7.38 Lo siento

—No, no, no —Kaede negó apresuradamente por temor a que su cabeza saliera volando en el siguiente segundo—. Conmigo, la Hoja Venenosa aquí, ¿cómo va a morir? Lo que quiero decir es... He expulsado casi toda la droga de su sistema pero el residuo aún se aferra a su cuerpo. Podrá soportarlo hasta que llegue el antídoto. Por otro lado... —Kaede echó un vistazo a su jefe y dijo con cuidado—. ¿Estás seguro de que él dijo que esto es una droga sexual?

Moshe asintió sombríamente.

—Entonces para aliviar algunos de los efectos... —Kaede tosió—. ...sabes lo que hay que hacer, ¿verdad Jefe?

Lu Yizhou ya no podía seguir la conversación. Todos los sonidos y colores estaban distorsionados y sentía como si estuviera volando. Su cuerpo estaba pesado, pero al mismo tiempo, se sentía extrañamente excitado como si pudiera correr un maratón. ¡Qué frustrante! Apretó los puños y empujó contra las ataduras de sus muñecas, y las cadenas emitieron un crujido retumbante.