—Está bien, dámelo —dijo con determinación.
Se sentía un poco tonta arreglándose así, pero su corazón latía aceleradamente.
Después de todo, quería verse lo mejor posible frente a Qin Feng, incluso en su forma de lobo.
En un instante, apareció una hermosa cadena plateada alrededor de su cuello, su colgante brillaba ligeramente. Su Jiyai se revisó en el espejo nuevamente.
El pelaje azul y la cadena realmente le daban un aspecto misterioso y elegante.
—Vale, creo que estoy lista —se dijo a sí misma, tomando una respiración profunda.
Se teletransportó a donde estaba Qin Feng. Su corazón latía tan fuerte que estaba segura de que él podía oírlo.
Qin Feng se giró, sus ojos se ensancharon al verla. Su boca se abrió ligeramente, pero luego sonrió suavemente.
—Te ves... hermosa.
El corazón de Su Jiyai dio un vuelco. Estaba tan nerviosa por cómo reaccionaría él ante su nueva forma, pero ver esa sonrisa en su rostro la hizo sentir un poco mejor.