CAPÍTULO 357

—Irene, abrumada por la emoción, lanzó un largo y apasionado discurso, suplicando a Jace que se mantuviera a su lado. Pero subestimó la inteligencia de Jace.

Jace le tenía cariño, pero era muy consciente de la gravedad de la situación actual. Ignorando las palabras de Irene, rasgó una tira de tela de su ropa, vendó rápidamente su herida y luego la arrastró para alcanzar al grupo liderado por Kendall.

—¡Jace! ¡Ella me intimidó! ¿Por qué no me defendiste? —la voz de Irene era chillona con frustración.

—¡Jace! ¡Prometiste protegerme! ¿Estabas mintiendo?

—Jace... —la resistencia de Irene era feroz, su voz aguda e implacable, sin sentido del razonamiento en absoluto.

—¡Basta! ¡Cállate! Ella no te intimidó; ¡estás siendo completamente irracional! —Jace finalmente estalló, su paciencia agotada. Miró directamente a los ojos de Irene y por primera vez, la vio claramente.