La entrada de la Cafetería Bellory era una escena de caos, con cámaras destellando, voces de reporteros resonando, y personal de seguridad Welsh, haciendo que no fuera adecuado para atender a clientes en ese momento.
Amy estaba desconsolada por el desafortunado resultado del lanzamiento, especialmente considerando lo bien que iban las cosas anteriormente. A pesar de estar casada con Henry, ella entendía que su gran inversión en su empresa significaba que tenía que asegurarse de que generara beneficios.
La intensidad absoluta de los eventos que se desarrollaban la dejó completamente abrumada. No acostumbrada a ser el centro de tanta atención y enfrentada por una multitud considerable que parecía presionarla, se sentía como si estuviera siendo sometida a una forma de ataque.
La experiencia la dejó sintiéndose acosada, impotente y con la impresión de que todos esperaban ansiosamente su eventual colapso.