Había un zumbido molesto en mi oído, forzándome a despertar de un sueño profundo. No era de tener pesadillas, pero recordar a esa chica me dejó inquieta toda la noche.
Al sentarme, solté un suspiro. La vida es una perra, y luego te mueres, así que más vale vivir mientras estás vivo.
Mi cerebro, ya olvidándose de lo que me había despertado, fue arrastrado de vuelta al asunto en cuestión... el molesto zumbido.
—¿Jun Li? —pregunté, sin estar muy segura de qué estaba pasando. Sonaba casi como una radioaficionado intentando conectar.
—¿Sí? —respondió Jun Li a través de mi auricular. Gracias a Dios el zumbido se fue en cuanto él contestó. Empezaba a preocuparme de que estuviera desarrollando tinnitus, pero eso era más un timbre en los oídos y no tanto un zumbido.
—Nada, solo me preguntaba qué era el zumbido —dije somnolienta. Cayendo de nuevo sobre mi almohada, subí las cobijas hasta la barbilla.