Resquicio

Tan pálidas como un fantasma es la mejor descripción para Amy y Ava, quienes permanecieron congeladas en su sitio al mirar nerviosamente a la mujer junto a la puerta que las descubrió dentro de la habitación prohibida. Ava sintió un sudor frío formándose en su frente mientras su corazón latía a una velocidad inimaginable, haciéndola querer desmayarse.

—¡Nana! ¿Tú también estás aquí? —Ava desvió su mirada hacia Amy después de escucharla preguntarle a la anciana.

—Lucas me pidió que le buscara su vino favorito y vi la puerta abierta. Ahora, salgamos de aquí antes de que el mayordomo las vea a ustedes dos aquí —dijo la mujer, y tanto Amy como Ava se apresuraron directamente hacia la puerta de regreso a la bodega de vinos.

—Supongo que esta encantadora señorita es de la que Lucas hablaba, ¿correcto? —preguntó la mujer anciana después de cerrar la puerta de la habitación prohibida.