Yo y Doors y nuestro destino inseparable

—Hoo... es linda, ¿eh? —Levanté la ceja e Ian agitó frenéticamente la mano tratando de explicarse.

Pero Zarfa y Aina se inclinaron hacia mí para chismear sobre él —Es bonita y sexy.

—Él ni siquiera pudo hablar delante de ella.

—Oho.

—E-eso no... eso es solo...

—Lo sé, muchacho. Es solo la hormona juvenil —le di unas palmaditas en el hombro con lástima. Este tanque sería demasiado débil para encantar. Si Zia fuera un súcubo maduro, probablemente caería de rodillas frente a él y sería pateado por un elfo loco por las armas.

—...¿qué es una hormona?

Los tres transmigrantes agitamos las manos para despedir al joven paladín y seguimos caminando —Por eso dudabas en venir aquí con alguien más.

—Pues, ya que estamos a punto de decir que no le pediremos su ayuda más... es un poco incómodo, ¿no? —Zarfa se encogió de hombros.