Sentí un ligero escalofrío en la parte inferior de mi cuerpo, y al mirar hacia abajo, descubrí que estábamos en un cuerpo de agua.
Para ser exactos, estábamos en la orilla de la isla. Casi. Yo estaba sumergido en el lago hasta la cintura, lo que significaba que Aina y Zarfa estaban empapadas casi hasta el pecho.
—¡Agh!
¿Fue por eso que se aferraron a mis brazos?
—¡Aack--por qué estamos en el agua?!
...Supongo que no.
—¿Ella no te dijo dónde aterrizaríamos? —incliné mi cabeza y agarré a las dos chicas por la cintura, llevándolas hacia la orilla.
—Vaya... eres bastante fuerte Val--pero no, no hubo ninguna advertencia —Zarfa negó con la cabeza.