Brazos fuertes y firmes envuelven la cintura de Amy mientras ella yace de lado izquierdo en la cama. Reconoce este calor y es algo que ama mucho. Sus labios se curvan hacia arriba mientras coloca su mano derecha sobre su mano errante.
Pronto sintió sus labios cálidos y húmedos aterrizar en su nuca y cuello. Su mano derecha se deslizó dentro de su camisa holgada acariciando su pecho desnudo mientras su mano izquierda se deslizaba en sus pantaloncillos directo a su raja, haciéndola gemir mientras él frotaba su clítoris en un movimiento circular.
—Parece que mi esposa ya está despierta. —Amy escuchó a Henry susurrar en su oído, enviando un escalofrío por su espina dorsal.
—Ahh… Mi amor… No me he cepillado los dientes y ya me estás mojando… Ahh… —Amy pronunció antes de que Henry metiera dos dedos dentro de su núcleo húmedo.
—No me importa… Aún así te amo… También me encanta cuando estás húmeda… —Henry murmuró antes de presionar su dureza contra su espalda.