La flor floreció bajo la luz de la luna

Valen estaba nervioso antes, pero ahora se sentía extrañamente tranquilo.

Se enamoró de la luz de la luna dentro de los ojos de su esposo, y bañarse en esa luz de luna así solo le hacía sentir como si estuviera ahogado en los ojos de Natha. La niebla y el reflejo de la luna transformaban el pequeño lago en un estanque plateado, como si la noche no pudiera ser más mágica.

Y si eso no era suficiente para distraer su mente, solo necesitaba mirar la luz de la luna en los ojos de su esposo; la luz de la luna que siempre lo ahogaba en el amor y el afecto que siempre había deseado toda su vida; la luz de la luna que nunca dejaba de hacerlo sentir como si fuera la persona más preciada del mundo.