El salario del pecado

—Sosténla quieta —ordenó Meili mientras blandía ese cuchillo delante de los ojos de Yan Daya de un lado al otro de manera amenazante, asegurándose de que la mujer pudiera ver vívidamente ese afilado cuchillo de acero que le sacaría los ojos de las cuencas—. No te voy a dar anestesia; vas a sentir cada pedazo extenuante de dolor. Y después de quitarte los ojos, creo que tomaré tu voz y tus brazos. Verás, aquellas cosas que planeaste hacerles a mis hijos, yo voy a hacértelas a ti. ¿Qué es lo que dicen?, si vives por la espada mueres por la espada. Has matado a muchas personas, especialmente mujeres; has dañado a muchas y alimentado a tu bestia de tío, el Tío Yan Moon, incluyendo a una de tus amigas, Ai Wan. La gente decía que ella era más hermosa que tú en la universidad y te pusiste celosa, así que la drogaste, y tu tío mancilló su cuerpo de formas horribles. Incluso la quemó con puros en las nalgas y los pies.