—Genial —Chi Lian se levantó de un salto y dijo—. Vamos a trabajar, los veremos más tarde. Hablaba en nombre de ella misma y de Muyang.
—¿No vas a ir a Ctar, hermana? —preguntó Chi Zimo.
—Claro, tengo que probarme el vestido por si necesita ajustes. ¿Puedes llevarme, Muyang?
Él asintió y se fueron de la sala de estar de la mano.
—¿Por qué tu hermana va a probarse un vestido? —preguntó la mamá de Chi Zimo.
—Van a la subasta Hua mañana; francamente, me sorprende que a Muyang le interese asistir a una subasta de todo flores. El ochenta por ciento de los asistentes son mujeres —explicó Ringo y su desdén por la subasta era bien visible con el ceño fruncido en su rostro.
—Voy a ir a eso —dijo la vieja señora de repente con voz alegre.
—¿Debemos ir nosotras también? —preguntó la abuela An—. Podemos sentarnos juntas; quiero que Nuo haga algunas amistades cultas y qué mejor lugar para conocer mujeres cultas que la subasta Hua.