—¿Ocurrió algo grave? —preguntó Luo Yeqing frunciendo el ceño—. ¿Quieres que te ayude? —Por su aspecto, algo grande debió haber pasado o de lo contrario Qin Qiu no estaría tan preocupado.
«Debería ir a echar un vistazo», pensó Luo Yeqing. Este asunto era algo que le había confiado a Qin Qiu para que lo manejara cuando Ye Shun se negó a acercarse a alguien más que a Luo Huian.
Tampoco dejaba que nadie se acercase o tocase a Luo Huian.
Incluso a ella no se le permitía entrar en su habitación en aquel entonces.
Así que no tuvo más opción que dejar que Qin Qiu se hiciera cargo ya que ella misma estaba demasiado ocupada. Si algo grave había ocurrido, entonces sin duda Ye Shun la culparía aún más. Y ya era bastante malo que él la culpara por cosas que ni siquiera recordaba que ella había hecho en el pasado.
Hace años,
después del nacimiento de Luo Huian,