Aerlev

Transmigrar dentro de una novela no es realmente algo malo: conoces la historia, tienes el poder del futuro en tu mano, conoces todas las claves ocultas. Podrías terminar siendo el ser más poderoso y omnisciente de ese mundo.
Eso es, si no te despiertas durante el epílogo.
Y aún así me encuentro en el cuerpo de un sacerdote caído al final de la novela, un héroe trágico que tuvo su circuito de mana roto en la última guerra, siendo repudiado, ahogado en deudas y destinado a morir poco después.
Afortunadamente, conozco justo la cura.
Desafortunadamente, la cura estaba en manos de uno de los Señores Demonios, ya sabes, la raza con la que mi reino acaba de hacer guerra.
¿Me daría la cura si se la pido educadamente? No hay daño en intentarlo, ¿verdad? De todas formas, moriría si no consigo la cura.
—Claro, pero tienes que ser mi novia como precio —dijo el Señor Demonio.
...eh? —Señor, ¿sabe que soy (técnicamente) un sacerdote, verdad?

El Novio del Señor Demonio (BL)

Escuché un sonido de llanto desgarrador antes de abrir mis ojos, y escuché otro sonido de llanto cuando los abrí. ¿Venían del mismo origen? No tenía idea; no tenía tiempo para discernirlo, para ser exacto, porque tenía que enfrentar el torrente de lágrimas que caían en mi rostro.


No sabía que tanta agua podía salir de un pájaro tan pequeño.


Contrario a mi pensamiento, llamar por su nombre hizo que el pajarillo llorara aún más fuerte.


[¡Papáaa! ¡Papá está despierto! ¡Papá está despierto!]


Ah... ¿entonces no estaba solo durmiendo? Gradualmente, mi memoria volvió y recordé haber visto a Shwa florecer en el jardín. Estaba a punto de tomar mi diario y luego... nada.


—¿Cariño? —una voz comparativamente más calmada llegó a mis oídos—y eso era un juicio generoso, ya que incluso un grito podría considerarse más calmado que el llanto de Jade—. Cariño, ¿puedes oírme?


¿Es mi hijo avaro o glotón?