Atravesar un portal no tomaba mucho tiempo; solo lo que uno tarda en cruzar una puerta. Uno o dos segundos como máximo. Solo parpadea y ya ha terminado.
Pero durante el tiempo que le tomó parpadear, Zarfa sintió que algo estaba mal. La calidez en su mano había desaparecido. Y cuando giró la cabeza por curiosidad, todo lo que pudo ver fue a Aina, quien también la miraba confundida. Sus manos estaban igualmente estiradas agarrando el aire vacío.
—¿Qué? —preguntó Zarfa.
—¿Valen? —preguntó Aina.
Parpadearon y por unos segundos, simplemente giraron a la izquierda y a la derecha buscando al medio-druida. Mientras lo hacían, se dieron cuenta de que no solo Valen no estaba allí, sino que tampoco podían encontrar a Jin y Fatia, que se suponía que estarían delante de ellas.