No hay necesidad de desayunar

—Amor, por favor, no me hagas esperar más. Solo puedo soportar tanto —imploró Henry haciendo sonreír a Amy.

Amy se alejó de Henry y se posicionó delante de él de rodillas —No te preocupes que no lo haré. Sin embargo, dije que no necesitas gastar mucha energía, ¿recuerdas? —Amy le recordó mientras rozaba sus manos en la cintura de sus pantalones.

—Ahora, ¿puedes levantarte para mí? Quiero meter 'eso' en mi boca —agregó Amy mientras levantaba una de sus cejas y le sonreía con picardía.

El corazón de Henry comenzó a latir con emoción mientras su imaginación corría desbocada. Al ponerse de pie frente a ella, diferentes imágenes de Amy chupándolo aparecían en su mente, haciendo que su polla latiera e hinchase aún más.

Amy no perdió ni un momento, con un agarre firme en la cintura de sus pantalones y calzoncillos los bajó de inmediato. Sus ojos no miraron a otro lado y esperaron el tesoro que pronto verían.