CAPÍTULO 361

La historia de Hannah es demasiado dolorosa para contar en detalle.

Una vez amó a su padre y lo consideraba un dios hasta que la —vendió— a un completo desconocido por el precio de —cinco ovejas.

Una vez esperó con ansias la bondad de su esposo y lo consideraba un dios hasta que la ató con una cadena de hierro y la obligó a vivir una vida peor que la de los animales en el corral.

Incluso el ganado y las ovejas tienen comida estable, pero ella tenía que medir el humor de su esposo para poder comer.

Ella estaba enojada, armaba un alboroto, lloraba y estaba triste.

Pero las mujeres a su alrededor le decían:

—Es tu culpa por no servir bien a tu esposo. Si no puedes hacer feliz y cómodo a tu esposo, es tu incompetencia.

—Esta es la regla establecida por nuestros antepasados. Todos la seguimos. ¿Quieres morir miserablemente? Entonces adelante, rompe las reglas.