—Kim observaba su reflejo en el espejo, una sonrisa satisfecha curvando sus labios. Perfecto. Todo sobre ella esta noche era perfecto. La tela reluciente de su vestido de muñeca se adhería a su figura en todos los lugares correctos, y su cabello caía en cascada sobre sus hombros perfectamente... dándole un aspecto más sensual.
—Veamos cómo Aiden logra resistirse a ella esta noche. No lo haría. No podría. Esta noche, finalmente consumarían su matrimonio, y con ello, ella aseguraría todo lo que siempre había deseado.
—Exhaló suavemente y sintió una vez más una sensación de logro. Era casi demasiado fácil. Qué tonta había sido Ella. No solo había asumido la culpa por la muerte de Serena, sino que también había reclamado tontamente la responsabilidad de organizar toda la boda.