—Y también se había asegurado de nunca mostrar sus verdaderos poderes a nadie y especialmente no a estos Espíritus Guerreros, con el fin de poder mantener una ventaja táctica cuando el momento adecuado finalmente llegara.
—Luego se inclinó hacia la base del cuello de Cassandra, y le dijo antes de hundir sus colmillos en la vena que la tentaba —esto te ayudará a sentirte mejor, mi pequeña princesa.
—Era hora de que ayudara a su pequeña princesa a fortalecerse, las Drakonits tenían el poder de compartir su energía con su amante y eso era exactamente lo que iba a hacer, además del éxtasis de hundir sus colmillos en su tierna carne, serviría perfectamente a sus planes.
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