—Aprendí de otros en mi tiempo libre —respondió Kendall mientras controlaba el globo aerostático.
—Entonces eres bastante increíble, y también eres muy calmada —elogió Jace sinceramente—. Neil asintió en reconocimiento.
Kendall miró a Jace sorprendida. No esperaba que la inteligencia de este chico volviera al nivel de las personas normales algún día.
—Tú... ¿por qué me miras así, marimacho? —Jace se sintió incómodo y un poco enojado cuando Kendall lo miró—. ¿No te he elogiado normalmente? ¿Tenías que mostrar esa expresión?
Kendall no pudo evitar reír, sus hermosas pupilas negras curvándose ligeramente. Este Jace es como un niño travieso del vecindario, tonto y lindo.
—Oye, ¿de qué te ríes? ¿Soy gracioso? —Jace se sonrojó, sintiéndose avergonzado.
Kendall lo ignoró y se concentró en volar el globo aerostático.
Jace estaba aún más insatisfecho. Quería decir algo, pero Irene, que estaba en sus brazos, abrazó su cintura con fuerza.
—¡Jace, tengo miedo! —ella lloró.