Al escuchar la advertencia de esa persona, la cara de Wang Cheng cambió drásticamente, y giró bruscamente la cabeza.
Con esa mirada, su cuero cabelludo se entumeció como si lo hubiera golpeado un rayo.
Vio una mano pálida acercándose a su rostro. A través de los huecos entre los dedos, Wang Cheng podía ver claramente ese rostro joven algo siniestro.
—¡Fuera de aquí!
El rostro de Wang Cheng se volvió pálido y, en medio de su rugido, una armadura de profundo color púrpura apareció de repente en su cuerpo.
La armadura zumbó y estalló con una luz púrpura intensa, envolviéndolo de pies a cabeza.
Al mismo tiempo, sacó un trozo de papel, que rápidamente se agrandó y envolvió completamente a Wang Cheng.
Después de hacer todo esto, Wang Cheng aún sentía que no era suficiente. Apretando los dientes, agitó la mano y nueve agujas de plata aparecieron, disparando directamente hacia la mano.