no quiero meterme en peleas. No me gusta pelear en primer lugar, ni pegar a nadie.

Normalmente pienso que es porque no quiero hacerle daño al otro, pero otras pienso que es porque no quiero que me hagan daño. Uno siembra lo que cultiva.

Pero en este mundo en el que estoy, la fuerza física es algo generalmente estético, que de vez en cuando te puede venir bien en situaciones especificas fuera del aspecto. Lo que realmente importa es la fortaleza mental.

A nadie le importa que estés mazado si luego te pones a llorar a la mínima que te pegan, o que estalles a la mínima que tu jefe se ponga a gritarte por haber hecho algo mal.

Hay muchos tipos de debilidad mental. Uno puede ser un poco tonto, uno puede no comprender bien los sentimientos de otros, o el ambiente en el que se encuentra. Uno puede ser torpe, le puede costar entender algo que en general es fácil de acatar. Joder, podría estar todo el día diciendo cosas así.

La mente, el comportamiento humano, y las relaciones humanas son tan complejas que todavía no sabemos lo que somos, por eso digo que hay una cantidad inmensa de debilidades mentales.

Concorde a esto, yo también soy alguien débil.

Me cuesta mantener a compostura con cualquiera que esté hablando conmigo, más si me hablan de forma hostil. Tengo una mente muy cerrada, normalmente solo veo lo que tengo enfrente, y el resto de cosas me las invento, nunca le doy importancia a los sentimientos ajenos.

Mi opinión sobre lo que ellos piensan de mí siempre prevalece ante su verdadera opinión.

Soy yo de quien estamos hablando, seguramente estén hablando de esa forma, no hace falta que se rían de mi para saberlo. Se rían de forma agresiva o amable, da igual, se están riendo de mí, y ninguno de ellos es mi amigo.

Cualquier ofensa que no venga de una amistad es algo que siempre va enfocado a herir, eso es lo que siempre creo. Solo es una chica riéndose en el pasillo con su amiga, ni siquiera me están mirando.

Solo con eso, ya pienso que se ríen de mí.

Llegué al baño, y sin pensarlo dos veces, entré. Estaba sediento, y quería limpiarme la cara y las manos. Entré al baño, y fui a uno de los lavabos, estaba bastante limpio.

¿Pero que pasa si de verdad se ríen de ti?”

Alguien me habló a través del espejo.

Ya lo hacen de por sí.

Eres demasiado optimista si piensas que la gente te presta tanta atención.”

Da igual que no sean todos, alguna que otra persona se ríe de mi cuando paso por los pasillos.

La única cosa de la que se ríen es del chiste que ha contado una de sus amigas, por dios.”

Pero, ¿y si se están riendo de mí?

¿Y que más te da? Ignóralas. Si de verdad se está riendo de ti, ignóralas, que les den por el culo, tampoco es como si se merecieran que te preocupes tanto por algo tan insignificante.”

¿Insignificante? Las apariencias lo son todo. ¿Cómo quieres que no me preocupe por algo así? ¿Y si… esparcen un rumor sobre mí?

Si eso pasa, debería de ir todo bien, siempre y cuando te comportes claro. No como ahora.”

Eso fue solo un impulso, ni siquiera quería hacer eso. Solo quería que te fueras de mi camino. Si me hubieras hecho caso y te hubieras quitado del medio…

Yo nunca te agarré del brazo, fue ella. Y como ella te agarró, tu la pegaste, no tienes excusa alguna, ¿y aún sigues buscando una?”

No es una excusa, es lo que pasó…

Todo lo que pasó fue que tu le pegaste una hostia en su nariz. Punto final.”

Eso ya lo sé…

¿Entonces por qué te preocupas tanto por las apariencias? Ya has dado una impresión cojonuda, ¿Qué más te da las cosas que digan sobre ti? Ya deberías de saber lo que pensarán después de esto.”

“… Sabes, quizá esta es alguna de las razones por las que no tienes más amigos.”

¿Y para qué quiero más amigos? Ya tengo, de igual forma, y eso es suficiente. No necesito tener más amigos que ellos.

¿Crees que son amigos realmente?”

Hemos estado toda la secundaria juntos, ¡claro que somos amigos!

¿Dejaría un amigo tirado a otro amigo de esa forma, como hizo _¨*^?¿· ?”

N-no, pero, aún así, por una vez no pasa…

Estaba ahí, en la misma clase, y no se dignó a hablarte ni en el recreo, cuando podíais tener un poco de privacidad. Te dejo tirado, acéptalo de una vez. No quería lidiar con ese tema del rumor, no quería que le vieran mal por juntarse con ese presunto ‘asesino’”

Si es así, entonces yo también deje tirado a =@º\’ cuando fue a pelearse. ¿Tampoco soy su amigo?

Ahí tenías derecho de no pegarte, ¿por qué tendría que ayudar en una pelea una rama como yo? Y tampoco tenías por qué ir a buscar a un profesor, dudo que eso sería algo que =@º\’ querría en una situación así. Aunque bueno, al final no acabo en nada muy grave.”

Como su amigo, debería de haber hecho algo, da igual si fuera en contra de mi opinión, o si no fuese lo que él hubiera querido.

A =@º\’ le cabreó que no hubieras hecho nada. No se enfadó con _¨*^?¿· , que fue el que llamó a un profesor y le llevó a ese lugar detrás del edificio, se enfadó contigo, que llegaste tarde, solo para ver como todo se resolvía por su cuenta.”

‘Gracias por la ayuda, Riku’ Dijo con una voz sarcástica y enfadada.

Solo estaba enfadado por la pelea, no pensaría algo tan tonto.

Ah, ¿entonces te ha dicho que no pasa nada? ¿Has hablado con él después de eso?”

...No, pero sé que no lo decía en serio.

¿Y si sigue cabreado contigo? Quizá es por eso que no te ha dicho nada, incluso después del incidente.”

Seguro que lo está pasando mal por eso.

Ah, pues _¨*^?¿· estaba muy sereno en clase, lo suficiente como para ignorarte.”

Seguro que &$%”! no te ha mandado ningún mensaje por esa misma razón. Seguro que le duele taaanto que no te ha dicho nada todavía.”

Necesitará tiempo para, superarlo. A él le gustaba, después de todo.

Estará enfadado contigo porque no le dices nada, por no haber dicho nada el día que ocurrió.”

No se lo dije en el momento, ¿pero cómo podría? Estaba en shock, y-

Y tanto dices sobre que nadie te habla, pero tú tampoco has intentado hablar con ellos, salvo cuando _¨*^?¿· te estaba ignorando. No has hecho esfuerzo alguno en hablar con ellos, no te lo has ni planteado, y aún así, quieres intentar hablar con Izumi, o la chica esa del móvil, como sea que se llame. ¿No te da vergüenza?”

Izumi ya me da igual. No la voy a volver a hablar de todas formas. Es inútil, no puedo sacar ningún tema de conversación, y ella responde de la manera más seca posible. Quizás solo me está evitando…

Como el resto. Un amigo no buscaría evitar a otro amigo. Ellos seguramente se hayan decidido, ¿por qué sigues dudando?”

Porque son mis amigos, no quiero, dudar de ellos.

Solo tienes miedo a perderlos porque sabes que no podrás hacer más amigos. Es por eso que piensas así.”

Es por eso que eres tan débil.”

Empapé mi cara con agua, para refrescarme un poco, y de paso limpiar mi cara. Ya me había lavado las manos, por lo que podía frotarme libremente los ojos. Tuve que cerrarlos para limpiarme la cara.

Cuando los volví a abrir, él ya no estaba hablándome, y el espejo volvió a funcionar. Reflejaba el baño, mostrando detrás mía todas las cabinas con inodoros dentro, una de ellas estaba casi cerrada, entornada, básicamente.

¿De verdad siguen siendo mis amigos?, eso fue lo que hizo que me preguntara. Una pregunta tonta al inicio, pero, cuanto más me preocupaba por ello, más duda. Todo lo que dijo tenía sentido, después de todo.

Ninguno de ellos fue a su funeral.

Cuando estuve allí, con Suzune, no vi a ninguno de ellos asistir a la ceremonia. Yo no fui al entierro, por lo que no puedo darme la razón, pero no fue porque no quería ir a verlo. No quería ir con tanta gente estando allí. Quería que fuese un encuentro privado, para así, poder hacer lo inevitable; llorar.

Si ninguno de ellos ha ido al funeral…

Tenía más razón por la que creer lo que él me dijo.

Tras beber agua, intenté secarme la cara con el secador automático que había en el baño, agachándome un poco para poder secar mi cara. Era una situación un poco patética de ver.

Fue ahí cuando me dí cuenta. ¿No estaba todo muy limpio?

Con echar un segundo vistazo, me di cuenta.

No había ningún urinario a la vista.

Además, todo estaba demasiado limpio. Al entrar al baño, estaba demasiado perdido en mi cabeza, tanto que no me fijé.

Que guay, estoy en el baño de las chicas.

Desafortunadamente, no soy ningún maestro de la masturbación, por lo que no tengo razón alguna por la que estar aquí.

“Menos mal que hoy es sábado y no hay casi nadie por los pasillos. Y mejor me callo la boca porque luego si no entra alguien aquí y me jode todavía más la vida.”

Parecía una situación sacada de un anime. Ya van demasiados despistes en racha, debería de parar.

“Dios, por si acaso me estás viendo ahora, ha sido todo un accidente. Yo solo quería lavarme las manos y la cara, no quería entrar aquí en primer lugar. Perdona mi error con una pizca de misericordia, por favor.”

Fui a la salida del baño de chicas, para asomarme a ver el pasillo, intentando ser lo más discreto posible.

Afortunadamente, no había nadie que pudiera verme, ni por los pasillos, ni por las ventanas. No soy tan descuidado como para no comprobar que no hay algún mirón afuera en el patio.

Sin dejar ir aquella oportunidad, salí del baño y me quedé cerca del baño de chicos. Después de volver a comprobar que nadie me había visto salir, me calmé considerablemente.

Agradecí que todo eso se quedará como un descuido personal, no sé que haría si pasara si se malinterpretara algo así.

“Muchas gracias por tu ayuda, Dios. Ahora voy a dejar de creer en ti, como de costumbre.”

Otra cosa que ya era costumbre era esa sensación de que quizás todo va a salir mal, de que estaba ciego y no he visto que había alguien afuera en el pasillo. Era una preocupación impulsiva, no tenía razones por las que preocuparme.

Sabía que todo en cuanto a eso iba a estar bien. Nadie me ha visto.

Haciendo caso a lo que dijo el director, en cuatro días volvería a clase. No sé si estaré preparado. El simple hecho de imaginar este pasillo lleno de gente, todos mirándome, me aterra.

Me sentiría mucho más oprimido que cuando Otsuki me habló por primera vez.

Me pregunto que tal estarán sus amigas.

No me preocupan mucho, ya que seguramente ella les explique todo. Seguro que, en primer lugar, se habrán despertado de la misma forma que ha hecho Otsuki.

A la gente le encanta la ficción y el chisme, cuanto más morboso sea mejor, por eso parte de la clase, quizás hasta del instituto, se habrá creído lo que la gente decía sobre mí.

Lo único que quiero es poder ignorar ese video, que nadie vuelva a mencionarlo nunca más, y mucho menos verlo de nuevo. Ya lo veo suficiente en mi cabeza.

Estaba en la entrada del instituto, observando la puerta enfrente de esta que daba al patio. Aquí fue donde perdí a _¨*^?¿·. ¿De verdad estaba huyendo de mí? ¿Le importaba tener una buena imagen? ¿Y si llegó a creerse también lo que la gente decía sobre mí?

Es imposible, es un amigo, no tiene sentido que se crea esas cosas tan fácilmente, me conoce de sobra…

“…”

Yo he dicho muchas veces que siento como si _¨*^?¿· y =@º\’ no fueran mis amigos, como no suelo interactuar con ellos directamente muy a menudo, siento que casi ni les conozco. Es como si solo fuesen mis amigos cuando estamos con &$%”!.

Pero, por distante que me sienta de ellos, quiero creer que son mis amigos. Puede que no sean amigos íntimos, pero por lo menos soy capaz de reírme junto a ellos de vez en cuando, y me lo paso bien cuando salgo con &$%”! y ellos.

Claro que me divierto también saliendo solo con &$%”!, pero siento que puedo hacer más el tonto cuando estamos todos. Como si, esa capa que tengo, que me impide hacer ciertas cosas, se quite ligeramente, permitiéndome ser más infantil; divertirme más.

Antes de salir del instituto, esta vez sí me acorde de cambiarme las zapatillas, como de costumbre. Esa vez no lo hice porque iba con prisa, pero ya es costumbre, no puedo y no voy a dejar de hacerlo.

Con mis zapatillas personales puestas, crucé la puerta de la entrada, que da prácticamente con la calle. Hay un muro que rodea al instituto, y enfrente de la entrada hay una gran verja, por donde los estudiantes entran.

El patio, las pistas, y la mayoría de los materiales escolares están detrás del edificio, en este pequeño pero largo hueco que sobra solo hay una cabaña en donde guardan cosas para el mantenimiento de la escuela, por si algo se rompe, par tener reemplazos o repararlo. También es otro lugar perfecto para meter palizas.

Ignoré lo lúgubre que se veía la cabaña, y salí a la calle.

Gracias a mi excusa, la cual fue más un plan espontáneo, se me encomendó hacer una sola cosa; darle flores como ofrenda por parte de ellos.

Así, convenientemente, podría darle mis propias flores, y estar solo.

Solo junto a ella, una vez más.